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Mil doscientas toneladas de chiles jalapeños procesados diariamente en líneas de producción y distribuidos a través de 26 plantas en todo el país, pero con el doble de países en los que tiene representación alrededor del mundo literalmente: América, Europa, Asía y Oceanía.  Así lo explica «La Costeña» en el material audiovisual institucional con el que acompañó la disculpa pública a que la obligaron, hace menos de una semana, dos desleales, inescrupulosos, desvergonzados, exhibicionistas y hasta podría decirse que degenerados trabajadores (ahora ex empleados) de su enorme centro procesador en Ecatepec, Estado de México, al hacer circular por redes sociales una imagen en la que uno de ellos aparece en primer plano, aparentemente haciendo la «selfie», y al otro se le puede observar al fondo casi de espaldas, mostrando las nalgas mientras se halla frente a una banda por la que van pasando los chiles.  El día que se hizo pública la foto, cuando fue compartida masivamente a través de dispositivos móviles y ya nadie pudo pararla, hubo comentarios de todo tipo, desde los más sarcásticos y graciosos, hasta los más furibundos y condenatorios, pero además no falto quien hizo una observación singular, y fue la referente a esa postura del sujeto al que se mira viendo malévolamente a la cámara, desde lejos, con los pantalones a la altura de las rodillas: el que, cualquier hombre que se precie de serlo en verdad, aprende desde niño a «mear», u orinar, sin necesidad de hacer tal cosa como bajarse el pantalón, que para eso está el cierre, «zipper» o cremallera.  Y que en todo caso, la identidad de género (degénero) u orientación sexual de ambas personas estaba completamente en duda gracias, irónicamente, a ellos o ellas mismas.

Lo cierto es que al hacerse viral en redes sociales desde la semana anterior tan asquerosa como insólita escena, cualquier consumidor se ve fácilmente orillado a pensárselo dos veces antes de adquirir un producto comestible que lleve dicha marca o sello, cuando se halla haciendo compras en el almacén o tienda de autoservicio.  Y esto es, además de lamentable por injusto, como inevitable, muy desastroso, en términos económicos, para todo un gigantesco bloque representativo de la iniciativa privada, como es la empresa a la que pertenecía la pareja de, dirían los más espantados: «sodomitas», que incurrieron en tan aberrante acción.  Y lo es no sólo considerando tanto los datos más simples revelados al inicio de esta colaboración (y que, como se dijo, tienen como fuente a la misma compañía), como la considerable cantidad de empleos que genera ese solo corporativo, y luego las personas que se emplean en esas firmas que han surgido como prestadoras de servicios y proveedoras de La Costeña merced a la existencia de ésta, hablando desde productores agrícolas y transportistas, hasta comercializadoras exclusivas que sin duda debe de tener la muy mexicana empresa en otras latitudes del planeta.  Pero también implica un altísimo y hasta ahora incalculable daño financiero para nuestro país en materia de exportaciones y crecimiento dentro de los Estados Unidos por parte de dicha corporación, que hace poco más de diez años había adquirido a dos importantes marcas de alimentos enlatados surgidas en la vecina nación, y en 2014 todavía compró una más, en el mismo territorio.  Y todo por culpa de la ocurrencia, venganza, desquite, locura, maldad o, acaso, «simple travesurilla» de dos individuos que al mostrar el peor de sus rostros (literal), acabaron también dando lo mismo en materia de ocupación y referencias laborales.

Porque, si no se lo cree, piénselo cualquiera: ya estando entre los anaqueles del área de alimentos en conserva, dentro de cualquier cadena nacional o trasnacional, ¿qué se preferiría: tomar una lata de chiles La Costeña, o la de cualquier otra compañía…?  A quien esto escribe ya le pasó, y ante un dilema más complejo, por todas las posibilidades que envuelve: estando apenas el lunes pasado por comprar, entre otros productos, un simple paquete plástico de frijoles refritos y molidos ya listos para servir, recordando de pronto el incidente de La Costeña y por asociación mental, no se lo dudó dos veces para olvidarse de esa marca e irse con… alguna otra.  Algo, hay que reconocerlo, demasiado extremo e injusto, teniendo en cuenta que, si a posibilidades vamos, tratándose de cualquier otra empresa dedicada a lo mismo, en tanto no se esté a diario demostrando lo contrario de manera contundente, existe exactamente la misma posibilidad de que algún par de locos le juegue repentinamente a esa pareja de idiotas que salía en una película estelarizada por Jim Carrey, y haga cosa parecida o incluso peor… ¡Ugh!  Por lo pronto, la Comisión Estatal para la Prevención contra Riesgos Sanitarios anunció ya, este lunes al mediodía, sanciones contra La Costeña, por al menos cuatro situaciones irregulares detectadas en una revisión a su planta de Ecatepec, Edomex, donde ocurrió lo de la maldita selfie.  Y entre las acciones inmediatas está la incautación de un importante cargamente de latas de chiles en vinagre con peso neto superior a los 3 kilos y medio (lata para uso comercial o fiestero), que le representan, de entrada, más de un millón de pesos en pasivo.  Aquí se insiste: todo a causa de aquellos dos «pasivos».

La paranoia que se avecina es sólo equiparable a la que padeció este mismo columnista también el lunes cuando, a punto de entrar al supermercado de capital tampiqueño en el que hizo su mandadito exprés, le salió al paso un vehículo tipo expedición conducido por un hombre en edad de cesantía y con acento extranjero que le propuso: «Tú, soy italiano, ¿puedes ayudar cargar cosas en camioneta aquí, en hotel (señalando hacia atrás), y te doy propina?».  El primer impulso fue, en efecto, ayudar, y no por la propina sino por esa hospitalidad natural del mexicano y esa consideración que se debe tener para con las personas ya muy mayores, mas de pronto me vino una regresión, al estar por abordar el vehículo aquel, y recordé al amigo de todos los niños alertándome: «Ojo, cuate, mucho ojo», y a mis padres aconsejándome de niño jamás subirme al vehículo de personas extrañas.  Creo que si mis zapatos hubieran sido llantas habrían chillado como ruedas de vehículos calentando motores antes de un arrancón, porque me frené y quedé no sólo afuera del coche, sino además tan dubitativo, que el viejo casi enfurece mientras me gritaba: ¡¿Qué miras, qué miras dentro de mi camioneta?! ¿Qué buscas? ¡Soy italiano, quiero ayuda para cargar cosas pesadas que están en hotel!  Y es que, juro y perjuro que me acordé de las múltiples y aterradoras historias que, teniendo como protagonista justamente a un italiano y como escenario al estacionamiento de una tienda de autoservicio, circulan en internet como leyenda urbana desde hace por lo menos una década, si no es que más.  Apenado conmigo mismo por los temores y la indecisión, el terror psicológico y la paranoia que han sembrado en mí, como en muchos habitantes de esta conurbación sudtamaulipeca, los acontecimientos de los últimos doce años en términos de inseguridad pública, y por no quedar mal con el anciano aquel que se veía como a punto de llamar a don Corleone de lo exasperado, acabé diciéndole: «Mire, me atravieso corriendo al hotel, sí le ayudo», y para demostrárselo, en efecto, lo hice en el acto, pero de treparme al vehículo… ¡nel!  Aún así, con todo y que eran las nueve de la mañana de un día radiante, y aún estando en un área abierta como el «Bonito Inn» aquel, le di mi ayuda al muy diminuto y aparentemente inofensivo abuelito, a quien le quise explicar diciendo: «Usted perdone, pero en esta zona donde vivo, el asunto de la inseguridad…», sólo para ser interrumpido por el interlocutor con estas palabras: «¡Yo sé, yo sé!».

 

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Opinión

El silencio que nadie debía escuchar

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A Matamoros le urgía una vitrina de gran formato, algo diferente a lo que nos tienen acostumbrados allá en el norte tamaulipeco. La tendrá el próximo 30 de noviembre, cuando se corra el Maratón Bicentenario 2025, el primero certificado en Tamaulipas y el único que sirve como pase clasificatorio a la “Carrera hacia Boston”. No es poca cosa.

Así, por fin la frontera se pone en el mapa del atletismo internacional con un evento que promete atraer competidores, familias y visitantes de ambos lados del río Bravo.
El Gobierno del Estado lo entiende así. Su apuesta por el turismo deportivo va en serio. La Secretaría de Turismo empujó con fuerza este proyecto para que la carrera no solo sea una fiesta deportiva, sino una oportunidad de promoción urbana para una ciudad que ha sobrevivido a oleajes económicos, migratorios y de inseguridad. Una oportunidad ideal para que el municipio mostrara músculo.

Sin embargo, en Tampico, durante la rueda de prensa previa, Matamoros terminó haciendo justo lo contrario, sí, exhibió un vacío.
Ahí, frente a medios de comunicación, la representante de la Secretaría de Turismo municipal, Myria Zeldin Leal Guajardo, no logró articular ni un esbozo de la oferta turística de su ciudad. Cuando se le lanzó la pregunta más básica —qué pueden encontrar y disfrutar los visitantes que asistirán al maratón—, su respuesta se limitó al cabrito y al taco de aguacate con queso. Un menú escueto para un municipio con uno de los acervos culturales más amplios de Tamaulipas.

El problema no es la gastronomía, sino la falta de una visión mínima. Matamoros es sede del Museo de Arte Contemporáneo de Tamaulipas, con piezas y exposiciones de relevancia regional; alberga el Museo del Ferrocarril, que relata la historia económica que moldeó al noreste; guarda en el Museo del Agrarismo Mexicano una parte fundamental de la historia rural del país; y mantiene vivo el Museo Casamata, una fortaleza del siglo XIX que aún resguarda documentos, armas y vestigios que explican una parte de la identidad mexicana.

Pero nada de eso fue mencionado.
Tampoco la arquitectura del siglo XIX, la Casa Cross, ni la carga histórica que representan los episodios de la guerra México–Estados Unidos, estudiados incluso en universidades norteamericanas. Matamoros es la verdadera frontera histórica del país, pero el municipio presidido por Beto Granados, solo  decidió presentarlo como una parada rápida al cabrito.

La omisión no es menor. Con corredores provenientes de Texas, Nuevo León, Veracruz y Ciudad de México, esta era la mejor oportunidad para relanzar la imagen de la ciudad. El turismo deportivo no solo mueve atletas: mueve familias, derrama económica y narrativas positivas. Era el momento de presumir a la ciudad que guarda un patrimonio turístico cultural que otros municipios del estado, y del país, quisieran tener.

Pero la presentación dejó claro que Matamoros necesita más que un maratón, joder, necesita una estrategia turística profesional, políticos con altura de miras, no alcaldes y funcionarios que se creen guapos, funcionarios que tracen una propaganda basada en su riqueza real. El Gobierno del Estado ha hecho su parte. Ahora falta que el gobierno municipal aprenda a contar su historia.

El Maratón Bicentenario traerá deportistas, cámaras y atención. Ojalá también traiga el sacudón institucional que el municipio requiere para dejar de esconder su riqueza detrás de respuestas improvisadas, porque si no lo hicieron aquellas horas en las que el alcalde fue retenido por autoridades migratorias norteamericanas, pues, sabrá Dios que esperan esos matamorenses y sus carismáticas autoridades.

En la intimidad… Mientras Matamoros tropieza en la promoción, el municipio de Escobedo, Nuevo León, avanza con un empuje que se nota en cada cuadra. Andrés Mijes Llovera, alcalde reelecto para el periodo 2024-2027, gobierna con paso firme, respaldado por una administración que trabaja con velocidad de industrial neolonés y con la identidad tatuada de un tigre de corazón.

Escobedo vive una transformación acelerada, con inversión, infraestructura y una visión clara de crecimiento metropolitano. Quizá por eso no pasó desapercibido que Mijes se dejara ver en Tampico junto a un grupo de colaboradores, acompañando a la alcaldesa porteña, Mónica Zacil Villarreal Anaya, pues este fin de semana celebrarán el acto de hermanamiento entre ambas ciudades.

Tampico y Escobedo, dos polos estratégicos del noreste de México —uno industrial, otro logístico portuario— comienzan a tejer una relación que podría traducirse en desarrollo económico para Nuevo León y Tamaulipas. Mijes lo entiende y actúa. El hermanamiento no es solo un gesto diplomático: es una apuesta de futuro.

Y mientras algunos municipios olvidan contar su historia, otros la escriben todos los días, y entienden el papel de cada quien, claro, sin competencias absurdas, ni buscando una base extraterrestre.

davidcastellanost@hotmail.com
@dect1608

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Opinión

Alejandro Fernández le pone un alto a la “normalización de la violencia”

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Alex Fernández hizo lo correcto. Y lo hizo en un momento en el que muchos prefieren seguir cantando como si nada pasara, como si México no estuviera cargando un luto que ya es “cotidiano”.

Alex decidió postergar su concierto del próximo 28 de noviembre en Uruapan, Michoacán, por respeto a la memoria del alcalde Carlos Manzo, asesinado hace apenas unas semanas durante la celebración del Día de Muertos. La indiferencia, la omisión, y la violencia arrebataron a un hombre que, con todas sus limitaciones institucionales, se había plantado frente al gobierno estatal y federal para exigir ayuda ante el desbordamiento criminal, que, vale decirlo, no es exclusivo de Michoacán, no, claro que no, el país se le va de las manos también a  los de morena, solo que estos, son señalados de ser aliados de criminales. 

Lo de Alejandro, no se trató de una cancelación por conveniencia ni una jugada administrativa. Fue un acto de sensibilidad. Fernández entendió que presentarse en el municipio que aún llora a su alcalde habría sido un gesto de desconexión absoluta con la realidad. Su responsabilidad como figura pública lo llevó a un mensaje sobrio, respetuoso y necesario;  México está de luto y se necesita un respiro, un espacio para reflexionar.

El artista tenía pactada su presentación como parte del «Voz de mi sangre Tour» en el Salón Los Telares. Uruapan esperaba una noche de música y fiesta, pero la tragedia que golpeó a la comunidad terminó imponiendo un silencio obligado. Miles ya habían salido a marchar para exigir justicia para la viuda de Manzo, Grecia Quiroz, y para los dos hijos que quedaron marcados por una violencia que no distingue puestos ni apellidos.

Alex Fernández se sumó a ese sentimiento colectivo. Reconoció el clima de violencia que sacude Michoacán y comunicó que el concierto será reprogramado. Fue un gesto que honra la memoria del alcalde y acompaña a una comunidad que necesita tiempo para procesar el miedo y la rabia.

Fernández, en su comunicado, extendió un llamado a la calma, al respeto y a la reflexión sobre la crisis que enfrenta el país. No fue un mensaje grandilocuente. Fue una postura firme que lo coloca como ejemplo para otros artistas, empresarios y organizaciones camarales que suelen mantenerse al margen, viendo la tragedia desde el escenario o desde el palco. Su decisión demuestra que la industria del entretenimiento también puede solidarizarse y que la música, antes de ser espectáculo, es un puente hacia la empatía.

Alejandro Fernández eligió el camino correcto: detenerse, mirar, escuchar el dolor ajeno y respetar. Ojalá más voces públicas tengan esa misma claridad ¡ojalá!

En la intimidad…. Lo siguiente es más que curioso; Durante recorridos de seguridad en la colonia Palmas Diamante, en Reynosa, elementos de la Guardia Estatal fueron abordados por un hombre que logró escapar de sus captores. Estaba maniatado y relató que había sido privado de la libertad a bordo de una camioneta y posteriormente trasladado a una casa donde permaneció cinco días retenido.

Los oficiales se dirigieron al domicilio señalado. Al ingresar encontraron a un segundo hombre en la misma condición, con los brazos atados y debilitado tras ocho días de cautiverio. En el lugar se aseguró un arma larga, tres cargadores y 45 cartuchos útiles.

Las víctimas fueron canalizadas para recibir atención médica, mientras que los indicios quedaron bajo resguardo y fueron puestos a disposición de la Unidad de Investigación de la Fiscalía General de Justicia de Tamaulipas. Ambos sobrevivientes ahora forman parte de una carpeta que deberá reconstruir los días de violencia que vivieron, en una ciudad donde la inseguridad sigue siendo un recordatorio permanente de lo que aún falta por resolver.

davidcastellanost@hotmail.com
@dect1608

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Opinión

Generación sexta o solo una mala idea mal planeada

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La reciente movilización bautizada como protesta de la “Generación Z” terminó exhibiendo más torpeza que músculo social. No fue una radiografía del ánimo juvenil del país, sino un ejemplo claro de cómo una causa potencialmente válida puede diluirse cuando quienes la convocan no tienen un mínimo entendimiento del contexto, del calendario ni de la lógica social. Es decir, están en una vida paralela que los evidencia.

Aunque les duela, ahí les va. El primer error fue elemental, me refiero al haber convocado  en una fecha totalmente inconveniente. Hacer una marcha en pleno fin de semana largo, cuando el país está volcado al descanso, al consumo y a la derrama económica del Buen Fin, era garantizar que la conversación pública estaría lejos de temas políticos. Sin duda alguna, la mayoría de las personas estaba dedicada a aprovechar ofertas, viajar o convivir, no a revisar redes sociales con la intensidad habitual, mucho menos a sumarse a un movimiento cuya logística nunca quedó clara.

Ese desinterés natural se agravó con otro yerro de cálculo, sí, suponer que la ciudadanía, en días de asueto, iba a estar pegada al celular siguiendo contenido político. Las dinámicas digitales cambian en fechas festivas. Los hábitos se relajan.

Los organizadores ignoraron algo básico, que un movimiento que pretende irrumpir en el panorama nacional necesita que la gente esté atenta, no desconectada, incluso, que los burócratas estén en sus oficinas metidos en el trabajo, no pensando en sus vacaciones de fin de semana.

A ello se suma otro factor que, en regiones como la zona metropolitana de Tampico, era absolutamente previsible. Las protestas que presumen ser impulsadas por juventudes terminan fracasando cuando carecen de liderazgos jóvenes realmente genuinos. La convocatoria no prendió entre los sectores juveniles más activos de la zona. Y era lógico, esos jóvenes han demostrado, una y otra vez, que no siguen causas improvisadas ni proyectos sin estructura, es más, andan en otro mundo. El vacío lo llenaron adultos, opositores tradicionales, voces ya conocidas, lo cual terminó por romper la idea de una expresión auténticamente generacional, sí, mi tía Laura allí andaba y eso que ya le batalla para caminar, pero, como sea, le reconozco su valentía y empuje por amor a México.

En otras palabras, los organizadores quisieron presentar una irrupción juvenil, pero entregaron un acto dominado por adultos que, además, llegaron sin una narrativa cohesionada y sin capacidad para capitalizar políticamente el momento. No hubo claridad en las demandas, no hubo método, no hubo conducción. Una protesta sin brújula se convierte rápidamente en ruido blanco. Y eso fue.

La falta de logística se hizo evidente desde antes del arranque. No hubo estructura, no hubo planeación territorial, no hubo un mapa mínimo de operación. La protesta se fue inflando digitalmente, pero sin sustancia organizativa detrás. Y cuando un movimiento nace sin estructura, cualquier actor político puede absorberlo, distorsionarlo o utilizarlo para justificar lo que convenga. Ahí es donde entran personajes como los maromeros de Morena, expertos en convertir las fallas ajenas en excusas para refrescar sus narrativas y justificar sus propios excesos y abusos de poder. Les dejaron el camino demasiado fácil.

Es necesario decirlo con franqueza: esta protesta dejó ver un hartazgo social, hay deseos de cambio, hay jóvenes que quieren hacer algo distinto, pero, los organizadores desperdiciaron una oportunidad importante. En vez de incomodar al sistema, le regalaron una válvula de escape. En lugar de presionar, permitieron que se respirara. Cuando un movimiento no logra convertirse en un punto de quiebre, termina siendo un despresurizador que, lejos de tensar, relaja al poder.

Manifestarse no es una ocurrencia, es una estrategia. No es un hashtag, es una operación. No es un impulso, es una responsabilidad. Si se pretende construir un movimiento que represente a una generación completa, se necesita algo más que entusiasmo. Se requiere método, logística, inteligencia, una lectura fina del contexto y sobre todo la capacidad de convertirse en un verdadero contrapeso.

En la intimidad… Mientras unos improvisan protestas sin rumbo, otros sí están construyendo espacios de reflexión y diálogo con impacto real. Los días 6 y 7 de noviembre, la Universidad Autónoma de Tamaulipas, en coordinación con la Comisión Presidencial para la Reforma Electoral, el Gobierno del Estado y diversas instituciones, fue sede de los Diálogos sobre la Reforma Electoral. No fue un evento menor. La UAT abrió simultáneamente sus espacios físicos y virtuales en Nuevo Laredo, Reynosa, Matamoros, Ciudad Victoria, Mante y Tampico para un ejercicio plural que reunió autoridades, especialistas y comunidad universitaria.

El resultado fue contundente: más de tres mil propuestas recabadas y más de cinco mil asistentes. Un documento académico ya fue elaborado como testimonio de este esfuerzo colectivo.

El rector Dámaso Anaya Alvarado destacó la relevancia histórica del ejercicio para la Universidad, señalando que este proceso consolidó a la UAT como referente nacional en la formación de ciudadanía crítica y pensamiento democrático. Subrayó que la institución abrió sus puertas como nunca antes para un análisis profundo del sistema electoral mexicano, permitiendo que la ciudadanía reflexionara sobre los pilares que sostienen la vida democrática del país.

El rector reconoció la visión de la presidenta Claudia Sheinbaum por impulsar una reforma electoral incluyente y agradeció al gobernador Américo Villarreal Anaya la confianza depositada en la capacidad académica y social de la institución. Extendió también su reconocimiento al INE, al IETAM y a todas las instituciones públicas y privadas que respaldaron esta jornada cívica.

Mientras algunos movimientos sociales se desinflan por falta de método, la Universidad, desde la academia, está marcando ruta: abrir espacios, escuchar, debatir, construir y aportar. Esa es la diferencia entre la improvisación y la transformación.

davidcastellanost@hotmail.com
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La economía y los pueblos mágicos 

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La economía, como concepto y como ejercicio cotidiano, suele parecer un territorio para especialistas. Sin embargo, cuando una institución pública decide abrir sus puertas a la discusión global, es posible apreciar que detrás de cada indicador, cada gráfica y cada decisión de política pública, hay implicaciones directas para la vida de los ciudadanos. La Semana Internacional de la Economía, organizada por la Facultad de Comercio y Administración Victoria de la UAT, dejó claro que Tamaulipas requiere de más diálogos como este: conversaciones serias, informadas y sin triunfalismos, que permitan comprender hacia dónde se mueve el país y cuáles son las rutas que podrían mejorar el futuro inmediato de la región.

Durante cinco días, del 10 al 14 de noviembre, académicos e investigadores de organismos nacionales e internacionales se presentaron ante estudiantes que, quizá sin saberlo, están siendo testigos de un momento crucial para México. El panel inaugural, dedicado a la transición energética y al nearshoring, reunió a voces que han seguido de cerca fenómenos que ya impactan a la industria, el comercio y las finanzas en la frontera noreste.

El Dr. Rafael Alejandro Vaquera Salazar, la Dra. Yolanda Villegas González y la Dra. Ruth Azucena Bordallo Favela expusieron un panorama en el que México y Tamaulipas enfrentan tanto oportunidades de inversión como desafíos regulatorios. La transición energética, más que un concepto aspiracional, se ha convertido en un reto inmediato que exige visión, infraestructura y decisiones responsables. El nearshoring, por su parte, continúa atrayendo movimientos corporativos que redefinen cadenas productivas completas y que obligan a las regiones a estar preparadas técnica, administrativa y laboralmente.

En otra jornada, el especialista del Banco de México, Dr. Leonardo Torre Cepeda, recordó algo que suele quedar rezagado en las narrativas políticas: sin productividad no hay crecimiento real. Su análisis regional sobre el periodo 2006-2025 evidenció que la mejora de salarios, la competitividad y la estabilidad económica dependen de manera directa del rendimiento laboral y de la capacidad para generar valor. Lo que expuso no es un pronóstico, sino una advertencia: la productividad debe asumirse como un proyecto de Estado, pero también como una responsabilidad social que involucra a empresas, gobiernos y universidades.

A lo largo de la semana se sumaron actividades que permitieron a los estudiantes contrastar experiencias e investigaciones con enfoques diversos. Desde el conversatorio con alumnos de intercambio, hasta el Panel de Egresados, la UAT mostró una comunidad académica que dialoga con el mundo y que busca ampliar sus horizontes. El Dr. Jorge Omar Moreno Treviño abordó la relación entre transporte público y brecha de género en el mercado laboral, mientras que el Dr. Nahuel Oddone, de CEPAL, habló de políticas de desarrollo productivo en México, un tema que sigue siendo un pendiente nacional.

El cierre incluyó un análisis subnacional de políticas productivas, a cargo del Dr. Ramiro Esqueda Walle y del Dr. Francisco García Fernández, y un taller peculiar pero necesario: “Economía que se entiende”, una introducción a la lengua de señas que representa el tipo de inclusión educativa que debería ser constante.

La Semana Internacional de la Economía no fue un acto protocolario; fue un ejercicio de actualización académica que resalta la importancia de que la UAT continúe vinculándose con organismos que tienen mucho que aportar al desarrollo regional. En un estado que enfrenta desafíos complejos, eventos como este permiten abrir el diálogo y preparar mejor a quienes estarán involucrados en la toma de decisiones públicas y privadas durante la próxima década.

En la intimidad…El sur de Tamaulipas vive un momento de reposicionamiento turístico. En Pachuca, durante la séptima edición del Tianguis Nacional de Pueblos Mágicos, la alcaldesa de Tampico, Mónica Villarreal Anaya, recibió la estafeta para que la ciudad sea sede en 2026 de uno de los eventos más relevantes de promoción turística del país.

Ante representantes del sector, Villarreal Anaya destacó la ubicación estratégica de Tampico, que funge como punto de conexión natural con la Huasteca y con los destinos emblemáticos de Tamaulipas, como Tula y Ciudad Mier. La alcaldesa aseguró que la edición 2026 permitirá consolidar la oferta turística de la zona sur, detonando la derrama económica para hoteleros, restauranteros, transportistas y prestadores de servicios.

Acompañada por Karime Cámara Chaín, titular municipal de turismo, la alcaldesa puntualizó que su administración ya trabaja con las instancias federal y estatal para garantizar condiciones de logística, movilidad y seguridad. El reto es considerable, pero también lo es la oportunidad: más de 170 pueblos mágicos del país confluirán en un mismo punto, llevando consigo cultura, identidad y comercio.

Tampico se prepara para recibirlos. Y esta vez, la responsabilidad no es solo organizar un evento, sino demostrar que el sur de Tamaulipas tiene la capacidad y la visión para consolidarse como un referente turístico nacional.

davidcastellanost@hotmail.com

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