Por Deysi SH
El conflicto político y socioeconómico que está experimentando el país centroamericano de Honduras orilló a miles de personas a dejar su país, pues en palabras de ellos mismos, el gobierno de Juan Orlando Hernández, presidente constitucional, ‘los tiene muertos de hambre’.
No es novedad que la mayoría de países latinoamericanos, no solo los del centro, estén atravesando problemas económicos de tal magnitud que sus ciudadanos contemplen la idea de abandonar su lugar de origen, es más… tampoco es nuevo que muchos ya hayan abandonado su país en busca de mejores oportunidades en los países del norte.
La novedad de este caso en particular es la magnitud del problema, el nivel de escasez de trabajo, por consiguiente la escasez de alimentos y productos básicos, la necesidad de supervivencia de los ciudadanos hondureños ha llevado a que más de 3000 personas hayan tomado la decisión de desterrarse por sí mismos de su país, hombres, mujeres, niños y personas de edad avanzada han emprendido un viaje de cientos de kilómetros, todo con el mismo objetivo, llegar a Estados Unidos y poder generar ingresos para vivir dignamente.
Pero para llegar hasta su cometido, tienen que derribar varios muros, literalmente muros fronterizos, así lo hicieron con Guatemala, país colindante por el lado norte, la travesía duró aproximadamente una semana, la estancia y recorrido en este país no presentó mayores contratiempos pues los guatemaltecos no pusieron resistencia y dejaron que la caravana avanzara hasta llegar a México.
Y es justo en este punto donde las cosas se comienzan a descontrolar, por su parte el Gobierno Mexicano les da la posibilidad de entrar en grupos reducidos para tener un reporte de todos los que cruzarían la frontera del río Suchiate, como era de esperarse, los hondureños no aceptaron pues querían entrar todos juntos, pues el procedimiento del Estado Mexicano hizo desconfiar a los inmigrantes, al grado de pensar que sería deportados a sus países, porque sí, ya no solo se trata de Honduras, a la caravana se le han unido personas de El Salvador y Guatemala, todos con la misma problemática social.
El viernes pasado, 19 de octubre, la caravana llegó a los límites entre Guatemala y México, esperanzados en que los mexicanos les abrirían las puertas de la misma forma que lo hicieron los guatemaltecos, pero no, nuestro país les puso obstáculos para que no fuera de esta manera, tras varios momentos de tensión entre los inmigrantes y al guardia nacional, los ánimos se encendieron y hubo un enfrentamiento entre los dos grupos, entre gritos, lágrimas, piedras y gas lacrimógeno, la caravana pudo entrar a territorio mexicano, no hubo forma de pararlos, tampoco debió de haber intento alguno por frenarlos.
Esta noticia y la tensión de ese momento encendió el ánimo de los mexicanos, todos emitieron una opinión, los solidarios y los neofascistas, porque no hay adjetivo que los describa mejor, grupo cargado de prejuicios, estereótipos, elitismo, clasismo, xonofobia y falsa ilusión de superioridad racial. México se dividió entre los que que apoyan a la caravana y los que se quejan de los hondureños por considerarlos delincuentes, porque según ellos estas personas sólo vienen a saqueados, como si estuviéramos en la opulencia; los han satanizado por el siempre hecho de tener hambre, por haberse cansado de su gobierno opresor y de los estorcionadores y sí, también por el hecho de ser de Centroamérica, porque pues nosotros al final de cuentas somos «norteamericanos». Esa ‘ilusión’ que hemos venido arrastrando por generaciones, por la creencia de una superioridad que no existe. México pertenece a América Latina, no, no somos diferentes a ellos, la mayoría somos morenos y estamos jodidos. La situación económica y social actual de los mexicanos no nos da pauta para querer darnos el papel de descendientes de europeos, cuando en realidad somos descendientes de todo el mundo, en momentos como este se nos olvida el mestizaje y el orgullo por nuestras raíces indígenas, ¡ah!, pero no fuera 12 de Octubre, porque ahí sí, todos bien indignados con los españoles y ni hablar de lo que tienen complejo de primer potencia mundial.
Pero independientes de ellos, existe otro sector, el pequeño sector que levanta la voz y dice, ‘dejen de rasgasce las vestiduras por Honduras y volteen a ver a todos nuestros indígenas y marginados’, y aunque sí tienen un dejo de razón, no están completamente en lo correcto. ¿Por qué un sector de mexicanos se ha solidarizado a los hondureños y no a los chiapanecos que dejaron su lugar de origen? Sí, es el mismo problema, es el mismo abuso, pero no tiene los mismo reflectores, aquí los medios de comunicación juegan un papel importante, Honduras está en el ojo del huracán, es noticia mundial, todos quieren tener la primera nota, todos se arremolinan para cubrir este fenómeno social, mientras Chiapas, muy a nuestro pesar, pasa desapercibido, nadie voltea a verlos y no solo es Chiapas sino todos los pueblos indígenas, con todos esos sectores marginados que incluso existen en mas grandes urbes.¿Doble moral mexicana? No sé si llamarla así, no se puede despreciar lo que no se conoce, debemos de estar conscientes que muchos de nuestros pueblos indígenas y zonas marginadas son invisibles, no puedes ser apático con algo que desconoces, la culpa no es de ellos, pero sí del mismo gobierno y los medios de comunicación, al final la atención está donde vende, donde puede arrogar grandes ganancias, porque los que no llaman la atención van desapareciendo, y es que existen pero no se ven.
Hoy la caravana ya está en territorio mexicano, después de la pésima bienvenida, han encontrado hospitalidad en varios mexicanos, el paso por el país será largo, llevará días, la esperanza de ellos es grande, pero con esperanza no se vive, el pueblo mexicano les brindará la mano, pero no sabemos por cuánto tiempo, AMLO incluso ya contempló la posibilidad de emplearlos en su proyecto del Tren Maya para que generen ingresos en su travesía.
Esa travesía de terror, pues esa caravana seguramente irá creciendo a su paso, varios mexicanos se le sumarán y será entonces una marabunta enorme, y así, unidos, tendrán que enfrentarse contra todo lo que venga, al final de cuentas no les importa perder lo poco que tienen, ellos están dispuestos a morir en el límite, a luchar hasta el fin, su desesperación los hace aferrarse a su sueño, solo quieren seguir avanzando, pues entre más cerca estén de la frontera con Estados Unidos la tensión irá creciendo. Y mientras todo esto sucede, lo único que resta es esperar las acciones que planee ejecutar el verdadero monstruo: Trump.
Adjunto fotografía.
“Bienvenidos a México”. Foto de Tragameluz en la frontera Guatemala-México.