La compañía aérea con la cual nació, en Tampico, la aviación comercial no sólo de México, sino de toda Latinoamérica, Mexicana de aviación, construyó varios de los aeropuertos originales del país, cuando ni siquiera existía ASA (Aeropuertos y Servicios Auxiliares), y entre ellos, lógico, el erigido en suelo tampiqueño, aquel antiguo edificio que hoy en día es la terminal de aviación general y sede de la Comandancia de Aeropuerto.
Hay, en la parte frontal del puerto aéreo internacional Francisco Javier Mina (el único que lleva nombre de un personaje extranjero en todo el país), un monumento de piedra con la forma del emblema más tradicional de la aerolínea, creado a finales de los años 60, y que fue la imagen comercial de la misma. Se trata de una M coronada por la efigie de un águila estilizada de perfil.
El color rosa mexicano también fue, en la década del 70 y a inicios de los 80, el tono institucional de la empresa. Luego, el dorado y el negro, hasta que en los años 90 Mexicana le dio colorido al cielo nacional y extranjero convirtiendo en auténticos lienzos de trazos y figuras multicolores, grecas y dibujos simétricos, las colas o parte trasera de sus aeronaves.
Durante toda su existencia, los bocadillos, comidas y bebidas a bordo fueron cortesía de la casa: el precio que se pagaba por boleto garantizaba la gentileza de Mexicana, que proveía sus propias revistas para disfrutar durante el viaje: «Caminos del Aire», primero, y «Vuelo» después.
En el actual milenio, bajo el mando de Gastón Azcárraga, la aerolínea se fue a pique en lo económico: para el momento de la bancarrota, ya el consejo de administración había hecho pedazos la imagen comercial de esa empresa, visual y empresarialmente. Sus activos fueron puestos en venta, pero al principio no surgieron postores. Luego se fue a remate en varios intentos, sin éxito alguno. Al final, un juez falló a favor de la liquidación del consorcio, que incluía varias aerolíneas regionales y de bajo costo, como Click y Aerocaribe. El finiquito a los empleados ocurrió apenas hace unos meses, en este 2017.
¿Resurgimiento…?
«En el 2018 lo vamos a vender», es la frase con que promete deshacerse del avión presidencial, si logra ganar la elección en su tercer intento por llegar a Los Pinos, el líder del partido Morena, Andrés Manuel López Obrador, quien, paradójicamente, prometió en su momento apoyar a los exempleados de Mexicana con un eventual resurgimiento de la aerolínea, pero sólo si consigue la presidencia de México, algo similar a lo que les ha prometido también a los extrabajadores de la extinta Luz y Fuerza del Centro, y a los despedidos de Pemex.
Por lo pronto, el nombre e imagen de Mexicana, su recuerdo, sigue fijo y muy fresco aún en la mente de toda una multitud de viajeros, mexicanos y extranjeros, que añoran la eficiencia y servicio de aquella línea aérea que llegó a tener por lema: «La primera siempre será la primera.»
Mexicana de aviación, la primera línea aérea de México, le extrañamos, yo crecí y viaje mucho de niño, incluso cuando se podía entrar en la cabina, yo estuve en varios vuelos viajando en cabina, sentí los despegues desde la cabina, era emocionante ver como los pilotos y el ingeniero de vuelo preparaban desde la pista antes de empujar el acelerador, cada indicación necesaria para lo último decir, todo listo, y luego sentir los tres motores del boeing747 a toda potencia, y en una corta distancia como un águila enfilar al alza hacia el cielo azul, ya en vuelo, los pilotos alzaban el tren de aterrizaje, luego a cierta altura alinear los flaps para lograr alcanzar la velocidad de crucero, y luego a la altura de las nubes, atravesarlas, fue emocionante, ver como las nubes que parecían bolas de algodón, pero al acercarse, y tenerlos de frente se deshacían, como si estas se hicieran aun lado, solo de repente, se veían chorros de aire de olor blanco deslizarse en el cristal de la cabina, cierto, el servicio, era excelente, me gustaban los cuernitos o los sándwiches, también daban ensaladas, y sus famosas galletas con el emblema de mexicana de aviación, y después del refrigerio, llegaba el momento del descenso, los pilotos se preparaban con diversos comunicados con la torre de control a destino, a veces no entendía nada, solo susurros del piloto, y movía botones para establecer la altura y empezar el descenso, a pocos minutos, los motores en reversa paulatinamente. El rugido de los motores se sentía al movernos de nuestros asientos, mostraba el poder del avión en desaceleración, minutos después los pilotos movían una palanca pequeña, los flaps abajo esto era el preludio para el descenso, inmediatamente el avión tendía a subir un poco, y nuevamente desaceleraban el avión, un giro de unos 30 grados, y veía una carretera, y los autos, se veían algunas lagunas, que parecían charcos después de un día lluvioso, posteriormente otro viraje hacia lado contrario, menor grado que el anterior, y luego el piloto acciona una palanca en el tablero, y se escucha un ruido, me emocione, porque intuí que era el tren de aterrizaje, luego pequeños ajustes para enfilar a la pista que empezaba a aparecer en el horizonte, me emocionaba ver como los arboles cada vez se veían mas grandes, en lo alto parecía que todo el paisaje era como una maqueta, los arboles, los edificios, las casas, el pantano, todo bien diseñado y colocado para su funcionalidad, al acercarse a la pista, las líneas de color blanco y amarillas, se acercaban indicando que se enfilaba correctamente, los motores en reversa a todo poder, el rugir de los motores, los frenos de aire, se levantan como las plumas del gran águila, y de repente suavemente se siente un pequeño golpe y el accionar de los amortiguadores del tren de aterrizaje, nuevamente el rugir de los motores en reversa, y luego otro pequeño golpe el tren delantero, amortigua por un momento de arriba hacia abajo, luego se siente el rodaje de las ruedas en el pavimento, el muelleo del recorrido de repente, se siente como algo nos quiere sacar de nuestros asientos, los frenos activados, y después, el recorrido lento hacia el final de la pista, el viraje para enfilar el avión hacia la terminal donde se ven una escalera movida por un camión, de hecho estaba sobre el camión, y yo en ese momento me siento todo un experto en aviones, el niño mas feliz del mundo, en ese momento el avión se detiene, y después de varios botones desactivados el piloto me mira y con una sonrisa, como un actor después de haber cometido con orgullo un gran acto, me dice que tal, como estuvimos? Genial, con una sonrisa que no cabía en mi cara, no quería irme, el ingeniero de vuelo me toca el hombro diciéndome hemos llegado, gracias por tu compañía, no lo describí aquí pero fue un niño preguntón, a cada acción les preguntaba para que servía, ellos gentilmente nunca mostraron impertinencia de mi parte, creo que disfrutaron de mi compañía, y a veces sin preguntar me explicaban para que y porqué. Nunca olvide ese vuelo, fue la primera vez que viaje en cabina y esa fue mi experiencia, un vuelo de mex a mtt (ciudad de México a Minatitlán). Viaje tres veces mas en cabina, pero crecí y otro niño ocupó mi lugar. Gracias Mexicana de aviación, gracias por tan hermosos recuerdos, y claro que si te extraño, me hubiera gustado llevar a mi nieto para conocerte, solo espero que en un futuro no muy lejano así sea.
Mario Dominguez Mendoza
30 mayo, 2018 at 11:18
Mexicana de aviación, la primera línea aérea de México, le extrañamos, yo crecí y viaje mucho de niño, incluso cuando se podía entrar en la cabina, yo estuve en varios vuelos viajando en cabina, sentí los despegues desde la cabina, era emocionante ver como los pilotos y el ingeniero de vuelo preparaban desde la pista antes de empujar el acelerador, cada indicación necesaria para lo último decir, todo listo, y luego sentir los tres motores del boeing747 a toda potencia, y en una corta distancia como un águila enfilar al alza hacia el cielo azul, ya en vuelo, los pilotos alzaban el tren de aterrizaje, luego a cierta altura alinear los flaps para lograr alcanzar la velocidad de crucero, y luego a la altura de las nubes, atravesarlas, fue emocionante, ver como las nubes que parecían bolas de algodón, pero al acercarse, y tenerlos de frente se deshacían, como si estas se hicieran aun lado, solo de repente, se veían chorros de aire de olor blanco deslizarse en el cristal de la cabina, cierto, el servicio, era excelente, me gustaban los cuernitos o los sándwiches, también daban ensaladas, y sus famosas galletas con el emblema de mexicana de aviación, y después del refrigerio, llegaba el momento del descenso, los pilotos se preparaban con diversos comunicados con la torre de control a destino, a veces no entendía nada, solo susurros del piloto, y movía botones para establecer la altura y empezar el descenso, a pocos minutos, los motores en reversa paulatinamente. El rugido de los motores se sentía al movernos de nuestros asientos, mostraba el poder del avión en desaceleración, minutos después los pilotos movían una palanca pequeña, los flaps abajo esto era el preludio para el descenso, inmediatamente el avión tendía a subir un poco, y nuevamente desaceleraban el avión, un giro de unos 30 grados, y veía una carretera, y los autos, se veían algunas lagunas, que parecían charcos después de un día lluvioso, posteriormente otro viraje hacia lado contrario, menor grado que el anterior, y luego el piloto acciona una palanca en el tablero, y se escucha un ruido, me emocione, porque intuí que era el tren de aterrizaje, luego pequeños ajustes para enfilar a la pista que empezaba a aparecer en el horizonte, me emocionaba ver como los arboles cada vez se veían mas grandes, en lo alto parecía que todo el paisaje era como una maqueta, los arboles, los edificios, las casas, el pantano, todo bien diseñado y colocado para su funcionalidad, al acercarse a la pista, las líneas de color blanco y amarillas, se acercaban indicando que se enfilaba correctamente, los motores en reversa a todo poder, el rugir de los motores, los frenos de aire, se levantan como las plumas del gran águila, y de repente suavemente se siente un pequeño golpe y el accionar de los amortiguadores del tren de aterrizaje, nuevamente el rugir de los motores en reversa, y luego otro pequeño golpe el tren delantero, amortigua por un momento de arriba hacia abajo, luego se siente el rodaje de las ruedas en el pavimento, el muelleo del recorrido de repente, se siente como algo nos quiere sacar de nuestros asientos, los frenos activados, y después, el recorrido lento hacia el final de la pista, el viraje para enfilar el avión hacia la terminal donde se ven una escalera movida por un camión, de hecho estaba sobre el camión, y yo en ese momento me siento todo un experto en aviones, el niño mas feliz del mundo, en ese momento el avión se detiene, y después de varios botones desactivados el piloto me mira y con una sonrisa, como un actor después de haber cometido con orgullo un gran acto, me dice que tal, como estuvimos? Genial, con una sonrisa que no cabía en mi cara, no quería irme, el ingeniero de vuelo me toca el hombro diciéndome hemos llegado, gracias por tu compañía, no lo describí aquí pero fue un niño preguntón, a cada acción les preguntaba para que servía, ellos gentilmente nunca mostraron impertinencia de mi parte, creo que disfrutaron de mi compañía, y a veces sin preguntar me explicaban para que y porqué. Nunca olvide ese vuelo, fue la primera vez que viaje en cabina y esa fue mi experiencia, un vuelo de mex a mtt (ciudad de México a Minatitlán). Viaje tres veces mas en cabina, pero crecí y otro niño ocupó mi lugar. Gracias Mexicana de aviación, gracias por tan hermosos recuerdos, y claro que si te extraño, me hubiera gustado llevar a mi nieto para conocerte, solo espero que en un futuro no muy lejano así sea.