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“Los Fernandos”

Conocí a don Fernando San Pedro Salem gracias a una encomienda que me hizo, en aquel año de 1993, mi entonces jefe de información del ahora desaparecido periódico El Mundo, el finado Alberto Dávila Ortiz (que en paz descanse). “Váyase a entrevistar al ‘Pich’ San Pedro, allá, en la colonia que lleva su nombre”, me dijo, y emprendí la tarea en compañía de un fotógrafo. Legendario y recordado todavía en estos tiempos con gratitud sincera por un buen número de tampiqueños, y añorado por otros tantos que recuerdan perfectamente cómo ganó dos veces bajo bandera opositora igual número de elecciones para distintos cargos de elección popular, y cómo gobernó en un par de ocasiones Tampico habiendo sido postulado por diferentes partidos, el fallecido presidente municipal se hallaba, aquella mañana soleada, sentado en una mecedora bajo el porche de su domicilio, ataviado con pijama, playera interior y pantuflas, cuando llegué a cumplir mi orden de trabajo.

Octogenario, con dentadura postiza que se advertía cuando hacía pausas para salivar o acomodársela entre frases, el veterano, y en aquel tiempo todavía querido y añorado, don Fernando San Pedro, no tuvo problema alguno para recordarme la vez en que donó su salario de toda la gestión para ayudar a las parturientas del viejo, y ya por aquellos días también extinto, Hospital Civil de esta ciudad y puerto. Una historia verídica que se sigue transmitiendo hoy en día por tradición oral, con más exactitud y fidelidad que incluso la ya de por sí recordada anécdota de los “marranitos”, guajolotes y alcancías con que el pueblo de México le habría ayudado a pagar al gobierno del general Lázaro Cárdenas la indemnización a las compañías petroleras, cuando la expropiación.

Hasta el año 2006, aquel viejecito que se retiró de la política por su edad avanzada y con el honor mayúsculo de ser recordado para siempre por sus conciudadanos, contemporáneos y de muchas generaciones después merced a la historia, había sido el único personaje electo una y otra vez (literalmente) como presidente municipal de Tampico. En las constitucionales del año número 6 correspondiente al nuevo milenio, Fernando Azcárraga López, quien gobernó Tampico entre 1993 y 1995, fue reelecto alcalde, y así se dio la curiosa conjunción de los dos únicos hombres, y además tocayos, que han sido un par de veces presidentes municipales. Este otro Fernando, sin embargo y a diferencia del “Pich”, perdió ya una elección, que es de hecho aquella en la que ha contendido más recientemente: en el 2012, cuando su partido recuperó la presidencia de la república y él no pudo conquistar la mayoría de los sufragios frente al panista Germán Pacheco, con todo y que las votaciones de aquella jornada federal hayan sido abrumadoramente azules en territorio tamaulipeco (acá ganó Josefina Vázquez Mota el conteo local, es decir, en toda la entidad).

Cuando Azcárraga López fungió por segunda ocasión como jefe de la Comuna porteña, designó en el puesto de directora municipal de Desarrollo Social a la maestra Magdalena Peraza Guerra, quien así repetía “color”, tras haber estado en el mismo despacho durante el trienio de José Francisco Rábago Castillo. En el intervalo, cuando la alternancia en el poder local que se había inaugurado en el año 1996 llevó nuevamente a un panista a la alcaldía, en la figura de Jorge Arturo Elizondo Naranjo, la profesora ocupó el cargo de regidora y presidenta de la comisión de Desarrollo Social. Algo debió ocurrir entre Fernando y Magda durante el 2009, en pleno período de campañas, como para que en buena parte de los actos proselitistas del entonces abanderado priísta Oscar Pérez Inguanzo, éste haya sido acompañado más en sus actos públicos de proselitismo por Azcárraga López, a la sazón alcalde próximo a entregar la presidencia, que por la mentora Peraza, que igualmente formaba parte de la tríada conocida como “fórmula” en términos electoreros. Ella lograría asumir, en el otoño siguiente, como diputada local por la zona norte, y Pérez Inguanzo celebraría el año nuevo, el 2010, rindiendo protesta como alcalde.

Viene este desenlace que puede ayudar a entender, de manera por demás simplista, las moviditas de tapete que a la maestra Magda Peraza ya comienzan a darle en forma por demás prematura (ni siquiera se ha llegado el momento de su registro como candidata oficial del PRI a la alcaldía porteña). A Fernando Azcárraga López le ganó la elección para diputado federal el panista Germán Pacheco Díaz en el 2012, cuando era presidenta municipal de Tampico la maestra Magdalena Peraza, quien gobernó menos de tres años: de enero del 2011 a septiembre de 2013. En el 2010, Germán Pacheco Díaz había sido el principal promotor de la profesora Peraza Guerra para que el Partido Acción Nacional la postulara en pos de la alcaldía, lo cual resultó exitosa para las tres partes: el blanquiazul, la ahora ex alcaldesa y el hoy en día precandidato panista a la presidencia municipal. Pacheco trabajó también durante el trienio de la maestra Peraza como delegado municipal de la zona norte. Y en la actualidad, al grupo de personajes que como Erick Velázquez (ex secretario del ayuntamiento), Alberto Del Ángel y José Eduardo Zamorano, pertenecen al círculo de amigos y filiales políticos de Azcárraga López, se le llama los “Fernandos”. Este jueves, saltó a la escena periodística un Fernando más, pero un priísta menos, en pleno proceso interno: el profesor Javier Ávila Reyes, subdirector de Deportes del ayuntamiento porteño, que renuncia al PRI, dijo, tras 44 años de militancia, por el hecho de que su partido “se dejó someter con presiones, al grado de postular candidato externo (la maestra Peraza), contando con valiosos cuadros entre su militancia”.

 

 

Opinión

Humanidad en riesgo

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Por: Zaira Rosas
zairosas.22@gmail.com

¿Qué nos hace humanos? Esta pregunta ha sido parte de un debate central desde
hace siglos, filósofos como Aristóteles y René Descartes pensaban que la
diferencia principal del ser humano en comparación con otras especies estaba
justo en la razón, con el tiempo a esto se le llamó conciencia y conforme hemos
avanzado en conocimiento buscamos más elementos que puedan igualar lo que
consideramos como un ser humano.
Con tantos avances tecnológicos y la llegada de la inteligencia artificial el debate
se hace aún más profundo, no es solo la resolución de problemas, sino también
hay algo más profundo y aún inexplicable que nos conecta con otras personas, la
empatía y la capacidad de reconocernos en los demás es también parte de
nuestra humanidad, así lo pensaban filósofos como David Hume y Adam Smith,
sin embargo ¿qué tanto aplicamos nuestra humanidad en la interacción cotidiana
con otras personas?
En medio de escenarios automatizados, muchas personas agradecen la calidad
en el servicio, cualidad que en muchos espacios se ha perdido y para evitar
grandes inversiones en capacitaciones hay empresas que prefieren destinar los
recursos a bots personalizados que con mayor amabilidad resuelven las
problemáticas, sin embargo, pese a los esfuerzos y avances nada se compara con
un trato verdaderamente humano.
Sin importar el rubro en el que trabajes, todas las personas estamos en contacto
con otras y necesitamos de habilidades blandas para destacar en nuestros
distintos ámbitos, principalmente de la empatía, misma que cada vez es más
escasa en puestos de atención. Es común que en una era de hiperconectividad un
lugar se vuelva famoso por sus reseñas o pierda la popularidad por la misma
razón, las empresas y cualquier negocio puede crecer y posicionarse por encima
de cualquier competencia si toma en cuenta lo importante de una sonrisa, el
respeto, resolución de problemas y amabilidad. Incluso si no se tiene la respuesta
correcta, es más probable que se tenga empatía ante la situación si tan solo se
atiende bajo una actitud positiva en comparación con quien no presta atención y
solo refunfuña.
Los restaurantes de alta gama, los hoteles con categoría diamante y las empresas
que facturan más de 6 o 7 cifras, han llegado hasta este punto porque reconocen
el valor de habilidades blandas, esas que no te enseñan en la escuela, pero que
toda persona debería identificar como la inteligencia emocional, la asertividad, la
creatividad, el liderazgo y la gestión del tiempo. Saber quiénes somos y cómo
conectamos con otros bajo distintos escenarios puede abrir más puertas de las

que imaginamos, sin embargo, a veces se nos olvida que nuestra esencia humana
va más allá de solo un rol.
Pocos son los espacios donde actualmente encuentras un buen servicio y no es
solo culpa del personal que trabaja en las empresas, también es responsabilidad
de clientes, pues en la inmediatez cotidiana se nos olvida decir hola, buenas
tardes, antes de hacer cualquier solicitud y a cambio nos topamos con personas
altamente frustradas en puestos o espacios que realmente no disfrutan. Todo lo
anterior responde también a un sistema, que ha priorizado lo operativo por encima
de lo humano, de vínculos sociales y una verdadera calidad de vida.
¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo solo por placer? Esas pequeñas
acciones en las que aparece el disfrute o incluso momentos de no hacer nada, son
indispensables para conectar con lo más profundo de nuestra humanidad, eso que
ninguna computadora puede igualar, la creatividad, la resiliencia y la posibilidad de
hacer algo completamente nuevo e inesperado.
Antes de cerrar este 2025, te invito a reflexionar a ti, ¿Qué te hace humano? ¿Qué
te da felicidad? ¿Cómo recargas tu pila? Toma al menos un instante en este cierre
de ciclos y conecta con eso que te hace un ser único y especial, ahí está el
verdadero sentido de nuestra humanidad. ¡Felices fiestas!

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Opinión

Celebran en el norte lo que AMLO nunca quiso hacer

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El mensaje del embajador de Estados Unidos en México, Ronald Johnson, no fue una cortesía diplomática. Tampoco una simple felicitación. Fue un posicionamiento político, estratégico y contundente dictado desde Washington. El funcionario celebró las detenciones recientes en Sinaloa y Jalisco porque golpean la estructura financiera y operativa de una de las organizaciones criminales más poderosas del mundo.

Y lo dice, además, reconociendo que esto ocurre por algo que durante años fue reclamo permanente al expresidente Andrés Manuel López Obrador, pero, por su entreguismo criminal, no atendió, ni se prestó a una  coordinación real entre México y Estados Unidos.

Johnson fue directo en su publicación en X:
“Estas detenciones del Gobierno de México golpean directamente la estructura y el financiamiento de uno de los principales cárteles. Debilitan su capacidad de dañar a nuestras comunidades y demuestran que logran más cuando trabajan juntos como socios soberanos contra las organizaciones criminales. La justicia prevalecerá”.

La frase “socios soberanos” no es menor. México mantiene, pese a matices políticos, una interlocución abierta con el gobierno norteamericano en materia de seguridad. Lo ocurrido en Mazatlán y Zapopan no solo es operativo; es también un gesto binacional que envía un mensaje hacia dentro y hacia fuera del país.

En Sinaloa cayó Carlos Gabriel Reynoso García, “Pollo”, líder de la célula “Los Jordán”, vinculada a “Los Chapitos”, con tres órdenes de aprehensión vigentes, armas, droga y equipo táctico asegurado. En Jalisco, un golpe a la cartera criminal: Mario Alfredo Lindoro Navidad, cuñado y operador financiero de Iván Archivaldo Guzmán Salazar, y Mario Lindoro Elenes, suegro y también encargado de recursos ilícitos. Es decir, no solo atacaron brazo armado, tocaron estructura patrimonial y familiar, ese núcleo simbólico que por décadas le dio blindaje social y financiero al Cártel del Pacífico.

El pasado reciente de México mostró otra postal, se trataba de comunidades agradeciendo despensas a grupos criminales, influencers retratando convoyes de lujo entregando juguetes y cenas navideñas, mientras el Estado parecía llegar tarde – hoy poco ha cambiado, pero, algo están haciendo- sin embargo, la narrativa cambia, aunque sea en la penetración operativa, el uso de inteligencia y “golpes directos” a quienes han capitalizado el dolor y la ilegalidad.

Esto tiene que ser visto solo como un avance, no es una victoria final.  Son capítulos de una guerra compleja, donde no basta detener, sino judicializar, sentenciar y desarticular redes completas.

Lo que sí queda claro es que, por primera vez en mucho tiempo, Estados Unidos reconoce públicamente eficacia mexicana… y eso indica algo: resultados que no pueden ocultarse ni minimizarse, aunque le duela al tigre de Macuspana.

En la intimidad… En otro terreno, más espiritual pero igualmente político, corre una conversación silenciosa en el Vaticano: la visita del Papa León XIV a México. No es un rumor ligero, es un tema que se analiza seriamente en Roma. México sigue siendo el segundo país con más católicos del mundo, apenas debajo de Brasil, y para la Santa Sede representa no solo un encuentro pastoral, sino un gesto de cercanía con una nación herida, polarizada y profundamente creyente.

Fuentes allegadas al Vaticano reconocen que Semana Santa 2026 está sobre la mesa, así como una ventana entre marzo y junio de ese mismo año. León XIV quiere venir. Quiere mirar de frente a la Basílica de Guadalupe y hablarle a un país que, pese a todo, no pierde fe.

Su visita no solo sería religiosa, sería emocionalmente política, claro, un bálsamo espiritual en medio de la violencia y el desencanto, con una política pública “a favor de los pobres”, pero, con una derecha más católica y conservadora que la morena.

Por cierto, complejo escenario para el papa, aunque, si llega, no vendrá a observar; vendrá a abrazar un país que… créame lo  necesita.

davidcastellanost@hotmail.com
@dect1608

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Opinión

El Gobierno que terminó de rodillas

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México llegó al punto donde el agua dejó de ser únicamente una política pública y se convirtió en el espejo de la coherencia —o incongruencia— del poder. La presidenta Claudia Sheinbaum anunció que los productores del norte de Tamaulipas “no sufrirán afectaciones” por el cumplimiento del Tratado de Aguas de 1944 con Estados Unidos y garantizó, además, que el próximo año se reactivará el proyecto para trasladar agua tratada desde Nuevo León hacia territorio tamaulipeco para fines agrícolas.

Suena impecable, suena responsable, suena diplomático. Pero también suena a algo más: suena a que, tras meses de insistir que México “no estaba incumpliendo nada” y que todo estaba bajo control, finalmente el Gobierno tuvo que ceder, ajustar, negociar y, sí… entregar.
O dicho en ese lenguaje que a muchos jóvenes les encanta: “dime que terminaste de rodillas por culpa del agua sin decirme que estás de rodillas”.

En su conferencia mañanera, Sheinbaum habló de acuerdos “con todos”, de afectación mínima, de equilibrio para Coahuila, Nuevo León, Chihuahua y Tamaulipas. Habló incluso de resarcir agua de otras cuencas, como si la naturaleza fuera una cuenta bancaria que puede moverse sin consecuencias con un simple memorándum presidencial. La mandataria también recordó el proyecto para construir una línea de conducción que permitirá abastecer al campo tamaulipeco con agua tratada de Nuevo León: una vieja idea que ahora, convenientemente, revive justo cuando la presión internacional ya no permite el discurso triunfalista.

Esto no es solo infraestructura, ni logística, ni planeación hídrica. Aquí se está definiendo la política exterior mexicana. El Gobierno federal pasó meses repitiendo que no había adeudo, que México cumplía, que la soberanía se mantenía intacta. Pero esta semana comenzó el trasvase desde presas de Nuevo León y el mensaje es muy simple; se negoció porque ya no había margen para seguir diciendo otra cosa, ni seguir con sus mentías palaciegas.

Lo que hoy vende la Presidencia como victoria diplomática bien puede interpretarse como un ajuste forzado. La narrativa cambió de “no debemos” a “ya pagamos y hasta encontramos cómo hacerlo sin dañar a nadie”. El problema es que la confianza internacional no funciona con discursos que mutan al ritmo de la presión norteamericana. El norte del país sabe bien que cuando se habla de agua, la verdad casi nunca fluye tan limpia como prometen, y mucho menos en estos tiempo de 4T.

En la intimidad… Y si este giro en la política del agua abre una pregunta incómoda, esa es inevitable, ¿este episodio acelera o adelanta la reaparición pública de Andrés Manuel López Obrador? Porque pocas cosas le gustan tanto al expresidente como rescatar políticamente lo que el gobierno actual intenta sostener con diplomacia. Y si la narrativa del agua empezó a tambalearse, no sería extraño verlo regresar —aunque sea simbólicamente— para intentar “corregir” la historia antes de que el caudal político se le salga de control a la nueva administración.

davidcastellanost@hotmail.com
@dect1608

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Opinión

Que se sienta la…

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En Tampico, las autoridades locales  anuncian el reforzamiento de la seguridad por la temporada navideña. La alcaldesa Mónica Villarreal Anaya insiste en que la tranquilidad de las familias es prioridad, y subraya coordinación, planeación y cercanía con la ciudadanía. Se habla de presencia policiaca, de vigilancia en zonas comerciales, turísticas y bancarias; se presume trabajo entre Guardia Nacional, SEDENA, Guardia Estatal, Protección Civil y Bomberos. Todo suena bien, y se escucha institucionalmente correcto… pero en materia de seguridad, los anuncios no bastan.

Porque si en Tampico (claro, se incluye al municipio de Altamira y Ciudad Madero), queremos hablar de confianza social real, no de operativos estacionales o discursos que se encienden únicamente cuando el calendario exige resultados. La seguridad no es campaña decembrina, ni comodín de temporada -aunque Erasmo y Armando, así lo crean- es una obligación permanente del Estado y un derecho de las familias del sur de Tamaulipas. No basta con decir que hay coordinación, hay que demostrarla en hechos visibles y continuos, porque los robos y asaltos bancarios y locales comerciales provocan cuestionamientos a los presuntos patrullajes constantes, a la respuesta inmediata, a las estrategias medibles, y esa prevención real y políticas que sobrevivan a la euforia navideña como dictan los discursos oficiales.

Es cierto, la temporada implica mayores riesgos; más gente, más dinero circulando, más movilidad, más oportunidades para el delito. Pero justo ahí está el verdadero reto: garantizar que lo que hoy se presume como un operativo robusto no se diluya en enero, no se apague cuando regresen las rutinas, ni se convierta en recuerdo bonito del “dispositivo navideño”. La seguridad debe sostener la ciudad todos los días, no sólo cuando llegan paisanos o turistas.

Pero ante todo eso, a Mónica no le tiembla afirma tener una estrategia sólida, entonces esa solidez debe percibirse en la calle, en los semáforos, en los estacionamientos, en los centros comerciales, en las colonias populares y en las zonas residenciales. Ella sabe que es parte del trabajo diario que debe sentirse a las tres de la tarde y a las tres de la mañana. Comprende que debe notarse no sólo en cifras oficiales, sino en la tranquilidad cotidiana de la gente. Porque la seguridad verdadera no se mide con boletines, no, se mide con la paz con la que las familias salen, caminan, compran, conviven… y regresan a casa sin miedo.

En la intimidad… Mientras se habla de seguridad hacia afuera, también hay esfuerzos que buscan reconstruir desde adentro. El Instituto Tamaulipeco de Capacitación para el Empleo (ITACE) lleva formación técnica y humana a las Personas Privadas de la Libertad en los CEDES de Tamaulipas. Gracias a un convenio con la Secretaría de Seguridad Pública, hoy en los centros de Nuevo Laredo, Reynosa, Matamoros, Victoria y Altamira se imparten cursos de barbería, idiomas, habilidades digitales, primeros auxilios, electricidad, belleza y más, apostándole a lo que pocas veces se mira con seriedad: la reinserción social.

Con inversión compartida entre Federación y Estado, con infraestructura fortalecida, nuevas aulas y una ruta sostenida de capacitación, los números cuentan una historia distinta: más cursos, más beneficiarios, más personas preparándose para reescribir su vida cuando recuperen la libertad. No es caridad; es política pública inteligente. Porque un sistema penitenciario que educa y capacita es una apuesta directa a reducir la reincidencia y, por ende, a mejorar la seguridad que todos exigimos allá afuera.

Si de verdad queremos un Tamaulipas más seguro, hay que mirar la calle… pero también la celda. Hay que exigir resultados inmediatos, sí; pero también reconocer cuando se siembra a largo plazo. En la seguridad, como en la vida, nada se construye de la noche a la mañana: se trabaja, se sostiene y se honra… todos los días.

davidcastellanost@hotmail.com
@dect1608

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