Toda generación tiene sus propios referentes e ídolos musicales; a la mía (treintones poco más, poco menos), nos tocó crecer con la mayoría de referentes musicales de nuestros padres.

The Beatles, Rolling Stones, Bee gees, Ray Coniff, Vicente Fernández, Rocio Durcal, José José y Juan Gabriel. Muchos de mi generación heredamos estos gustos, no sólo porque los hayamos escuchando durante toda nuestra infancia y adolescencia, sino porque también en el fondo nos llegaron a mover fibras hasta convertirse en parte de nosotros mismos.

En lo particular, heredé el gusto musical de mi padre, en mi reproductor siempre habrá una canción de esas bandas rocanroleras que se volvieron icónicas para más de tres generaciones, caso contrario con la música de mi madre, que siempre ha sido más localista en cuestión musical y con la que no pude identificarme nunca, salvó con la música del señor José José.

El pasado 18 de marzo falleció Chuck Berry, una da las estrellas consagradas de la época del rock & roll y el rockabilly, a la altura del mismísimo Rey Elvis y The Beatles, sin él nos vamos quedando más huérfanos, más solos y vacíos.

Muchos de los músicos consagrados partieron el año pasado tomándonos a todos por sorpresa. Se fue Cohen y Juan Gabriel, también Bowie y con ellos se fue parte de la gran escuela que teníamos, no han sido todas las estrellas que se han marchado, pero los demás se fueron relativamente jóvenes, muchos como Lennon y Joplin, artistas jóvenes que dejaron su huella, su legado… pero dejaron a la generación de nuestros padres con ganas de más, esas mismas ganas que compartimos.

Se van yendo poco a poco los que nos criaron, los que nos arrullaron entre acordes y liricas; nos están dejando con una nueva corriente popular, que no nos llena, que nos está haciendo menos críticos en cuestiones musicales, nos están entregando caras bonitas con letras sin métrica y sin contenido, perreos y narcocorridos que nada aportan a la sociedad. Dicen que la música es reflejo de los que la escuchan y por eso estoy agradecida de nos escuchar esta música tan superficial, y sí, también vulgar.

El día de ayer, José José hizo un comunicado de prensa anunciando que está enfermo de cáncer, indirectamente fue algo que a mí generación sacudió. Otro de los grandes está menguando. Inevitable es que todos esos viejos maestro de la canción se vayan en cualquier momento. McCartney, Jagger, Lora y otros más pueden irse en cualquier momento y aunque estamos conscientes de eso, no deja de pesar y ser doloroso.

Pero a pesar de eso, estamos agradecidos de que en nuestra generación y la nueva también haya música de calidad, es reconfortante saber que tenemos a  Metallica, Björk, Radiohead, Placebo, Garbage, The National, Grimes, Saúl Hernández, Beto Cuevas, Mon Laferte y Camilo Séptimo, que en esta generación hayamos sido testigos de una nueva ola musical, más alternativa, más hipster, más underground; con propuestas que nos ha regalado la mezcla de los ritmos clásicos combinado con la tecnología, como Schiller o Nicolas Jaar.

Los nuevos ídolos están en construcción y eso de alguna forma, esperanza a que las generaciones de los hijos de mi generación no se vayan con lo simple y lo corroído; esto garantiza que ellos sigan escuchando música nueva y clásica de calidad, aunque ellos, tal vez, ya no lleguen a conocer a un Dylan y un Waters vivos, conocerán su legado.