Tampico, Tamaulipas.- «22 de Julio de 1763», se lee perfectamente alrededor de la parte inferior externa de esa campana colgada en medio de las columnas que adornan, desde el segundo piso hasta el techo, el balcón central del palacio municipal de Tampico.
Se trata de una réplica exacta de aquella que hizo sonar el cura Miguel Hidalgo y Costilla el 16 de septiembre de 1810 en el pueblo de Dolores, Guanajuato, y que aún sigue escuchándose cada año cuando, en la misma fecha, se conmemora ese pasaje de la historia con el que inició el llamado general a la lucha por emancipar a nuestro territorio de España.
Inaugurada oficialmente para las fiestas patrias de 1965 en esta ciudad y puerto, la reproducción fiel de la campana de Dolores fue mandada a hacer por iniciativa de sociedad y gobierno durante el mandato presidencial de Gustavo Díaz Ordaz, cuyo recuerdo hoy en día, paradójicamente, no resulta del todo placentero para muchos mexicanos.
Vicente Inguanzo era el presidente municipal de Tampico, y el mecenas o benefactor gracias al cual se pudo financiar la elaboración del elemento sonoro fue un ciudadano de nombre Rodolfo Peralta, quien también costeó su colocación en el frontispicio de la casa citadina de gobierno.
La réplica deja ver también a qué personaje bíblico estaba dedicada la campana original cuando fue manufacturada para la iglesia católica, en la Nueva España, a mediados de la centuria anterior al siglo antepasado: San Josep (San José).
El próximo día 15 de este mes, cuando den las 11 de la noche, el repique de la campana del palacio municipal de Tampico se escuchará por quincuagésima segunda ocasión en una ceremonia oficial conmemorativa de la Independencia de México, y antecederá, su sonido inicial, al tradicional «Grito», que por cuarta ocasión le tocará dar, a su vez, a la alcaldesa Magdalena Peraza Guerra.