El “convicto” Donald Trump asumió oficialmente la presidencia de los Estados Unidos, cumpliendo con una promesa electoral que ha tenido repercusiones más allá de las fronteras de su nación.
Si bien su discurso fue polémico desde su campaña, no cabe duda de que, en términos de liderazgo, se presentó con una firmeza que muchas veces se extraña en la política mexicana. Su postura ante la migración irregular y su afirmación de clasificar a los narcotraficantes como terroristas generaron tanto apoyo como rechazo. Sin embargo, los análisis sobre su toma de poder no se deben reducir únicamente a sus palabras, sino a cómo, más allá de las críticas, su discurso refleja un concepto poco explorado en muchos otros contextos: el compromiso con las soluciones y la responsabilidad de gobernar.
En México, no es raro escuchar voces que critican duramente a Trump. Pero, resulta sorprendente cómo el debate sobre su presidencia parece no avanzar hacia un análisis serio de las soluciones que propone, sino más bien se queda en la polarización. Es cierto que su enfoque en frenar la migración irregular y su retórica con respecto a la guerra contra el narcotráfico han levantado tensiones diplomáticas, pero es necesario observar algo más profundo: Trump, en su toma de poder, mostró algo que en muchas ocasiones falta en la política mexicana: asumir la responsabilidad de su cargo sin echar la culpa a sus antecesores. No se dedicó a enumerar fallos del gobierno anterior ni a transferir responsabilidades hacia terceros, algo que a menudo vemos en el accionar de los políticos mexicanos, especialmente en los tres niveles de gobierno.
México, por su parte, parece más cómodo con un discurso de quejas interminables y de denuncia sobre lo que el otro hizo mal. Pero la postura de Trump parece distinta: su mensaje fue directo, claro y sobre todo, enfocado en la acción. Asumió su rol como presidente sin excusas, un cambio de paradigma que podría ser bien recibido por aquellos que buscan liderazgo y resultados concretos. Y sí, el presidente estadounidense puede ser polémico, y sus políticas pueden ser cuestionadas, pero su claridad en la responsabilidad es algo que los políticos mexicanos en general, en todos los niveles, deberían imitar.
Ahora bien, hay que decirlo sin rodeos: los mexicanos, en gran parte, también han sido un reflejo de la apatía. En ocasiones, parece que la ciudadanía se ha mostrado desinteresada en involucrarse activamente en la construcción de políticas públicas. Y si bien es cierto que las circunstancias socio-políticas de México son complejas, el activismo y la participación deben ser elementos fundamentales para corregir el rumbo y exigir cuentas. El cuarto poder, el de la ciudadanía que se muestra apática y reacia a participar, debe dejar de ser un obstáculo para el progreso y convertirse en el motor que impulse la transformación en políticas eficaces.
En este contexto, lo que podría estar empezando con Trump podría ser una nueva era de paz mundial. Sorprendentemente, el presidente que muchos consideran como el más belicoso terminó su primer mandato con una postura más moderada en comparación con sus predecesores sin la necesidad de incitar conflictos, Trump ha planteado un enfoque diferente, con énfasis en la diplomacia y la estabilidad interna, algo que podría marcar el inicio de un giro hacia la cooperación internacional, sin caer en la hostilidad.
En la intimidad…En otro ámbito, me gustaría resaltar algunos avances en el contexto local. La COMAPA Altamira ha dado pasos significativos hacia una mejora en sus servicios, destacando la reciente compra de nuevos medidores de agua. Esta adquisición representa una mejora en el control y la administración del recurso hídrico, lo cual, sin duda, es un alivio para los habitantes de la región.
La gestión de agua, siempre tan vital y sensible, debe ser manejada con responsabilidad, y estos pasos marcan una dirección positiva en la mejora de los servicios públicos.
Este tipo de iniciativas, aunque pequeñas, son las que transforman y empoderan a las comunidades. Sin la necesidad de esperar de manera pasiva, los ciudadanos de Altamira ya están viendo cómo, poco a poco, los cambios llegan, lo que resalta la importancia de tener políticas públicas que se implementen de manera efectiva. Así como Trump asume su rol de líder sin excusas, las autoridades locales como el gerente de la COMAPA Altamira, Omar Hernández Leines, deben hacerlo sin descanso, con el único compromiso de mejorar la vida de quienes les han dado su confianza.
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