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La importación de mano de obra con la llegada de compañías extranjeras atraídas por la Reforma Energética, podría desacelerar la generación de empleos en México. En Tamaulipas los trabajos de reconfiguración a la Refinería «Francisco I. Madero» podrían quedar en trabajadores foráneos.

La Confederación de Trabajadores de México (CTM) una de las organizaciones sindicales más robustas del país teme continúe la parálisis en la generación de empleos que obliga a sus agremiados incursionar en otros oficios e incluso muchos de sus obreros emigran de Tamaulipas en busca de oportunidades.

Para los cetemistas tamaulipecos el 2016 y 2017 has sido años difíciles al grado que los han considerado como «tristes» y se atreven a denunciar que no vieron los resultados de la madre de las reformas estructurales que impulsó el presidente Enrique Peña Nieto, me refiero obviamente a la Reforma Energética.

En agosto de este año, Petróleos Mexicanos (PEMEX) anunció la inversión de 3 mil millones de pesos para los trabajos de reconfiguración de la Refinería «Francisco I. Madero» ubicada en el sur del estado tamaulipeco, pero entre los sindicalizados petroleros y las compañías externas se pelean los espacios laborales, dejando apenas unas 150 plazas para los adscritos a la CTM y a este ritmo se duda que vayan a lograr acomodar los más de mil obreros que quisieran para el momento climax de la reconfiguración.

La crisis laboral en Tamaulipas es otro de los factores con los que ha estado luchando el actual gobierno estatal, siendo Ciudad Madero, uno de los municipios que menos generación de empleos ha tenido en el último año, incluso los números según el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) tienen a la Ciudad petrolera que preside José Andres Zorrilla Moreno, con un déficit de 4.8 por ciento en comparación al mes de agosto de 2016; registrando una reducción estimada de 818 empleos formales y posiciona a este municipio como uno de los peor pagados con 181 pesos salario diario promedio ponderado en Tamaulipas, al mismo mes de agosto pero del presente 2017 por lo que el Ironman tamaulipeco, Andres Zorrilla, decidió hacerle frente a Pemex y compañías constructoras para que respeten la clase obrera trabajadora del municipio y sean estas personas a quienes les otorguen la plazas laborales que se generen en el futuro inmediato.

La postura del edil pinta como el eterno posicionamiento que tuvo el extinto Joaquín Hernández Galicia «La Quina», ex líder de los trabajadores petroleros de la Sección Uno, quien siempre demandó e hizo respetar a la clase obrera organizada de su ciudad. Hoy Andres Zorrilla, rodeado de muchos charlatanes y mentirosillos, con su pronunciamiento nos hace recordar a «la Quina».

«Voy a exigir en todos los espacios a todos los terceros que estén vinculados que contraten la mano de obra de los maderenses, que tomen en cuenta a la CTM y que por primera vez se respete a los trabajadores de Ciudad Madero y por ningún motivo traigan trabajadores ni de otra región, ni de otra ciudad, ni mucho menos jamás permitir que vengan trabajadores de otros países a llevarse además los recursos y la derrama económica que le pertenece a nuestra gente y a nuestra región», sentenció Zorrilla Moreno, tras realizar la firma de un Convenio de Colaboración con los líderes de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) que si bien es cierto por estatutos son del Partido Revolucionario Institucional (PRI) esto al edil no le interesa y hace bastante bien.

Recientemente el gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca, informó que invertirá unos 600 millones de pesos en obra pública para la zona metropolitana del sur del Estado, los cuales 300 millones de pesos serán para Tampico; 255 mdp quedarán en la infraestructura de Ciudad Madero y los 45 millones restantes en Altamira. Algunos miles más y centavos menos pero aproximadamente así van a quedar dispersos y la intención de Andres Zorrilla es que cada uno de estos pesos beneficie directamente a las familias maderenses.

Para la CTM este dinero traducido en obras, en las cuales ya algunas comenzaron a recibir el primer cincelazo, significa un respiro y la esperanza de repuntar en la generación de empleos sobre todo en lo relacionado a la construcción, ya que apenas unos mil 100 obreros integran la plantilla activa involucrada en las edificaciones que trajeron los vientos de cambio, un número que apenas representa el 25 por ciento de los cetemistas relacionados a la construcción.

Ojalá compañías nacionales, extranjeras y Pemex atiendan el llamado del alcalde Andres Zorrilla Moreno para que den oportunidad a la mano de obra calificada que tiene la CTM y esto de poner a México en movimiento se vea reflejado en la mesa del cuerudo tamaulipeco.

 

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Opinión

La lluvia no cesa, la unidad tampoco

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La solidaridad no se improvisa. En Tamaulipas, la tormenta tropical Barry dejó de ser un fenómeno meteorológico para convertirse en una prueba de carácter, de gobierno y de responsabilidad social.

Las lluvias persistentes y la crecida de los ríos Guayalejo, Tamesí y Pánuco pusieron en vilo a comunidades enteras del sur y la zona cañera del estado. Pero frente al riesgo, el Gobierno de Tamaulipas ha respondido con una estrategia de coordinación y alerta temprana que merece ser contada.

Américo Villarreal Anaya, gobernador del estado, no ha soltado las riendas de esta contingencia. Desde el primer momento, puso en marcha un protocolo de protección civil que involucró a las presidencias municipales y a las áreas especializadas en cada región. El mensaje es claro: no hay tiempo que perder, ni margen para la improvisación.

La llegada de Laura Velázquez Alzúa, coordinadora nacional de Protección Civil, la noche de este martes, no solo fortalece la presencia del Estado en el territorio, sino que confirma el respaldo de la federación a través del seguimiento puntual de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien se mantiene informada y en contacto directo con el gobierno estatal. Se nota que no estamos ante un protocolo de escritorio, sino ante una operación de emergencia con enfoque humano y logístico.

Los albergues habilitados están listos. Las zonas bajas han sido advertidas. Las autoridades insisten: hay que seguir las indicaciones de Protección Civil. Cada llamado no es un trámite, sino una acción de prevención.

Y aquí es donde se revela la dimensión de una administración pública que ha elegido la cercanía y la reacción rápida ante el peligro inminente.

La emergencia aún no termina. El suelo sigue húmedo, los ríos en constante observación. Pero lo que sí se puede afirmar con contundencia es que Tamaulipas está resistiendo con orden, con presencia institucional y con una ciudadanía que también ha sabido responder. No se trata de magnificar la acción gubernamental, sino de reconocer que cuando hay voluntad política, técnica y humana, las crisis se enfrentan mejor.

En la intimidad… La Universidad Autónoma de Tamaulipas, lejos de mirar desde la barrera, ha dado un paso al frente.

Su rector, Dámaso Anaya Alvarado, encabezó una reunión virtual con las direcciones de los campus de Tampico, Mante y Victoria, con un único objetivo: proteger a la comunidad universitaria y sumarse a las acciones en apoyo a la población.

No hubo demora. En el sur, el gimnasio del Centro Universitario fue convertido en albergue temporal para quienes buscan refugio. En Ciudad Mante, personal y recursos institucionales están ya al servicio de Protección Civil. Y más allá del despliegue de instalaciones, la UAT puso a disposición de la emergencia a su gente: médicos, enfermeros, voluntarios y estudiantes listos para colaborar en tareas de salud, logística y asistencia.

La universidad no solo forma profesionales. También forma comunidad. Y en esta contingencia, su respuesta ha sido ejemplar.

Cuando la lluvia amenaza con dividirnos, son estas decisiones las que nos unen.

davidcastellanost@hotmail.com
@dect1608

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Opinión

La diversidad no se reduce a múltiples colores

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Por: Zaira Rosas
zairosas.22@gmail.com

Imagina que te atrae una persona y esa atracción es vista como una enfermedad
mental. Que, por amar o vincularte afectivamente, se te niegue la entrada a ciertos
lugares o seas objeto de burlas, violencia o exclusión. Esto, por increíble que
parezca, fue una realidad cotidiana para muchas personas de la comunidad
LGBTIQ+ antes de los años 70. Y aunque los tiempos han cambiado, todavía hoy
la diversidad sexual puede ser motivo de múltiples formas de discriminación,
abiertas o encubiertas.
Junio es conocido como el mes del orgullo. No es una fiesta vacía ni un desfile de
colores sin historia: se conmemora una lucha de décadas. Un punto clave fue el
28 de junio de 1969, cuando en el bar Stonewall Inn, en Nueva York, miembros de
la comunidad resistieron una redada policial. Aquella noche marcó el inicio de un
movimiento revolucionario que dejó claro que nadie debía esconderse por amar
diferente. Desde entonces, cada año recordamos que la dignidad, el respeto y los
derechos no deberían estar en juego por la orientación sexual o identidad de
género.
En México, según datos del INEGI, al menos un 5.1% de la población se identifica
como parte de la comunidad LGBTIQ+. Esto equivale a más de cinco millones de
personas que, aunque no deberían tener que exigirlo, reclaman algo tan básico
como la igualdad de derechos y una representación respetuosa en todos los
espacios, desde el ámbito legal hasta los medios de comunicación.
Sin embargo, aún hay muchos retos. Uno de ellos es la resistencia al uso del
lenguaje inclusivo. Cada vez que alguien escribe “todxs” o “todes”, no faltan las
críticas que lo reducen a una “moda absurda” o un “atentado al idioma”. Pero el
lenguaje no es estático: evoluciona con la sociedad. El lenguaje inclusivo no
pretende destruir la gramática, sino visibilizar a quienes históricamente han sido
borrados del discurso. Es una herramienta para reconocer la existencia de
identidades no binarias y otras expresiones de género. Negarse a su uso no es
defender el español: es cerrar los ojos ante realidades que nos incomodan o que
simplemente no entendemos.
Otro punto importante es la forma en que muchas marcas “se suben al tren” de la
diversidad en junio, pero se bajan en cuanto termina el mes. Cambian sus
logotipos a los colores del arcoíris, lanzan campañas “inclusivas” y presumen su
compromiso con la comunidad, pero en la práctica no garantizan espacios seguros
para sus empleados diversos, ni promueven políticas de inclusión real. A esto se

le conoce como “lavado rosa” (o pinkwashing): una estrategia de marketing que
usa causas sociales para limpiar la imagen de las empresas, sin un compromiso
auténtico detrás. La diversidad no puede reducirse a una estrategia de ventas o a
un filtro en redes sociales.
Afortunadamente, ha habido avances. En México, el matrimonio igualitario ya es
legal en todo el país. Se han aprobado leyes contra terapias de conversión y
existen esfuerzos por reconocer la identidad de género en documentos oficiales.
Sin embargo, la violencia sigue siendo una constante. Según datos de
organizaciones civiles, México es uno de los países con más crímenes de odio por
orientación sexual o identidad de género en América Latina. El cambio legal es
importante, pero el cambio cultural es urgente.
La diversidad sexual no debería ser motivo de debate, sino de respeto. Es parte
de lo que somos como humanidad. Negarla o limitarla es negar la riqueza de
nuestras diferencias. La apertura hacia la diversidad no exige que todas las
personas cambien quiénes son, sino que comprendan que hay otras formas
válidas y dignas de existir. Que el amor no necesita permisos ni justificaciones. Y
que reconocer los derechos de otros no resta los propios.
La verdadera inclusión no ocurre con logos arcoíris ni con discursos políticamente
correctos, sino con acciones constantes, con voluntad para aprender, con empatía,
y con leyes que garanticen derechos, pero también con una sociedad que no
castigue la diferencia.
Porque la diversidad no se reduce a múltiples colores: se trata de vidas, historias,
luchas y dignidad. Y ninguna de ellas debería ser invisibilizada.

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Opinión

Cuando el Estado actúa, el crimen retrocede

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Este fin de semana quedó demostrado que, cuando las instituciones del Estado mexicano trabajan coordinadamente y sin protagonismos, el crimen organizado tambalea. La detención de 32 personas y el aseguramiento de una amplia gama de recursos operativos, financieros y logísticos de una estructura dedicada al robo de hidrocarburos desde 2015, es la muestra viva de que la inteligencia y la perseverancia vencen donde la impunidad alguna vez se impuso.

El anuncio no lo hizo un político en tribuna, ni se montó en el espectáculo mediático de la mañanera. Fue Omar García Harfuch, en representación del Gabinete de Seguridad Nacional, quien dio la cara un domingo por la tarde, en un momento estratégicamente elegido para dejar claro que esta operación fue técnica, no política; profesional, no improvisada. Una muestra de respeto a la inteligencia civil y militar, y una línea clara entre los que toman decisiones y los que actúan con eficacia.

Durante más de seis meses, se operaron tareas de inteligencia e investigación en Querétaro, Ciudad de México y Estado de México. El resultado: se desmanteló una organización criminal que, durante casi una década, robó hidrocarburo del Estado con impunidad.

Esta red criminal no solo tenía una estructura operativa, sino una arquitectura institucional paralela: tanques, remolques, cajas secas, vehículos blindados, armas de fuego, droga, medicamentos controlados y hasta animales exóticos. Esto no era una célula criminal, era un cártel huachicolero.

Entre los detenidos, destaca Cirio Sergio Rebollo Mendoza, conocido como “Don Checo”, de 55 años, líder absoluto del grupo; y Luis Miguel Ortega Maldonado, alias “Flaco de Oro”, de 40 años, su principal operador. Pero no actuaban solos. Aurelio “Gepeto” Hernández Lozano, ingeniero experto en estructuras de tanques, facilitaba las ventas; Diego Rebollo González llevaba logística; Heréndira “Yeye” Jacala García, tejía relaciones con autoridades y transportistas; e Israel “El Mil Millones” Molina Núñez fabricaba documentación falsa para maquillar la procedencia del hidrocarburo robado.

La operación culminó con la detención de estos personajes y el aseguramiento de 12 inmuebles, 21 tractocamiones, 14 semirremolques, 36 armas, casi 16 millones de pesos en efectivo, y la clausura de tomas clandestinas. Una intervención quirúrgica, con sello mexicano, pero también con el pulso firme y la asesoría silenciosa de agencias de inteligencia norteamericanas. La cooperación internacional fue discreta, como en los viejos tiempos del sexenio de Enrique Peña Nieto, pero con resultados medibles y contundentes.

Esta no fue una simple redada. Fue el desmantelamiento de una economía paralela. El mensaje es claro: ya no hay espacios seguros para el crimen organizado, ni siquiera en estructuras que parecían blindadas con poder económico, contactos y operaciones encubiertas.

En la intimidad… A los alcaldes de Altamira, Ciudad Madero y Tampico: Armando Martínez, Erasmo González y Mónica Villarreal, el mensaje es frontal. Si el auxilio de las fuerzas federales se ha vuelto un acto recurrente porque sus administraciones carecen de estructura, hombres y estrategia para atender incluso lo más básico, entonces no se quejen mañana cuando los mandos federales tomen decisiones más allá de sus escritorios.

Cuando el poder civil pierde la capacidad de servir, la autoridad real se reconfigura. La administración no es un ejercicio de fotografía y discurso. O retoman el control o lo delegan por omisión.

Porque, mientras ustedes celebran festivales o simulan operativos, el Estado —ese que no duerme, ese que sí actúa— está administrando ya lo que ustedes dejaron a la deriva ¡si no pueden con esto…!

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Opinión

El pacto de Américo en el sur

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No es una exageración, ni una metáfora forzada. Este martes quedó clarísimo quién es el auténtico consentido del Dios de la lluvia: el doctor Américo Villarreal Anaya. A su paso por el sur de Tamaulipas casi ni una gota. Literalmente, ni un charco en su camino. Ni lodo en su calzado ni tráfico por encharcamientos, y eso que, durante los últimos cuatro días, Ciudad Madero, Altamira y zonas bajas de Tampico han estado bajo agua, en riesgo y con la paciencia agotada de la gente que no termina de entender por qué el gobernador sólo vino a dos eventos públicos y se fue sin mirar atrás.

Uno de esos actos, el Foro Consultivo CENAGAS 2025, reunió a una élite técnica y política para hablar de gas natural, expansión de infraestructura, almacenamiento estratégico y generación de energías limpias. Y sí, eso suena bien, eso suma.

Ah, pero el cielo fue benévolo. El médico, que seguramente alguna vez le recomendó a Tláloc un “chipichipi” para el insomnio de la tierra, logró caminar bajo nubes tranquilas. El mismo martes, vecinos de colonias como Adriana González, Heriberto Kehoe, Revolución Verde o la Miramápolis, andaban entre lodo, mientras en la CMIC, el gobernador hablaba de energía limpia, sustentable, renovable… y absolutamente seco porque Villarreal Anaya, resultó ser el consentido.

En el evento, el director general de CENAGAS, Cuitláhuac García Jiménez —el fracasado exgobernador veracruzano con nuevos encargos federales— fue enfático: “La transformación ya empieza a ser palpable en este estado”.

También se anunció una inversión de 42 mil 700 millones de pesos para la rehabilitación y expansión del sistema nacional de gasoductos. Tamaulipas quiere su rebanada de ese pastel. Y es justo. Aquí hay tierra, viento, sol, mar y voluntad técnica.

Walter Julián Ángel Jiménez, secretario estatal del ramo energético, habló incluso de un proyecto inédito en el país: almacenamiento subterráneo de gas natural en el llamado “campo Brasil”. Suena a revolución energética. Ojalá no sea sólo otra promesa enterrada en papeles.

Porque los tiempos cambian, sí, pero en muchas calles del sur de Tamaulipas, el olor a agua estancada y promesas a medias sigue siendo el mismo de siempre.

En la intimidad…  Es imposible no notar lo que algunos pretenden que pase desapercibido. En primera fila, con presencia firme y rostro atento, Esdras Romero Vega. El exalcalde, exdiputado, exlíder de la Sección Uno del STPRM, y aún con hilos en las altas esferas del sindicato petrolero, no es un simple espectador. Su sola presencia manda un mensaje.

¿Qué hace Esdras tan cerca del poder estatal y federal en un foro de gas natural? ¿A quién le apuesta rumbo al 2027? ¿Ya hizo su jugada para el 2026? El hombre que lo supo todo en PEMEX no se sienta sin propósito. Si está ahí, es porque algo se está negociando.

Tamaulipas se juega mucho en los próximos años: energía, territorio, poder… y si Esdras está en primera fila, es porque también tiene su parte del tablero. La pregunta no es si está de regreso, sino con quién. ¿Américo lo ve? ¿Claudia lo tolera?  Esdras, no está tomando té, ya pactó y desde hace rato.

davidcastellanost@hotmail.com
@dect1608

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