Opinión

La crisis de agua

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Transcurren los días y los habitantes de la zona sur de Tamaulipas pareciera que nos estamos acostumbrando a sobrevivir en una histórica crisis del agua, que desde el mes de febrero ya se veía venir y pocos o nadie de las autoridades federales, estatales, municipales y menos los organismos como la Comapa, proyectaron las consecuencias actuales que padecen cerca de un millón de personas.

Las acciones paliativas implementadas por la administración encabezada por el gobernador, Américo Villarreal Anaya, incluidos trasvases hacia el sistema lagunario del río Tamesí, aseguran el suministro de líquido para los próximos sesenta días, con la esperanza de registrar las primeras lluvias antes de concluir el primer mes de los pronósticos anunciados.

“Esperemos estar restableciendo en la medida de lo posible el abasto de la zona urbana, pero también informar que no es regresar a la normalidad”, expresó el mandatario estatal.

Como parte de las medidas para atender las necesidades sociales más apremiantes, se han visto un sinnúmero de pipas de diversas dependencias como Conagua, Pemex y empresas comercializadoras como Myers Soluciones o compañías como el caso de Gramin (Granos y Minerales), así como otras unidades particulares sin razón social, surtiéndose de producto en las diferentes instalaciones de la Comisión Municipal de Agua Potable Sur (Comapa Sur).

Es necesario que las dependencias involucradas en atender el problema del agua informen a la sociedad el costo generado por la crisis y la forma en que se llevó cada uno de los procesos en contratación de unidades y asignación de las partidas presupuestales. Hacer negocio ante un serio problema social no sería humanista.

Fuentes consultadas aseguran que el problema de la escasez de agua pudo atenderse con tiempo. La falta de planeación en el mantenimiento de la infraestructura y la omisión para realizar obras necesarias son algunos de los motivos por los cuales se agravó la crisis.

A pesar de la ubicación de la zona sur, cerca de los ríos Pánuco y Tamesí, así como del acceso a las aguas del Golfo de México, parece que nos tendremos que acostumbrar a la falta de agua.

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