La Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) y el Sistema DIF Tamaulipas han unido capacidades en un acto de colaboración institucional que poco a poco se va convirtiendo en una constante dentro de la administración actual: resolver con creatividad y compromiso las necesidades de las zonas marginadas. Esta vez, el motivo es la construcción y entrega de estufas ecológicas para familias del área rural del municipio de Tula.
La rúbrica de este acuerdo estuvo a cargo del rector de la UAT, Dámaso Anaya Alvarado, y la directora general del Sistema DIF Tamaulipas, Patricia Eugenia Lara Ayala. Como testigo participó Claudia Anaya Alvarado, titular del ITACE, quien representa otro eslabón importante en este entramado de voluntades.
Este proyecto no es una dádiva. Es una solución con rostro científico, técnica y humanista, construida desde la universidad pública. La UAT pone en práctica eso que tantas veces se repite pero que pocas veces se concreta: llevar el conocimiento al campo, al hogar, al corazón de las necesidades reales.
Las estufas ecológicas no solo representan una alternativa más limpia para cocinar. Disminuyen riesgos de enfermedades respiratorias, reducen el uso de leña y, por tanto, ayudan a preservar nuestros recursos forestales. También alivian la carga económica de muchas mujeres que, históricamente, han sido las responsables del fogón en comunidades donde el gas es un lujo y la electricidad, una promesa.
Además, este tipo de acciones demuestran el compromiso del Gobierno de Tamaulipas y del propio DIF Estatal por transformar la política social en algo palpable, medible, evaluable.
Patricia Lara, al frente del DIF, subrayó algo esencial: esta es una suma de esfuerzos, no un protagonismo unilateral. El trabajo coordinado con la UAT e ITACE genera proyectos sustentables, orientados a las comunidades en situación de alta y muy alta marginación. La huella del humanismo en este proyecto es evidente.
Aquí no se trata de un acto protocolario más, sino de un pacto entre instituciones públicas para transformar las condiciones de vida de quienes más lo necesitan, partiendo desde lo más básico: el calor del hogar.
En la intimidad… En una visita cargada de simbolismo y resultados, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, supervisó la construcción del segundo acueducto Guadalupe Victoria, una de las obras más relevantes de los últimos años para Ciudad Victoria.
El proyecto ya se encuentra en marcha y busca garantizar el abasto de agua para más de 350 mil habitantes de la capital tamaulipeca. La presidenta fue acompañada por el gobernador Américo Villarreal Anaya y por el titular de la Conagua, Efraín Morales López. Todos coincidieron en la relevancia de esta inversión de mil 800 millones de pesos que dará viabilidad hídrica a una ciudad que lo había pedido a gritos durante décadas.
La obra contempla una línea de conducción de 54 kilómetros, dos estaciones de rebombeo, y la construcción de un tanque de 10 mil metros cúbicos, además de las mejoras en la planta potabilizadora. Es decir, no es una promesa; es un compromiso que ya se ejecuta.
Ciudad Victoria tendrá agua. Lo que sigue es cuidar esa agua. No solo desde el gobierno, sino desde cada casa, cada escuela, cada espacio público.
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