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Opinión

El amor y el odio no son ciegos

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En términos rancheros “se enseñaron los dientes”. Durante 20  minutos cronometrados y desde el cruce fronterizo más importante de Latinoamérica, el gobernador de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, primero reconoció, luego recriminó y hasta exigió al presidente de México Andrés Manuel López Obrador, sus logros, compromisos sin cumplir, y respectivamente dar a Tamaulipas lo que por ley y derecho le corresponde cuando la entidad aporta 275 mil millones de pesos a la federación y forma parte del Sistema de Riego, más grande del país. 

Durante la gira presidencial por Nuevo Laredo “la isla de asfalto”, donde la Secretaría de Marina- Armada de México y la SEDENA, no tienen acceso por decreto criminal; nuevamente se vieron las caras el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas y el Comandante de Tamaulipas.

López Obrador y García Cabeza de Vaca, dos políticos con diferencias ideológicas y políticas muy marcadas, incluso hasta con temas personales pendientes por arreglar, se volvieron a medir en el rincón más norteño de la entidad tamaulipeca.

Dos personajes muy similares en su tenacidad, determinación y coraje para superar las situaciones difíciles por muy adversas que parezcan; Andrés y Francisco, dos iguales, capaces de sostenerse la mirada durante 20 minutos y más, sin guardar sus afilados dientes, pero firmes en su pensar y leales a su perteneciente estrategia en el arte de la guerra. 

Con el presidente de la República siempre atento a las peticiones, los logros de Cabeza de Vaca y diatriba contra los funcionarios de la Cuarta Transformación que pretenden engañar al jefe del Ejecutivo Federal; el tamaulipeco enalteció la paz y la seguridad que brinda el cabecismo a la sociedad, además, que debido al 40 por ciento del comercio entre EUA y México que pasa por Tamaulipas, Cabeza de Vaca se esfuerza por seguir en la pacificación estatal con una efectividad policíaca que lo posiciona en el top de entidades más seguras de México, claro, sin echar campanas al vuelo. 

Resultado de la estrategia contra la delincuencia que viene trabajándose de la mano con el Gobierno Federal, desde el sexenio pasado y en el presente de la autodenominada Cuarta Transformación; en Tamaulipas se tiene más flujo carretero, mayor  número de turistas. 

Logros que exigen la modernización del C4, así como la construcción de un C5 que servirá de ojos para la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, como para el Grupo de Coordinación, donde operan de manera conjunta federación, estado y municipios, estrategia de seguridad que se refuerza con la instalación de  3 mil 300 videocámaras en las carreteras de Tamaulipas y sus 43 ciudades. 

Sin quitarle la mirada de encima, observándolo de arriba abajo y en varias ocasiones hasta acentuando el discurso del tamaulipeco; el presidente de México, López Obrador, se mantuvo siempre sereno, su rostro casi sin gesticulaciones, pero con un lenguaje corporal dispuesto en todo momento y en escucha a las palabras del panista guadalupano García Cabeza de Vaca, quien desde que se paró de su asiento para dirigir su extenso y nutrido discurso de peticiones para bien de los tamaulipecos; respetuoso pidió permiso al presidente quien le alzó la mano derecha y respondió con el mismo respeto. 

Quizás el momento más polémico y complicado para los fanáticos obradoristas, esos que no piensan, solo ladran; fue cuando Cabeza de Vaca, le recordó al presidente su paso como Jefe de Gobierno del Distrito Federal, periodo en el que el tabasqueño exigía al Gobierno de la República, más presupuesto para beneficio de los defeños: “Le pido que se ponga en sus zapatos”, le dijo el gobernador al recordarle ese pasaje de su lucha política; entonces el ahora presidente Andrés Manuel López Obrador, se balanceó en su silla, y exhaló para volverse a poner cómodo y seguir atento por 5 minutos más al casi ametrallante discurso del panista tamaulipeco. 

Cabeza de Vaca, no claudica, no se cansa, reclama y reclama que los tamaulipecos aportan 275 mil millones de pesos a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), dinero que pidió al presidente regrese en obras, en la construcción de la carretera Costera y proyectos hidráulicos que se ocupan primordialmente en la Zona Metropolitana de Tampico; además de que para evitar un problema de seguridad nacional por la dependencia en el suministro de energía eléctrica con Estados Unidos, el gobernador tamaulipeco, le recordó al presidente que el 12 por ciento de toda la energía que se produce en México a través de la Comisión Federal de Electricidad, se genera en esta entidad vecina de Texas; Andrés Manuel, el presidente más querido de los últimos tiempos, nunca se cansó de acentuar.

Y entonces con la Constitución, y la Ley de Aguas Nacionales en la mano, Cabeza de Vaca, se apoyó en el Comandante Supremo para que juntos vean por el bien del campo y agricultores tamaulipecos, esos hombres que dejaron de aportar a México unos 2 mil millones de pesos, debido a que únicamente recibieron el 46 por ciento del agua que les correspondía para sus cultivos del Sistema de Riego 025, el más grande del país, el mismo de  donde dependen más  de 70 mil familias que por culpa de las verdades a medias de los funcionarios federales, han puesto y siguen poniendo en riesgo el campo tamaulipeco, pues amenazan -a decir del gobernador- de no otorgar a los agricultores tamaulipecos ni la mitad del agua que les corresponde para su siguiente cosecha.

“Que no exista confusión, hemos sido sumamente respetuosos con este tema presidente,  hemos sido prudentes; hemos evitado a toda costa y a usted la consta en el caso de Tamaulipas de politizar este tema; el  problema es que existen algunos funcionarios, incluso algunos opositores que confunden. Que confunden la prudencia con debilidad, no entienden, nosotros lo que estamos haciendo es buscando una salida legal y equitativa para los agricultores de Tamaulipas y que no quede la menor duda, que no quede la menor duda a nadie; vamos a luchar por la legalidad, vamos a luchar por nuestra tierra, vamos a luchar  por nuestra gente. Es por eso señor presidente que pedimos su intervención para poder resolver el conflicto del agua definitivamente, no solamente el que tenemos hoy en día y eso se puede hacer a través de las adecuaciones correspondientes a la normatividad que lleva a cabo la Comisión Nacional del Agua, pero sobre todo poner orden”, terminó su aguerrido discurso el gobernador, Francisco Javier García Cabeza de Vaca. 

Como la chica de atención al cliente o el buzón de queja y sugerencias, Andrés Manuel López Obrador, fue breve, y se comprometió a seguir trabajando en Tamaulipas, independientemente de las diferencias con el Gobierno local, además  dijo que seguirá apoyando al pueblo tamaulipeco, y procurará mantener las buenas relaciones a las tareas públicas que corresponden a su persona y la del gobernador.

Era lo menos que podía decir el presidente de todos los mexicanos, como igual, es lo menos que puede exigirse a Cabeza de Vaca, que alce enérgicamente  la voz por los tamaulipecos, pero que por favor deje de darle tanto valor a los perros del popular  presidente Andrés Manuel López Obrador, cuando con “El Peje”, perdón con el jefe de la nación, se entiende a la perfección. 

davidcastellanost@hotmail.com@dect1608

Opinión

Defender la verdad frente a la injuria

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La importancia de la verdad en el periodismo

Recientemente, en el sur de Tamaulipas, un reportero local de nombre Esteban Paredes sufrió una agresión física por parte del chofer de la presidenta del Sistema DIF Tampico.

Este colega, conocido más por su activismo que por su labor periodística, suele involucrarse de manera excesiva en los conflictos que cubre, tomando partido por una de las partes. Lamentablemente, en este caso, pasó de ser víctima a convertirse en victimario.

En un intento aparente por dañar la imagen del Gobierno Municipal, el reportero modificó su declaración ante la fiscalía, acusando a una compañera periodista —actualmente coordinadora de comunicación social del DIF— como su principal agresora.

Sin embargo, los videos que él mismo difundió en redes sociales muestran claramente que los principales involucrados en el altercado fueron él y el chofer, mientras que la compañera quedó atrapada en medio de los empujones.

En su transmisión en vivo inicial, el reportero señaló únicamente a su atacante, refiriéndose a una sola persona.

No obstante, desde el hospital, cambió su versión, acusando exclusivamente a la periodista y omitiendo al verdadero responsable.

Es evidente que, desde un punto de vista mediático, acusar a una empleada municipal resulta más conveniente que señalar a un chofer.

Debo aclarar que cualquier tipo de agresión a reporteros o representantes de medios de comunicación en el ejercicio de sus funciones es inaceptable y debe condenarse, pero en este caso ella, la compañera periodista no tiene responsabilidad.

Como periodista con casi 30 años de experiencia, siempre he defendido la libertad de expresión y el respeto al trabajo que realizamos en diversos ámbitos. Este es un derecho constitucional.

Sin embargo, también tenemos obligaciones éticas, y una de las principales es garantizar que lo que reportamos sea veraz.

Un reportero debe informar sobre los hechos de manera objetiva, dando espacio a todas las partes involucradas.

Cuando un periodista se involucra de manera tan parcial, deja de ser un informador para convertirse en activista. Esto no es ilegal, pero debe aclararse.

Escudarse en el ejercicio periodístico para acusar a la autoridad o incitar a la opinión pública, arengar a la gente, no es ético.

El verdadero periodismo cuestiona, investiga, recopila pruebas y las presenta de forma clara para demostrar si una autoridad incurre en irregularidades. Señalamientos sin fundamento solo conducen a la injuria y la calumnia.

En las columnas de opinión, expresamos puntos de vista personales sobre hechos reales, pero también buscamos proponer soluciones basadas en un análisis objetivo.

En este caso, es lamentable que un reportero haya pasado de víctima a victimario.

La reacción del gremio periodístico, que mayoritariamente defendió a la compañera señalada, respaldando su trayectoria y profesionalismo, refleja la diferencia de credibilidad entre ambos.

Este episodio debe servir como un recordatorio de la importancia de la verdad y la responsabilidad en nuestra profesión.

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Teletón, una causa que transforma… ¿de verdad?

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En Tamaulipas, la institucionalidad sigue apostando al poder de la solidaridad. Con el lema “Teletón cambia todo”, la presidenta del Sistema DIF Tamaulipas, María de Villarreal, dio el banderazo al boteo 2025, marcando el inicio de una nueva etapa en la recaudación social, esa que, cada año, despierta voluntades y también voces críticas.

Desde la explanada del DIF Estatal, la doctora Villarreal no vaciló al recalcar el compromiso de su administración con esta causa. Américo Villarreal Anaya y ella, insistió, han procurado estar presentes en todas las acciones que tienden la mano a los más vulnerables. Y esta vez no fue la excepción: la presidenta del DIF convocó a las titulares de los DIF municipales y a los Voluntariados de la Esperanza, para continuar un trabajo que, a su juicio, transforma vidas y mantiene la confianza intacta en la Fundación Teletón.

Durante el acto, Baldomero López Zamora, director general del CRIT Tamaulipas, lanzó elogios abiertos hacia el gobernador del estado, atribuyéndole un “profundo sentido humanista” que ha sido, según sus palabras, decisivo para mantener en pie al centro de rehabilitación. En el mismo tono, reconoció el liderazgo de la doctora Villarreal, destacando que la discapacidad no define el futuro cuando hay voluntad y compromiso institucional.

Este año, el DIF Estatal distribuye 381 ánforas en los 43 municipios y en cada Voluntariado de la Esperanza, buscando una meta que, aunque no se menciona con exactitud, apunta a superar los récords anteriores. Se anhela que cada moneda depositada se convierta en una oportunidad para los niños y jóvenes con discapacidad.

La Fundación Teletón entregó un reconocimiento especial a la doctora Villarreal por su compromiso en la edición pasada, además de distinguir a los municipios de Tampico, Reynosa, Altamira, Madero, Río Bravo y Mante, por haber encabezado la recaudación estatal en 2024.

Sin embargo, detrás de los aplausos y las fotografías, asoma un viejo dilema: ¿hasta dónde la filantropía debe seguir con lo que tendría que garantizar el Estado? ¿Hasta cuándo los ciudadanos seguirán asumiendo como propio un esfuerzo que, en realidad, es una obligación pública? Por ahora, la esperanza sigue su curso, y las ánforas volverán a circular por cada rincón del estado con esa confianza dada al Teletón y al DIF de la Dra. Villarreal.

En la intimidad… La alcaldesa de Tampico, Mónica Villarreal Anaya, ha demostrado una actitud distinta, sensible y cercana, que contrasta con los discursos grandilocuentes. Su gobierno, en medio de la emergencia por la creciente del río Tamesí, ha ofrecido respuestas inmediatas y efectivas.

Durante la novena reunión de coordinación con autoridades federales, estatales y municipales, la alcaldesa destacó la entrega de despensas, apoyos alimentarios y agua potable en el Sector Moscú, uno de los más afectados por las inundaciones. La participación de la Secretaría de Marina, la Secretaría de la Defensa Nacional y los tres niveles de gobierno fue fundamental para atender a cientos de familias damnificadas.

Más allá del protocolo, destaca el esfuerzo discreto pero contundente de los voluntarios y personal municipal, quienes prepararon y distribuyeron alimentos calientes casa por casa. Las acciones también incluyeron la entrega de insumos básicos, limpieza y la habilitación de albergues donde aún permanecen decenas de personas que lo perdieron todo.

Lo más significativo de esta historia, sin embargo, es la forma en que la alcaldesa ha sostenido su compromiso de no abandonar a las familias damnificadas. Desde los recorridos en las colonias hasta la gestión para restablecer servicios básicos como la energía eléctrica, Villarreal Anaya ha sabido colocarse del lado correcto: el de la gente.

En cada visita, deja claro que el gobierno municipal, respaldado por la coordinación estatal y federal, seguirá trabajando hasta que el último vecino pueda volver a su hogar en condiciones dignas. Aquí, la esperanza no es discurso, sino acciones concretas.

davidcastellanost@hotmail.com
@dect1608

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Reparar lo que Barry se llevó

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La tormenta tropical Barry llegó, dejó su marca y ahora, entre la humedad y el lodo que aún persisten en algunas zonas de Tamaulipas, las cuentas comienzan a salir a la luz. El Gobierno del Estado, a través de la Secretaría de Obras Públicas (SOP), estima que serán necesarios al menos 40 millones de pesos para reparar los daños ocasionados en las carreteras.

Pedro Cepeda Anaya, titular de la dependencia, ha sido claro al explicar que la valoración preliminar arrojó afectaciones en carreteras estatales y caminos rurales de González, Xicoténcatl, El Mante y Llera. Zonas donde la conectividad ya era una lucha diaria, hoy enfrentan una nueva prueba.

Los caminos rurales, como siempre, se llevan la peor parte. Las partes bajas, los vados y los cruces de arroyos quedaron severamente afectados. Esta es una historia que se repite cada temporada, pero que ahora, con la presión de la ciudadanía, parece haber tenido una reacción más ágil. Cepeda Anaya afirma que las evaluaciones se mantienen activas con la intención de reabrir las vialidades lo más pronto posible.

En cuanto a la infraestructura federal, el panorama no es menos preocupante. Son más de mil metros los que registran daños, aunque al menos ya se reporta un avance del 55 por ciento en los trabajos de rehabilitación. Se avanza, pero la realidad es que en Tamaulipas cada tormenta es también una factura pendiente.

Las carreteras no solo conectan ciudades, también sostienen la economía, permiten el traslado de insumos y garantizan que las emergencias puedan ser atendidas. Cada peso invertido en su reparación es un paso hacia la recuperación, pero también un recordatorio de la fragilidad de la infraestructura frente a la fuerza de la naturaleza.

La tormenta Barry pasó, pero dejó claro que aún queda mucho por hacer en materia de prevención, mantenimiento y planeación.

En la intimidad… Mientras la atención está volcada en la infraestructura dañada, en Matamoros la comunidad universitaria escribe otra historia, una que no hace ruido pero transforma vidas.

La Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Tamaulipas mantiene un ritmo constante de actividades de humanismo social. Cada año, realizan cerca de cuarenta acciones de servicio a la comunidad, llevando salud y esperanza a sectores vulnerables.

En su programa “Salud y glucosa al día”, los estudiantes y docentes visitan centros asistenciales como el Asilo Pan de Vida, donde los adultos mayores, muchos de ellos sin familia, reciben atención médica periódica. Revisiones de glucosa, control de la presión arterial, cuidados generales y, sobre todo, compañía.

Estas visitas van más allá de lo clínico. Buscan despertar en los futuros médicos un sentido genuino de empatía y compromiso social. La salud emocional también es prioridad, porque saben que la soledad pesa tanto como la enfermedad.

La Facultad no se limita a los asilos. También realizan colectas de cobertores, ropa y alimentos, además de visitar casas hogar y escuelas primarias donde ofrecen pláticas de salud, reparten cepillos de dientes, pastas y hasta mochilas con útiles escolares. En fechas especiales, llevan alegría con dulces y piñatas al Centro de Atención Múltiple “Tzehuali”.

Esta labor discreta pero constante es la otra cara de Tamaulipas. Una cara donde la juventud, con bata blanca y corazón abierto, ayuda a construir un mejor mañana. Una cara donde la dignidad humana no es olvidada.a

davidcastellanost@hotmail.com
@dect1608

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Tampico no puede ser capital de las huastecas si no respeta su herencia

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Julián Javier H.

TAMPICO.- Usted, originario de esta ciudad, dice que Tampico significa lugar de perros de agua o lugar de nutrias. Bueno, pues, está equivocado.

La traducción exacta es lugar de perros, pero canes o individuos del canis lupus familiaris. Esta es la toponimia correcta.

Lo sabían los fundadores cuando establecieron la ciudad en 1823. Poco después lo plasmaron en el escudo de armas que aprobó el Congreso del Estado en 1828.

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Escudo de Armas en la Sala de Cabildo de Tampico

Dos perritos miran desde la orilla el paso de un lanchero; son canes, no nutrias. Sus patas y su cola son largas; sus cuellos se estiran como buenos sabuesos para olisquear el aire.

Pero, el 27 de marzo de 1973, los desaparecieron. Dejaron en su lugar un par de nutrias, ya que un comerciante, Joaquín F. Cícero, sin conocimiento de la lengua tének, juzgó que estos animales eran mejores que los perros, y exigió el cambio.

Solo el cronista Antonio Martínez Leal denunció el atropello a las raíces de la ciudad. El sector empresarial no dijo nada.

Tampico, literalmente, está formado por dos palabras huastecas: tam, lugar de, y piko, perro, el cánido terrestre.

Hoy, Aurelio Regalado Hernández, actual cronista del puerto, propone la restitución de la toponimia clásica (y verdadera) de Tampico: lugar de perros y nada más, sin nutrias, castores ni otros acuáticos.

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Escudo de Armas en el acceso principal de Placio Municipal de Tampico

Para los escépticos, Regalado seleccionó algunos libros que prueban este significado, como el Vocabulario huasteco del estado de SLP, de 1977, escrito por Ramón Lanser; Noticia de la Lengua Huasteca, de Carlos Tapia Centeno, y el venerable Arte y vocabulario del idioma huasteco, impreso en 1711 por Seberino Bernardo de Quiroz. La coincidencia es unánime: pico’ significa perro. Rechazarlo, a pesar de la evidencia, es rechazar una herencia de siglos.

El pueblo huasteco pervive en esta ciudad tanto en la sangre de sus habitantes como en la comida, la música y el lenguaje.

Tampico no puede convertirse en capital de las huastecas, que abraza partes de San Luis Potosí, Veracruz e Hidalgo, si no muestra respeto por el significado original de sus palabras.

Si algo gusta a los visitantes, precisamente, es la herencia huasteca presente en pemoles, zacahuiles y huapangos.

Por lo tanto, reintegrarle a la ciudad la toponimia correcta, como propone Regalado, es un acto de justicia y reconciliación.

Si normalizamos estos errores de carácter histórico, incluso si cometemos más, Tampico no significará lugar de perros, sino lugar de tontos.

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