Sindicalismo petrolero vivió su etapa dorada con Joaquín Hernández Galicia: Hugo Venegas

El 10 de enero de 1989, la clase petrolera de todo el país, se cimbró ante el manotazo político del entonces Presidente Carlos Salinas de Gortari, en el hecho conocido como el «Quinazo».

Joaquín Hernández Galicia, mejor conocido como La Quina, nacido en Ciudad Madero, Tamaulipas,  fue el líder petrolero del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) que consolidó este gremio a nivel nacional, llevándolo a ser el más importante en México.

Fue detenido injustamente en horas de la mañana, acusado de homicidio calificado, acopio y almacenamiento de armas para uso exclusivo del ejército, evasión fiscal, entre otros delitos que le fueron fabricados.

Para Hugo Carlos Venegas Leija, ex candidato a la Secretaría General de la Sección número Uno, la historia sindical de Joaquín Hernández Galicia y el suceso de aquel 10 de enero de 1989, cambió totalmente el sindicalismo petrolero y su esencia.

“Aunque no me tocó vivirlo como trabajador por la edad con que contaba, basta con haber platicado con nuestros abuelos, con nuestros padres y con nuestros amigos jubilados, las referencias que nos han dado de esa época son literalmente ilustrativas, de las formas correctas de llevar la responsabilidad de ser el líder del STPRM”, dijo.

Comentó que Joaquín Hernández Galicia fue un líder moral quien mantuvo un orden en las 36 secciones del país, manteniendo un respeto a los derechos sindicales de la base petrolera, logrando una bonanza laboral producto de la buena relación con la empresa y el compromiso para con ella.

Relató que se contaba con una vasta economía gremial en cada una de las secciones locales, con finanzas sanas, adquisición e incremento constante de diversas propiedades, visión de generación de empleo y ayuda social con granjas de acuicultura, ganaderas, fábricas de ropa, jabonera, tiendas con bajos costos de las llamadas «tiendas de consumo», tienda de materiales, por mencionar algunos.

Lamentó que hoy en día se vean secciones sindicales lapidadas, con propiedades que se han esfumado y que sólo se encuentran en los recuerdos de las charlas de jubilados.

“Hoy día nos encontramos con un sindicalismo de nulo respeto a sus agremiados y sus familias.

Un sindicalismo que ha fenecido y que se encuentra en manos de nosotros la clase trabajadora recuperar su esencia y su razón de ser”, dijo.