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Cuántas veces este Filósofo ve gente que no entiende que la vida no siempre transcurre del modo que queremos; si fuese así, no habría dolor ni sufrimiento, la vida en sí misma carecería de sentido, seríamos felices todo el tiempo.

Pero la realidad es una gran maestra que nos ayuda a aprender –a veces de manera dolorosa– las lecciones valiosas de la vida; una de ellas es que sólo nosotros podremos construir nuestra felicidad, que HOY es un  nuevo día en el que podemos comenzar una vida llena de dicha y satisfacción para liberarnos  de lo que nos limita, para conocer los secretos de nuestra existencia, para mejorarla;  porque dentro de nosotros está ese potencial que necesitamos para lograr que nuestra vida sea plena.

Víktor Frankl, en su libro “El hombre en busca de sentido”, expresa: “que el modo en que uno ve los acontecimientos es mucho más importante que los propios sucesos. Víktor era uno de los millones de judíos encerrados en campos de concentración nazi, durante la Segunda Guerra Mundial.

El régimen de Hitler le había quitado prácticamente todo: esposa, hijos, propiedades, etc. Él vio cómo asesinaban a sus amigos en el campo de concentración, también vio cómo muchos se suicidaban, mientras que otros perdían la voluntad de vivir, al rendirse… morían.

Decidió encontrar algo que los nazis no pudieran robarle, algo importante como para mantener su voluntad de vivir. Decidió que había una cosa que nadie podía quitarle: su capacidad para elegir su propia actitud, por muy malas que fueran las condiciones.

Víktor Frankl  no sólo sobrevivió a las atrocidades del campo de concentración, sino que también  se convirtió en uno de los psiquiatras más respetados del mundo. Ayudó a miles de personas que estaban a punto de rendirse, renunciando a la vida, a encontrar una voluntad renovada de vivir, demostrándoles que diariamente tenemos opciones y que las mismas nos pueden dar un nuevo significado a nuestra existencia”

Este Filósofo sabe que todos los días tenemos dos opciones: convertirnos en víctimas de las circunstancias o vencerlas; renunciar a nuestra libertad y dignidad  permitiendo que las circunstancias las moldeen o elegir una actitud digna y elevarnos por encima de nuestros problemas, pasando de un estado de derrota a uno de optimismo y esperanza, sacando lo máximo de nuestra vida.

Todos tenemos días difíciles, unos están llenos de cansancio, de dolor, otros de problemas; cuántas veces el panorama es desalentador, pero de pronto encontramos la solución a nuestro dificultad porque tenemos renovadas actitudes; la actitud es mucho más importante que la inteligencia, la educación, el talento o la suerte; es la  elección más trascendente que tomamos al construir nuestra vida, porque impacta en todo lo que hacemos.

La actitud es el punto de partida de todo éxito, quizá sea el mayor descubrimiento del hombre, porque podemos cambiar nuestra vida si modificamos las actitudes, que no son otra cosa que un estado de ánimo, un punto de vista mental, son los pensamientos y sentimientos que suceden en nuestro interior.

Las personas que tienen actitudes positivas, siempre esperan lo mejor; las que tienen actitudes negativas, esperan lo peor; lo increíble es que en ambos casos… las expectativas se cumplen.

Lo anterior me recuerda “aquel eterno aspirante a presidente municipal que recibió la noticia –la cual debía mantener en absoluta reserva–, de que esa noche sería el candidato.

No pudiendo contener la emoción llamó a su esposa:

–– ¡Vieja, te comunico que ésta noche te acostarás con el candidato a Presidente Municipal!

–– ¡Cielos!, qué distinción, y qué, ¿él viene o lo veo en un hotel?

–– No seas ‘endeja… ¡¡¡EL CANDIDATO SOY YO!!!”

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Opinión

Teletón, una causa que transforma… ¿de verdad?

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En Tamaulipas, la institucionalidad sigue apostando al poder de la solidaridad. Con el lema “Teletón cambia todo”, la presidenta del Sistema DIF Tamaulipas, María de Villarreal, dio el banderazo al boteo 2025, marcando el inicio de una nueva etapa en la recaudación social, esa que, cada año, despierta voluntades y también voces críticas.

Desde la explanada del DIF Estatal, la doctora Villarreal no vaciló al recalcar el compromiso de su administración con esta causa. Américo Villarreal Anaya y ella, insistió, han procurado estar presentes en todas las acciones que tienden la mano a los más vulnerables. Y esta vez no fue la excepción: la presidenta del DIF convocó a las titulares de los DIF municipales y a los Voluntariados de la Esperanza, para continuar un trabajo que, a su juicio, transforma vidas y mantiene la confianza intacta en la Fundación Teletón.

Durante el acto, Baldomero López Zamora, director general del CRIT Tamaulipas, lanzó elogios abiertos hacia el gobernador del estado, atribuyéndole un “profundo sentido humanista” que ha sido, según sus palabras, decisivo para mantener en pie al centro de rehabilitación. En el mismo tono, reconoció el liderazgo de la doctora Villarreal, destacando que la discapacidad no define el futuro cuando hay voluntad y compromiso institucional.

Este año, el DIF Estatal distribuye 381 ánforas en los 43 municipios y en cada Voluntariado de la Esperanza, buscando una meta que, aunque no se menciona con exactitud, apunta a superar los récords anteriores. Se anhela que cada moneda depositada se convierta en una oportunidad para los niños y jóvenes con discapacidad.

La Fundación Teletón entregó un reconocimiento especial a la doctora Villarreal por su compromiso en la edición pasada, además de distinguir a los municipios de Tampico, Reynosa, Altamira, Madero, Río Bravo y Mante, por haber encabezado la recaudación estatal en 2024.

Sin embargo, detrás de los aplausos y las fotografías, asoma un viejo dilema: ¿hasta dónde la filantropía debe seguir con lo que tendría que garantizar el Estado? ¿Hasta cuándo los ciudadanos seguirán asumiendo como propio un esfuerzo que, en realidad, es una obligación pública? Por ahora, la esperanza sigue su curso, y las ánforas volverán a circular por cada rincón del estado con esa confianza dada al Teletón y al DIF de la Dra. Villarreal.

En la intimidad… La alcaldesa de Tampico, Mónica Villarreal Anaya, ha demostrado una actitud distinta, sensible y cercana, que contrasta con los discursos grandilocuentes. Su gobierno, en medio de la emergencia por la creciente del río Tamesí, ha ofrecido respuestas inmediatas y efectivas.

Durante la novena reunión de coordinación con autoridades federales, estatales y municipales, la alcaldesa destacó la entrega de despensas, apoyos alimentarios y agua potable en el Sector Moscú, uno de los más afectados por las inundaciones. La participación de la Secretaría de Marina, la Secretaría de la Defensa Nacional y los tres niveles de gobierno fue fundamental para atender a cientos de familias damnificadas.

Más allá del protocolo, destaca el esfuerzo discreto pero contundente de los voluntarios y personal municipal, quienes prepararon y distribuyeron alimentos calientes casa por casa. Las acciones también incluyeron la entrega de insumos básicos, limpieza y la habilitación de albergues donde aún permanecen decenas de personas que lo perdieron todo.

Lo más significativo de esta historia, sin embargo, es la forma en que la alcaldesa ha sostenido su compromiso de no abandonar a las familias damnificadas. Desde los recorridos en las colonias hasta la gestión para restablecer servicios básicos como la energía eléctrica, Villarreal Anaya ha sabido colocarse del lado correcto: el de la gente.

En cada visita, deja claro que el gobierno municipal, respaldado por la coordinación estatal y federal, seguirá trabajando hasta que el último vecino pueda volver a su hogar en condiciones dignas. Aquí, la esperanza no es discurso, sino acciones concretas.

davidcastellanost@hotmail.com
@dect1608

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Opinión

Reparar lo que Barry se llevó

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La tormenta tropical Barry llegó, dejó su marca y ahora, entre la humedad y el lodo que aún persisten en algunas zonas de Tamaulipas, las cuentas comienzan a salir a la luz. El Gobierno del Estado, a través de la Secretaría de Obras Públicas (SOP), estima que serán necesarios al menos 40 millones de pesos para reparar los daños ocasionados en las carreteras.

Pedro Cepeda Anaya, titular de la dependencia, ha sido claro al explicar que la valoración preliminar arrojó afectaciones en carreteras estatales y caminos rurales de González, Xicoténcatl, El Mante y Llera. Zonas donde la conectividad ya era una lucha diaria, hoy enfrentan una nueva prueba.

Los caminos rurales, como siempre, se llevan la peor parte. Las partes bajas, los vados y los cruces de arroyos quedaron severamente afectados. Esta es una historia que se repite cada temporada, pero que ahora, con la presión de la ciudadanía, parece haber tenido una reacción más ágil. Cepeda Anaya afirma que las evaluaciones se mantienen activas con la intención de reabrir las vialidades lo más pronto posible.

En cuanto a la infraestructura federal, el panorama no es menos preocupante. Son más de mil metros los que registran daños, aunque al menos ya se reporta un avance del 55 por ciento en los trabajos de rehabilitación. Se avanza, pero la realidad es que en Tamaulipas cada tormenta es también una factura pendiente.

Las carreteras no solo conectan ciudades, también sostienen la economía, permiten el traslado de insumos y garantizan que las emergencias puedan ser atendidas. Cada peso invertido en su reparación es un paso hacia la recuperación, pero también un recordatorio de la fragilidad de la infraestructura frente a la fuerza de la naturaleza.

La tormenta Barry pasó, pero dejó claro que aún queda mucho por hacer en materia de prevención, mantenimiento y planeación.

En la intimidad… Mientras la atención está volcada en la infraestructura dañada, en Matamoros la comunidad universitaria escribe otra historia, una que no hace ruido pero transforma vidas.

La Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Tamaulipas mantiene un ritmo constante de actividades de humanismo social. Cada año, realizan cerca de cuarenta acciones de servicio a la comunidad, llevando salud y esperanza a sectores vulnerables.

En su programa “Salud y glucosa al día”, los estudiantes y docentes visitan centros asistenciales como el Asilo Pan de Vida, donde los adultos mayores, muchos de ellos sin familia, reciben atención médica periódica. Revisiones de glucosa, control de la presión arterial, cuidados generales y, sobre todo, compañía.

Estas visitas van más allá de lo clínico. Buscan despertar en los futuros médicos un sentido genuino de empatía y compromiso social. La salud emocional también es prioridad, porque saben que la soledad pesa tanto como la enfermedad.

La Facultad no se limita a los asilos. También realizan colectas de cobertores, ropa y alimentos, además de visitar casas hogar y escuelas primarias donde ofrecen pláticas de salud, reparten cepillos de dientes, pastas y hasta mochilas con útiles escolares. En fechas especiales, llevan alegría con dulces y piñatas al Centro de Atención Múltiple “Tzehuali”.

Esta labor discreta pero constante es la otra cara de Tamaulipas. Una cara donde la juventud, con bata blanca y corazón abierto, ayuda a construir un mejor mañana. Una cara donde la dignidad humana no es olvidada.a

davidcastellanost@hotmail.com
@dect1608

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Opinión

Tampico no puede ser capital de las huastecas si no respeta su herencia

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Julián Javier H.

TAMPICO.- Usted, originario de esta ciudad, dice que Tampico significa lugar de perros de agua o lugar de nutrias. Bueno, pues, está equivocado.

La traducción exacta es lugar de perros, pero canes o individuos del canis lupus familiaris. Esta es la toponimia correcta.

Lo sabían los fundadores cuando establecieron la ciudad en 1823. Poco después lo plasmaron en el escudo de armas que aprobó el Congreso del Estado en 1828.

Pie de foto
Escudo de Armas en la Sala de Cabildo de Tampico

Dos perritos miran desde la orilla el paso de un lanchero; son canes, no nutrias. Sus patas y su cola son largas; sus cuellos se estiran como buenos sabuesos para olisquear el aire.

Pero, el 27 de marzo de 1973, los desaparecieron. Dejaron en su lugar un par de nutrias, ya que un comerciante, Joaquín F. Cícero, sin conocimiento de la lengua tének, juzgó que estos animales eran mejores que los perros, y exigió el cambio.

Solo el cronista Antonio Martínez Leal denunció el atropello a las raíces de la ciudad. El sector empresarial no dijo nada.

Tampico, literalmente, está formado por dos palabras huastecas: tam, lugar de, y piko, perro, el cánido terrestre.

Hoy, Aurelio Regalado Hernández, actual cronista del puerto, propone la restitución de la toponimia clásica (y verdadera) de Tampico: lugar de perros y nada más, sin nutrias, castores ni otros acuáticos.

Pie de foto
Escudo de Armas en el acceso principal de Placio Municipal de Tampico

Para los escépticos, Regalado seleccionó algunos libros que prueban este significado, como el Vocabulario huasteco del estado de SLP, de 1977, escrito por Ramón Lanser; Noticia de la Lengua Huasteca, de Carlos Tapia Centeno, y el venerable Arte y vocabulario del idioma huasteco, impreso en 1711 por Seberino Bernardo de Quiroz. La coincidencia es unánime: pico’ significa perro. Rechazarlo, a pesar de la evidencia, es rechazar una herencia de siglos.

El pueblo huasteco pervive en esta ciudad tanto en la sangre de sus habitantes como en la comida, la música y el lenguaje.

Tampico no puede convertirse en capital de las huastecas, que abraza partes de San Luis Potosí, Veracruz e Hidalgo, si no muestra respeto por el significado original de sus palabras.

Si algo gusta a los visitantes, precisamente, es la herencia huasteca presente en pemoles, zacahuiles y huapangos.

Por lo tanto, reintegrarle a la ciudad la toponimia correcta, como propone Regalado, es un acto de justicia y reconciliación.

Si normalizamos estos errores de carácter histórico, incluso si cometemos más, Tampico no significará lugar de perros, sino lugar de tontos.

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Opinión

Discriminación y racismo latente en México

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Por: Zaira Rosas
zairosas.22@gmail.com

Los seres humanos estamos llenos de diferencias, mismas que deberían constituir
nuestra mayor fortaleza, sin embargo, en pleno siglo XXI pareciera que estas
diferencias son motivo suficiente para separarnos y generar prácticas constantes
de racismo y discriminación. Sí, aunque nos cueste creerlo México es racista y con
su misma gente.
Cuando escuchamos la palabra racismo pensamos en movimientos como los
generados en Estados Unidos después de la muerte de George Floyd o en la
lucha por la defensa de derechos humanos que durante siglos han librado las
personas cuyo color de piel no es blanco, sin embargo, el término sigue siendo
ajeno a las y los mexicanos, aunque constantemente perpetremos actos de
discriminación por diferencias similares.
El racismo es latente en nuestro país, muestra de ello es el trato preferencial que
tienen personas de tez blanca en múltiples lugares del país, las oportunidades de
trabajo que se ven disminuidas ante el oscurecimiento de la piel, los estereotipos
que quizás de forma inconsciente construimos y se ven replicados en el entorno
mediante medios de comunicación.
Un ejemplo es el video viralizado de una mujer agrediendo verbalmente a un
policía de CDMX, donde le gritaba de manera peyorativa “indio”, “naco” y otras
palabras por haberle puesto una araña a su carro y no querer pagar el
parquímetro. Acciones como esa suceden diario, principalmente en espacios de
gran desigualdad económica, hasta pareciera irreal que alguien de una tez no
blanca pudiera acceder a otras oportunidades.
Lo más preocupante es que esta discriminación no es solo anecdótica, sino
estructural. Según la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS 2022),
realizada por el INEGI, el 23.7% de la población mexicana declaró haber sido
discriminada en el último año por motivos de tono de piel, forma de vestir o clase
social. Esta cifra aumenta al 29% entre personas indígenas, y al 34% en personas
con discapacidad.
Además, el estudio “Por mi raza hablará la desigualdad” del Consejo Nacional
para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) y el Colegio de México, señala que
las personas con piel más clara tienen 52% más probabilidades de acceder a
educación superior que quienes tienen piel más oscura. En lo laboral, quienes
tienen tono de piel más claro ganan hasta 60% más que quienes tienen tono de
piel más oscuro, incluso realizando funciones similares.

Los medios de comunicación también tienen una responsabilidad significativa. En
televisión, comerciales o revistas, predomina una imagen estandarizada de
belleza: blanca, delgada, con rasgos europeos. Esta representación refuerza la
idea de que el éxito, la riqueza y la belleza son exclusivas de ciertos sectores de la
población, dejando fuera a la gran mayoría de mexicanos y mexicanas, que se
reconocen como morenos o de piel cobriza.
Este racismo no solo es cultural, también es político. La representación de pueblos
indígenas en espacios de toma de decisiones es prácticamente nula. Aunque
México reconoce más de 68 grupos lingüísticos originarios, sus voces siguen
siendo sistemáticamente ignoradas o utilizadas como símbolo folklórico, pero no
como actores activos en la vida pública nacional.
Reconocer que lo anterior es parte de nuestra realidad es el comienzo de cambios
estructurales necesarios para avanzar, comenzando con la educación básica
donde reconozcamos la diversidad y las diferencias como una fortaleza, tener
campañas de sensibilización y exigir una mayor representación, donde la
diversidad sea tangible incluso en las narrativas cotidianas. Comencemos a
transformar nuestros prejuicios para después lograr mejores formas de convivir.

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