Tampico, Tamaulipas.- La serpenteante escalinata que conduce del centro de Tampico hacia la plaza «De los Mariachis», zona conocida como «El Triángulo» y que cobró su peor fama entre los años 70 y 80, coincidentemente también el período más decadente del cine mexicano, llegó a ser un especie de camino prohibido para los niños y adolescentes, y un espacio evitado por las señoritas y amas de casa.
Modificada a mediados del siglo pasado por órdenes de un presidente municipal que no tuvo otro propósito sino el de generar empleos extendiendo el área de los centros de abasto hacia dicho espacio, la bajada peatonal de la calle 20 de Noviembre, que culmina en la Pedro José Méndez, acabó convirtiéndose hace casi cinco décadas en la inconfundible entrada a una zona de tolerancia tristemente célebre.
Al decenio siguiente la situación no mejoró; tornada en algo así como una costumbre hecha ley, la aceptación oficial de ese estado de cosas tanto en «El Triángulo» como en su acceso norte hizo que los negocios considerados hoy en día como «giros negros» y la prostitución extendieran dicho sector una cuadra hacia arriba y otra al oriente, de modo que en las calles Ribera o Héroes del Cañonero y Cristóbal Colón, esta última sólo en sus escalones, también se asentó esa clase de actividad.
Así, los dos históricos pasajes, el segundo de ellos conocido a comienzos de la centuria anterior como «Bajada de los Alemanes», conocieron su decadencia, y aunque en la época contemporánea ha habido ya varios intentos por rescatarlos con la restauración de ambos espacios, lo cierto es que no se ha podido lograr, aún, tal cosa.
La prueba está en que más de un peatón «extremo» incluso los utiliza como rústicos sanitarios al aire libre, según lo revela Juan José Berrios, Director de Servicios Públicos del ayuntamiento porteño.
«Porque hay mucho vandalismo, si ustedes van, hay hasta personas ahí drogándose, y todo se debe a que tampoco está iluminado sino abandonado, inclusive ahí hace sus necesidades la gente, o sea, son muy cochinas las personas”, comenta.
«Te quiero decir que ayer, a la hora que estábamos ahí pintando, mandé la pipa, criolina y todo, porque estaba todo lleno de suciedades, en pleno día, delante de todos, una señora nos ganó, fue e hizo sus necesidades ahí.
Pero el funcionario expone que por esfuerzos el ayuntamiento porteño no para, y justamente se está buscando habilitar al menos un baño público en cada escalinata, esto por instrucciones de la alcaldesa Peraza y considerando que, como se trata de miradores naturales hacia el puerto, son muchos los turistas que acuden ahí para tomarse fotos, motivo por el que además han reforestado también las jardineras y colocaron luminarias.