Un exfutbolista profesional, pero con muchos años más como locutor y comentarista deportivo de la radio, profesión que le vino tras el retiro de las canchas, asegura que casi es un hecho que, «a la vejez viruelas», se volverá zurdo para vestir una nueva camiseta en un partido por el que se jugaría, ni más ni menos, la presidencia municipal de Tampico. El veterano jugador que militó en la Jaiba Brava, pero también en el «tricolor» cuando debutó en la política para volverse burócrata, hace varias décadas, dice que ahora jugará por el lado izquierdo, y aunque el tipo es más bien castizo y «borrado» (como llaman todavía en algunos lugares de esta región a los de ojos claros), afirma que ya se siente, desde ahorita, de piel «morena». Asegura no ser ningún improvisado, dado que inició su carrera en el servicio público cuando aún existía la Junta de Mejoras Materiales, y a partir de ahí ha estado en todo tipo de dependencias municipales, donde por cierto, refiere que le tocó estar al frente de los mercados en la primera época en que se les dio una renovada y sacudida buena junto al centro histórico de Tampico: en el primer período de Fernando Azcárraga como alcalde.
En fin, que el otrora albiceleste podría enfundarse ahora en una playera cuyos colores son los mismos que vistió por un buen tiempo y ahora representa como directivo justamente uno de sus hijos: del mismo nombre que él, y al frente de las Chivas Rayadas del Guadalajara.
Así que a desempolvarse, como en partido del recuerdo, mientras que en otro partido, el PRI, alistan el sacudidor para hacer a un lado aquello que, dicen sus militantes, sólo ha servido para lo mismo que la mugre: ensuciar, en este caso la imagen del instituto político en Ciudad Madero. Así, Felipe Jiménez quedaría fuera, si realmente pasan la escoba para desempolvar el Comité Municipal priísta de la urbe petrolera. Uno de los que afirman que así ha de ser es un personaje ligado a la política por vía consanguínea, una especie de hermanito incómodo de un funcionario estatal que despacha en Ciudad Madero. El grillero en cuestión, apodado «Gualas» (como Wallace, pero de petate), señala que el dirigente local del Revolucionario Institucional está a punto de ser echado a la calle para trabajar en campaña, pero como brigadista, «banderillero», pegacalcas o, si bien le va, porrista del futuro candidato a alcalde, pero ya sin investidura alguna dentro del partido.
Y quienes también comenzaron a darse su sacudidita son los «emetistas» de Tamaulipas, que con «El Betico» Valdez al frente organizan en todo el estado los seminarios de marketing político para la preparación de operadores electorales, rumbo a las votaciones del año entrante. El fin de semana estuvieron haciéndolo en Tampico, y Chuy Silva, líder local de la organización, se vio como todo un paterfamilia responsable conduciendo al junior a aprender lo que debe hacerse para ganar una elección a como dé lugar. Conocidos fueron los rostros que ahí se vieron en calidad de aprendices (nunca se termina de aprender), como los de las regidoras Bárbara Illoldi Mendiolea, por Tampico, y Eloísa Bayardo, de Ciudad Madero, pero también más de una cara nueva dentro del priísmo, como la del regidor maderense Alberto Guerrero, quien llegó al cabildo por el partido Nueva Alianza, al cual renuncia, como se lo dijo ahí mismo a Humberto Valdez, para contarse ahora entre los tricolores, que para eso asistió a esa especie de curso de admisión.
Otro semblante no precisamente nuevo, pero al que se vio reaparecer en el activismo priísta, tras muchos años fuera de la escena política, fue el del exregidor porteño Saúl Rivera, compadre del tesorero panista de un municipio tamaulipeco perdido entre la sierra y el llano que, a su vez, fue regidor también, y un par de veces al menos, pero en Ciudad Madero. Hablando de esa misma actividad, «El Betico» le dio al final su llegue, exhibiéndolo ante los emetistas, como no queriendo, a Esteban De la Portilla, agradeciéndole la esplendidez de haber donado las galletitas para el evento. Mas no fue el único dirigente local que quedó mal: un día antes Sergio Villarreal hizo corajes y rechinó los dientes porque su secretaria general y la de Madero llegaron tarde al acto inaugural, como si se hubieran puesto de acuerdo.
En su ponencia como conferenciante, Valdez Richaud desempolvó viejos lodos de su andar político, desde los tiempos de Yárrington, al que alabó, hasta la fecha. Y se dio tiempo hasta para bromear recordando anécdotas como las que le tocó vivir con Lalo Hernández hace unos doce años, en plena precampaña rumbo a la gubernatura y siendo ambos operadores de aspirantes opuestos. En aquella ocasión, el ahora diputado local estuvo en el equipo ganador.