“Dime lo que escuchas y te diré cómo eres”. No, no es prejuicio, pero la música es una ideología, es el poder de la interpretación, de la vibración. La música como el descubrimiento más grande de la humanidad. Esa que vive en todo movimiento, la combinación de notas, de voces, incluso de ruidos, todo eso es música.
Cada momento de tu vida tiene una canción, cada pensamiento está ya plasmado en alguna letra. Como cuando te enamoraste profundamente y pensaste que aquella persona era maravillosa, y cada que escuchabas una canción romántica casi instintivamente tu mente dibujaba su imagen, su sonrisa, podías percibir su olor; el amor tiene miles de representantes en forma de canción. Esas canciones que tienen “Something” que te hacen soñar.
Something in the way she moves
Attracts me like no other lover
Something in the way she woos me
I don’t want to leave her now
You know I believe her now
Somewhere in her smile she knows
That I don’t need no other lover
Something in her style that shows me
Don’t want to leave her now
You know I believe her now…
Ni qué decir que las otras canciones que te han servido como desahogo, ¿alguien te falló?, también para eso siempre habrá una canción. Esa que te ayuda sin necesidad de ser tú directamente quien emita las palabras, solo dejas que otros expresen tu enojo, y mientras la música suena, tú te vas liberando, esa catarsis llega al vértice y te libera. Y entonces ahora sí, sólo le puedes decir a quien te tanto te molestó: “Fuck you”.
Can’t believe you were once just like anyone else
Then you grew and became like the devil himself
Pray to god I can think of a kind thing to say
But I don’t think I can so fuck you anyway…
Y así como en los sentimientos más extremos, para cada uno de ellos, para cada emoción, para cada situación, amor, desamor, felicidad, melancolía, amistad, deseo, todo, absolutamente todo tiene una canción. Somos canciones, cuántos de nosotros no nos hemos adueñado de alguna y decimos “x” canción es mía, me describe, yo sé que muchos somos así.
Lo que escuchas en realidad depende también de diversos factores, independientemente del nivel económico, a veces depende más de un nivel cultural y geográfico, el norte, el centro el sur, y cada uno de los lugares tienen un género más arraigado.
Los estereotipos, que si eres grupero, que si rockero, que si metalero, popero y muchas categorizaciones más. Y por mucho que no lo veamos, estos estereotipos pesan más de lo que quisiéramos, porque normalmente las personas discriminan, sí, un tipo más de discriminación. Te gusta lo grupero, eres un pobre inculto, te gusta el metal, eres satanista, el pop es lo tuyo, eres un tipo vacio, te gusta lo clásico, pobre, eres un aburrido.
La música como forma de vida, ella también te marca, yo por ejemplo a la mirada de muchos otros soy un “freak”, y mi música es rara. No entienden que necesito a los Beatles para ser feliz, a Pink Floyd para encontrar confort en la tristeza, música clásica como viaje a mi sensibilidad, jazz como alimento del alma, post-rock para calmar mis demonios y trip hop para poder soñar. No entienden que la voz de Brian Molko y Thom Yorke forman parte de mi debilidad, que necesito a María Callas para hacer que mis emociones se convulsionen.
La música es tan importante que la llevamos siempre presente, incluso después de la vida, funerales con música, porque la música a través de recuerdos también hace vivir y revivir. El día de mi funeral, ese día adoraría que sonará una canción en voz de mi amado Sinatra…
And now, the end is near;
And so I face the final curtain.
My friend, I’ll say it clear,
I’ll state my case, of which I’m certain.
I’ve lived a life that’s full.
I’ve traveled each and every highway;
And more, much more than this,
I did it my way…
Cada uno de ustedes ha experimentado emociones extremas gracias a la música, sin importar si tiene letra o no, sin importar el género, sin importar si los demás la entienden, la entiendes tú, lo demás, no importa.
La música como centro del universo, la música une, la música existe porque podemos sentirla, cada acorde, cada melodía, cada palabra, cada decibel.
Ella como única amante eterna, ¿qué sería de nosotros sin ella?, aquella que nos levanta, nos destroza, nos alegra. La música tiene vida, así como los seres humanos, la puedes amar, te puede gustar, simplemente la puedes tolerar o en ocasiones sólo de escuchar algo que no nos es grato, al igual que la llegada de cierta persona, nos arruina el día. La música vive.
La música en el eje donde gira el mundo, sin ella, el mundo, tal vez ni siquiera existiría.
«Quiero agradecer a la música todo lo que me ha dado. Cuando caí del séptimo apartamento justo antes de impactar con el frío suelo vino a recogerme con sus largos brazos y me besó la mejilla, volvió a salvarme la vida… Y encerramos en una botella al ladrón de las ilusiones».
Carlos Ann
deysisnhn@gmail.com