David Ed Castellanos Terán
@dect1608
*Cabeza de Vaca, celebrando el triunfo
*Baltazar Hinojosa, el presunto derrotado
*Egidio Torre, el gobernador del cambio
Hace exactamente dos semanas en La Jornada, el periódico de la izquierda nacional, se publicó una interesante entrevista del presidente de los mexicanos, Enrique Peña Nieto. Para algunos solo fue una exclusiva más, otros vieron un viraje en su mandato; una semana y un día después en el mismo periódico donde se ejerce la verdadera libertad de prensa, se publicó el llamado a los partidos políticos del Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, “ya hay pugnas suficientes”, exhortándolos a evitar las confrontaciones -de todo tipo- y este domingo 5 de junio, se vio el resultado del manotazo y la obediencia de los gobernantes, quienes permitieron unos comicios sin incidentes mayores e históricamente copiosos.
Escribo lo anterior porque auténticamente en aquella entrevista publicada apenas el 23 de mayo, Enrique Peña Nieto, reconoció el juego de las redes sociales y su difusión de la verdad mexicana, mismo canal de comunicación que informó antes que nadie sobre la transición histórica en Tamaulipas, Veracruz y Quintana Roo; mientras Twitter y Facebook, siguen atestiguando el crecimiento de Morena, el partido que Peña vio nacer y deja crecer.

¡De que se van se van! Dijo en repetidas ocasiones el candidato del PAN a la gubernatura de Tamaulipas, Francisco Javier Cabeza de Vaca, frase dedicada a los priistas que llevaban más de 86 años en el poder y a quienes el Senador con licencia subrayó, “ni me doblo, ni me vendo” y hasta la noche del domingo pareciera que así fue, incluso se llevó a la victoria con sus vientos de cambio a más de un candidato panista que no se veía ganador, ejemplo tamaulipeco el aspirante a la alcaldía de Ciudad Madero, Andrés Zorrilla, que derrotó al tricolor, Humberto Oliva, candidato del gremio petrolero.
Conforme avanzaban las horas del domingo, los priistas eran más cautelosos con sus dichos y posturas, mientras los panistas que parecían tener todo calculado, eran más presumidos con su candidato; en esta ocasión el destino los puso en el momento del cambio, la vida los encaminó en la ruta del triunfo gubernamental, no solo en Tamaulipas con Cabeza de Vaca, sino también en Veracruz con Héctor Yunes Linares y en Quintana Roo con Carlos Joaquín.

Tras la debacle del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Tamaulipas, más de uno querrá echar leña del árbol caído, algunos culparan a Egidio Torre Cantú de la derrota o argumentaran que ya estaba todo arreglado y que el Gobierno Federal, los entregó; pero una realidad es que la victoria de Cabeza de Vaca es responsabilidad de cada uno de los priistas tamaulipecos, es culpa de cada integrante de los equipos de campaña de los candidatos tricolores, porque ni Yarrington, ni Eugenio Hernández, son responsables de lo que sucedió este domingo, donde los tamaulipecos, eligieron el destino de la entidad, dándole la confianza al reynosense y castigando severamente al PRI y sus afiliados.
En Tamaulipas sucedió lo que pocos esperaban, una elección sin balaceras, ni situaciones de riesgo, un ambiente lejano a la cotidianidad que impera por este pedazo de México donde la sangre escurre por las calles y las balas son una contaminación auditiva a la que los oídos de los tamaulipecos están cada vez más acostumbrados, siendo estos los que tomaran acción y salieran a votar con un porcentaje superior del 55 por ciento del padrón electoral, número mágico para el PAN y catastrófico para el PRI, pues los segundos sabían que si salían a votar más del 53 por ciento de los ciudadanos, las cosas se complicarían y así fue. Se habla de que más de 30 de los 43 municipios serán panistas y la mayoría del congreso igual, no hay nada oficial, hasta hoy la única verdad es que Ali, murió y México ganó en la Copa América.

Por cierto, Egidio Torre Cantú, desde el inicio de su mandato prometió el nacimiento de una nueva clase política y lo está cumpliendo.
davidcastellanost@hotmail.com