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Opinión

En busca de soluciones

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Por: Zaira Rosas
zairosas.22@gmail.com

Camino un 25 de noviembre por el centro de la ciudad, hago énfasis en la fecha porque es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y el comienzo de 16 días de activismo que proponen concientización a través de diversas actividades, la mayoría de estas se enfoca en portar un color como el naranja, que es el oficial de la campaña o incluso morado. Sin embargo, seguimos sin atender de raíz el verdadero problema: la violencia.

Mientras recorro un callejón en pleno corazón de la ciudad, me topo con un hombre que de inmediato me grita todo tipo de improperios, acelero el paso porque noto que no hay una sola persona en todo el trayecto y lo que eran en realidad 100 metros me parece al instante una eternidad.

El hombre de inmediato empieza a tocarse mientras me grita y ahora ha comenzado a seguirme, acelero más el paso sin siquiera poder voltear para corroborar que se ha quedado en el tramo solitario. Mi corazón está acelerado del terror, es medio día, he llegado a la avenida principal, atascada de gente y aún así segundos atrás me sentí sumamente en peligro, mi historia es algo común, le ha ocurrido a infinidad de mujeres, lo sé porque en cuanto lo platiqué en mi oficina a todas les había pasado algo semejante en distintos puntos.

Hace menos de un mes leí el caso de un hombre que incluso eyaculó encima de una mujer en una fila de una farmacia, el agresor fue captado por las cámaras, pero logró huir sin mayor problema. Mi agresor ni siquiera sería buscado porque probablemente se trataba de un indigente y si intento poner una queja al respecto, la respuesta de las autoridades sería: ¬¬¬No hay nada que podamos hacer. Aún así esta sigue siendo una historia menor, al compartirla la respuesta natural era recomendarme no estar sola o hasta preguntarme cómo vestía.

En México 9 de cada 10 mujeres son asesinadas al día, los atentados comienzan así, como algo que el común de la población considera leve. Entre las mujeres asesinadas al día, también hay menores de edad, niñas que fueron arrebatadas de sus padres o incluso que tuvieron que convivir con el agresor porque se trataba de un familiar.

Las calles de nuestro país serían el escenario perfecto para cualquier historia de terror, pues de 2015 a 2020 más de 700 niñas fueron asesinadas en la vía pública y 558 en sus viviendas. El feminicidio es una realidad latente, constante, que exige de manera urgente atención, respuestas y medidas constantes por parte de las autoridades, pero no es la única, también nos enfrentamos a delitos sexuales, a violación de derechos y muchos otros con un mismo origen.

El problema de raíz sigue siendo la violencia de género, el desinterés social ante cifras aterradoras y una constante desigualdad de género. Nuestra cultura es tan machista que, si en vez de caminar sola me hubiera acompañado un hombre, tengo la certeza de que el depravado con el que me cruce sólo habría agachado la cabeza.

Pero de nada me sirve que me digan que debo ir acompañada, vestir diferente o las palabras de consuelo, porque sé que sigo expuesta, igual que cada una de las mujeres en mi país. Si un callejón en pleno centro es un punto de peligro, también lo es el hogar donde un hombre gritaba a su pareja, lo es la escuela donde un estudiante atacó a su compañera, la parada del camión a altas horas de la noche, cualquier espacio público o privado es el escenario perfecto de un crimen si su población no es atendida, si las leyes no castigan.

Las pautas a seguir para verdaderamente atacar el problema las conocemos de antaño: promover marcos normativos integrales, fortalecer las instituciones, etc., para que entonces la ley pueda ser más justa, pero entonces nos topamos con la equidad, al día de hoy la ley sigue siendo en su mayoría controlada por los hombres, ¿cómo podrían ellos entender una violencia que no sufren?, sin duda hemos avanzado, pero el camino es largo y apenas hemos dado uno o dos pasos.

Necesitamos profundizar más en el tema, entenderlo y poner los reflectores sobre estos datos e historias incómodas, porque México no es naranja, se pinta día con día del rojo de la sangre de sus mujeres.

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Con el agua hasta el cuello, pero, con cuentas claras

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Entre los titulares de la semana, uno de los anuncios que merece especial atención —y que, en otras épocas, habría pasado desapercibido entre la maraña de escándalos— es el reconocimiento financiero otorgado a Tamaulipas por la agencia HR Ratings, que ratificó la calificación HR A+ con Perspectiva Estable al Gobierno estatal. Detrás de ese dato técnico hay un mensaje claro: la administración de Américo Villarreal Anaya ha logrado mantener orden y disciplina en un entorno económico nacional complejo y de presiones constantes.

De acuerdo con el secretario de Finanzas, Jesús Lavín Verástegui, el Estado cerró 2024 con un superávit financiero equivalente al 2% de los ingresos totales, gastando menos de lo que ingresó. El dato no es menor. En un país donde la deuda subnacional suele ser sinónimo de improvisación, Tamaulipas logró reducir su pasivo circulante de 16.1% a 12.6%, y al mismo tiempo incrementar sus ingresos disponibles en 7% respecto al año anterior.

Estas cifras no solo reflejan un manejo responsable del dinero público, sino también un enfoque más técnico que político. HR Ratings destacó la estabilidad en la administración de la deuda y la consistencia de las políticas fiscales aplicadas, incluso frente al aumento de inversión en infraestructura que se prevé para los próximos años. El mensaje es claro: las finanzas tamaulipecas están en equilibrio y con rumbo firme.

A esto se suma el respaldo de otras agencias como Moody’s Local México, Fitch Ratings y PCR Verum, que en sus más recientes evaluaciones también colocaron a Tamaulipas en una posición de solidez financiera y credibilidad institucional. Si algo ha distinguido a este gobierno —al menos en materia presupuestal— es su apuesta por la sostenibilidad a largo plazo y la transparencia operativa.

En un contexto donde los estados compiten no solo por atraer inversión sino por sostener la confianza de los mercados y los ciudadanos, la ratificación de HR Ratings es una bocanada de certidumbre. Representa la continuidad de un modelo que entiende que la gobernabilidad también se construye con estabilidad económica.

En la intimidad… Mientras los indicadores financieros lucen estables, en el sur de Tamaulipas el ánimo ciudadano se mantiene en tensión. Las autoridades advirtieron que el nivel del río Pánuco podría alcanzar su punto más crítico este sábado, encendiendo las alarmas en las comunidades asentadas a lo largo de su ribera.

El secretario de Recursos Hidráulicos, Raúl Quiroga Álvarez, informó que el incremento del caudal será lento y progresivo, lo que reduce el riesgo de una crecida súbita, pero obliga a un monitoreo permanente. “Afortunadamente, no será súbito, pero sí constante”, puntualizó.

Por su parte, Luis Gerardo González de la Fuente, coordinador estatal de Protección Civil, recomendó a los habitantes preparar una maleta de emergencia con documentos, medicamentos y artículos esenciales. La Capitanía del Puerto de Tampico analiza además suspender el paso de embarcaciones menores, que diariamente trasladan a unas 17 mil personas entre Veracruz y Tamaulipas.

El Consejo Municipal de Protección Ciudadana y autoridades militares mantienen vigilancia continua en los márgenes del río. Las próximas 72 horas serán decisivas para determinar si se activan protocolos de evacuación o restricciones en la actividad fluvial.

La estabilidad financiera puede presumirse en los despachos; la estabilidad emocional, en cambio, depende del cauce del Pánuco. Y esa, por ahora, sigue siendo incierta.

davidcastellanost@hotmail.com
@dect1608

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Opinión

Ya no hay excusas 

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En Tamaulipas se acabaron las medias tintas. La fotografía reciente que nos regala el Complejo Estatal de Seguridad Pública es más que simbólica: es la muestra clara de que hoy, los tres poderes del estado —Ejecutivo, Legislativo y Judicial— están alineados, comprometidos y actuando bajo un mismo propósito: restablecer y preservar el orden en una tierra que, por años, sufrió el flagelo de la criminalidad.

Con el banderazo de salida a 14 vehículos blindados tipo Mamba y 15 camionetas Ram 2500, el gobernador Américo Villarreal Anaya no solo fortaleció el parque vehicular de la Guardia Estatal; también dejó claro que esta administración ha dejado atrás las simulaciones de los “abrazos y no balazos”,  para tomar acciones reales, tangibles y visibles. Los recursos históricos asignados a la Secretaría de Seguridad Pública no son promesa: son equipamiento, patrullas en circulación, agentes operativos, agrupamientos especializados y estrategias que ahora recorren las calles de los 43 municipios.

Esta alineación de los tres poderes no responde a un acuerdo de coyuntura, sino a una conciencia institucional sobre el papel que cada órgano debe jugar en la defensa del estado de derecho. No es gratuito que en la ceremonia estuvieran presentes la presidenta del Supremo Tribunal de Justicia, Tania Contreras López, y la presidenta del Congreso local, Eva Reyes González, junto con el fiscal general de Justicia, el general comandante de la 48 Zona Militar y el coordinador de la Guardia Nacional. La imagen es poderosa: el aparato del Estado, completo, no dejando flancos abiertos.

La Guardia Estatal, hoy más equipada y respaldada, opera bajo principios de profesionalismo y respeto a los derechos humanos.

A mitad del camino, Tamaulipas muestra signos de recuperación en materia de seguridad. Los eventos masivos, antes impensables en ciertos municipios, se celebran con tranquilidad. El miedo, que por años condicionó la vida cotidiana, empieza a ser sustituido por confianza, y claro, es también porque no se jugó a la politiquería, lo que dejaron arreglado los del pasado, lo han cuidado y fortalecido los del presente. 

Este momento representa un punto de inflexión: ya no hay excusas. Con la alineación institucional y los recursos disponibles, la sociedad espera resultados. Ya no se trata de quién tiene la culpa, sino de quién hace el trabajo.

En la intimidad… La Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) reafirma su compromiso con la formación integral al ampliar su programa de movilidad académica, brindando oportunidades de desarrollo tanto en el país como en el extranjero. La convocatoria de la Universidad de Burgos, en España, y la de EAFIT en Colombia, abren caminos para que estudiantes tamaulipecos enriquezcan su experiencia universitaria en escenarios globales.

A ello se suma la opción de movilidad virtual con universidades de América Latina y el Caribe, así como los convenios nacionales con instituciones como la Universidad de Guadalajara, la Autónoma de Querétaro o la UANL.

Los programas también se extienden al nivel de posgrado, fortaleciendo la colaboración científica y profesional entre instituciones. Las fechas límite de registro para estos programas van del 15 al 31 de octubre.

En Tamaulipas, el desarrollo académico y la seguridad caminan de la mano hacia un mejor futuro.

davidcastellanost@hotmail.com

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Mujeres al centro del bienestar

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En un acto que reafirma el enfoque social del actual gobierno, el gobernador Américo Villarreal Anaya encabezó este fin de semana la entrega de tarjetas del programa Pensión Mujeres Bienestar a dos mil mujeres reunidas en el corazón de Tamaulipas.

El jefe del ejecutivo destacó la visión humanista de la presidenta de la República Claudia Sheinbaum Pardo, a quien atribuyó el reconocimiento a las mujeres que, por generaciones, han sostenido a sus familias y contribuido a fortalecer los valores de la sociedad. Villarreal Anaya señaló que el apoyo representa una muestra de justicia y gratitud hacia quienes han dedicado su vida al cuidado y la formación de nuevas generaciones.

El gobernador subrayó que, gracias al fortalecimiento de los programas sociales, en los últimos dos años Tamaulipas logró una disminución histórica en los índices de pobreza extrema. “En una sociedad que formamos todos, no podemos permitir que existan tamaulipecas o tamaulipecos viviendo en esa condición. Tenemos que ayudarlos a salir adelante”, expresó.

El programa beneficiará a 93 mil mujeres de entre 60 y 64 años en las ocho regiones del estado. De ellas, 34 mil ya reciben el recurso de tres mil pesos bimestrales. Añadió que la suma total de apoyos sociales destinados a Tamaulipas en 2025 alcanza una derrama de 22 mil 582 millones de pesos, distribuidos a través de más de 20 programas federales.

La gratitud al respaldo de la presidenta Sheinbaum, se manifestó con aplausos prolongados, urras, porras y vitoreos en su nombre, además, las mujeres beneficiadas destacaron que este tipo de acciones brindan estabilidad y reconocimiento a quienes durante años contribuyeron al desarrollo del país.

Con este programa, el gobierno federal busca no solo brindar apoyo económico, sino también fortalecer la presencia del Estado en las comunidades, donde históricamente las mujeres han sido el pilar del bienestar familiar.

En la intimidad… Por otro lado en los pasillos de la seguridad pública y la educación superior se comenta que la Universidad de Seguridad y Justicia de Tamaulipas, campus Altamira, parece haber perdido rumbo. El nuevo rector, con honores académicos y título de doctorado, no logra dar resultados visibles ni impulsar la expansión de la institución, a pesar de contar con terreno aprobado por el Congreso del Estado y respaldo municipal.

El personal docente y administrativo que se veia con ganas de emigrar a la ciudad de Altamira, y los radicados en otros departamentos en Ciudad Victoria, aseguran que el ambiente laboral se ha deteriorado bajo la naciente gestión de Willy Zuñiga. Las quejas internas apuntan a un estilo de mando soberbio y distante, impropio de quien debe liderar una institución enfocada en la disciplina y la formación profesional en materia de seguridad.

Todo indica que el proyecto, concebido por el gobierno del estado  ha sido relegado por diferencias personales y falta de compromiso institucional.

El nuevo rector parece carecer de la capacidad para sostener una visión integral y de largo alcance. En la comunidad universitaria crece la percepción de que su lugar está lejos de Tamaulipas, quizás más cerca del Altiplano, pero para nada cercano a la entidad, un estado que busca consolidarse como referente en la formación policial y de justicia en el noreste mexicano.

davidcastellanost@hotmail.com
@dect1608

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Sobrevivir a lo inesperado

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Por: Zaira Rosas

zairosas.22@gmail.com

El Premio Nobel de la Paz 2025 ha sido otorgado a María Corina Machado, líder
de la oposición venezolana, “por su incansable labor en la promoción de los
derechos democráticos del pueblo de Venezuela y por su lucha para lograr una
transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia”. Machado, de 58 años,
es fundadora de organizaciones civiles, opositora histórica al régimen de Nicolás
Maduro, ha sido inhabilitada políticamente, vive bajo amenazas, y en el último año
ha tenido que resguardarse en una especie de clandestinidad interna, debido al
hostigamiento político y la represión.
Que Machado reciba este Nobel no es simplemente un reconocimiento personal.
Es un símbolo de resistencia. En un contexto donde voces ciudadanas han sido
sistemáticamente silenciadas, perseguidas o deslegitimadas, ella ha mantenido la
convicción de que la democracia, la libertad electoral, los derechos humanos y la
transparencia no son ideales decorativos, sino derechos esenciales que deben ser
defendidos incluso bajo riesgo. El Comité Noruego lo reconoció: Machado “nunca
ha vacilado en resistir la militarización de la sociedad venezolana” y ha
permanecido firme en el apoyo a una transición pacífica.
En Venezuela, donde se vive una crisis política, institucional, económica y
humanitaria, ese reconocimiento tiene un doble peso: alivia el aislamiento; da
visibilidad internacional; le otorga algo de protección simbólica; galvaniza
esperanzas. Pero también recuerda que la lucha aún no termina, y que la dignidad
se construye con acciones cotidianas de resistencia, solidaridad y compromiso
colectivo.
Así como Venezuela vive una urgencia democrática que exige solidaridad
internacional, México hoy vive su propio contexto crítico: una urgencia humana
frente al desastre, que no necesita galardones para conmover y movilizar.
Desde hace unos días, fuertes lluvias han azotado múltiples estados del centro y
sureste del país, produciendo inundaciones, deslaves y derrumbes; al momento,
se reportan más de 23 personas muertas y miles de viviendas afectadas. Estados
como Hidalgo, Puebla, Veracruz, Querétaro, San Luis Potosí y Guerrero, entre
otros, sufren daños severos en infraestructura, cortes de luz, comunidades
incomunicadas, pérdidas de cultivos, escuelas y hospitales afectados.
Estas tragedias no solo conmueven; exigen empatía activa. No hace falta un
galardón internacional para entender que el dolor de una familia lo es de todos;
que los daños materiales son una herida colectiva; que la emergencia llama a la
acción comunitaria. Ayudar no es solo donar víveres ni aportar lo que se pueda; es
reconocer al otro como semejante, es acompañar en el desastre, exigir respuestas

efectivas del Estado, preparar redes de apoyo vecinales, solidarizarse ahora para
amortiguar el golpe del mañana.
En medio de la incertidumbre que se ha cimbrado en las Entidades del país, María
Corina Machado nos recuerda que la resistencia no empieza ni termina en los
discursos: se teje día a día, con coraje y con unidad. Esa misma fuerza la tenemos
aquí, ante las inundaciones, ante lo que se siente “impredecible”. Nosotros
también podemos ser símbolo de dignidad: al tender la mano, al compartir lo que
tenemos, al organizarnos para rescatar, limpiar, reconstruir.
Sin embargo la resiliencia también viene de la resistencia que en medio de
situaciones inesperadas nos hace ver la necesidad de la prevención, no como un
arte adivinatorio, pero sí desde la exigencia del mantenimiento de espacios, que el
dinero de nuestros impuestos sea destinado de manera adecuada a la revisión de
drenajes, planes de protección civil, cuidado de cuencas, gestión del agua y
capacitaciones para actuar inmediatamente ante una contingencia como la que
estamos enfrentando donde la fuerza de la naturaleza no se puede medir.
Sobrevivir a lo inesperado no significa solo aguantar; significa hacerlo juntos.
Porque el peso del desastre se alivia cuando somos comunidad. Cuando
cuidamos unos de otros. Que el Nobel a Machado nos sirva de espejo: de
valentía, de conciencia, de empatía. Y que el llamado no quede lejos: que se
traduzca en brazos abiertos hacia quienes hoy lo pierden todo en estados como
Veracruz, Hidalgo, Puebla. Sobrevivir es más sencillo en comunidad; reconstruirlo
todo, es un poco más esperanzador, cuando no dejamos a nadie atrás.

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