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Comapa, la Comisión Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (entidad pública que administra el suministro del recurso acuífero y la disposición de aguas residuales en Tampico y Ciudad Madero), ha sido considerada por mucho tiempo, extraoficialmente aunque como un gran secreto a voces, “la caja chica” del gobierno del estado.   Y es que la política del sur de Tamaulipas ha tenido siempre una muy estrecha relación, lo mismo en calidad de activo que de capital, con ese organismo regulador del líquido esencial para la vida. Así, de Comapa salió por ejemplo el más uno de los más recientes alcaldes porteños, aunque de triste memoria para muchos tampiqueños: Oscar Rolando Pérez Inguanzo. Él fue gerente de la dependencia durante todo el trienio anterior a su gestión (de 2005 a 2007), o casi todo, porque para poder emprender la campaña electoral de la que resultó su victoria en las urnas, debió dejar ese cargo desde el ciclo invierno-primavera del año que precedió al gobierno que presidió.

Y aunque no todos los que han pasado por Comapa lograron la alcaldía, o siquiera la candidatura de su partido, el PRI, a presidente municipal, sí ha existido siempre una cuota política favorable a la empresa, en términos de, por lo menos, algún abanderamiento que facilite la “oxigenación económica”, el equilibrio del presupuesto al momento de las campañas. Muestras de ello fueron las postulaciones, en su momento y aunque fallidas, de Jorge Manzur Nieto y Mario Leal Rodríguez: el primero sí alcanzó a ser “candidateado” a una diputación local, en tanto que el otro vio frustradas abruptamente sus aspiraciones por alguna cuestión, acaso, no vinculada directamente con la política, pero que sí fue un factor determinante en el ejercicio de esta última para que ni lo tomaran en cuenta. Porque Comapa podrá ser llamada “caja chica”, eso sí, pero jamás debería ser tomada como una casa chica para que, quienes gracias al ejercicio público, o a la política en sí, llegan hasta ahí, encuentren en el despacho de la misma un descanso, una especie de zona más que de confort: de “resort”.

Quien había sido secretaria de un ex gerente de Comapa, aquel que fue alcalde de Tampico, logró ser vista por los reporteros de la fuente en las áreas de recepción del aeropuerto internacional “Francisco Javier Mina” a la mañana siguiente del día en que se hizo pública la aprehensión de Oscar Pérez Inguanzo. No iba sola: de la mano llevaba a un angelical y rubicondo pequeñito de pelo rizado que había nacido durante el ejercicio 2008-2010 del ayuntamiento porteño, período en el que ella trabajó como funcionaria de primer nivel del mismo gobierno municipal. Y aunque lo que pasa en Comapa se suele quedar siempre en Comapa, por más que sea un secreto a voces, en aquel primer año de la actual década fue imposible contener el, ya de por sí para entonces, expansivo furor de las redes sociales y el internet, donde se dieron vuelo las versiones, fotografías y rumores referentes a la posible paternidad de la criatura.

Hoy en día, hay tres virtuales precandidatos priístas que tuvieron, directa o indirectamente, relación con la Comapa: dos aspiran a ser diputados locales y una más busca la alcaldía de su municipio. Respecto a esta última, su ahora destacada, aunque meteórica, carera como servidora pública inició, precisamente, en las oficinas de Comapa Zona Conurbada. Curiosamente, su padre había sido el último de los alcaldes que no tuvo nada qué ver con la explotación del recurso hídrico y el drenaje en Altamira, pues quien lo sucedió a él, Juan Genaro De la Portilla, es el que municipalizó a la Comapa. Entre las áreas administrativas de la planta potabilizadora situada en la colonia Altavista, acaso con bajo perfil y supervisada directamente por el titular de recursos humanos en Comapa, se desempeñó, en sus inicios dentro de la función pública, quien podría ser la futura presidenta municipal de la tierra de Cuco Sánchez.

 

 

Opinión

El olvido ciudadano

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En Tampico, cuando el agua empieza a tocar los límites de los hogares, el miedo no es gratuito. Las lluvias recientes han encendido las alarmas en un municipio acostumbrado a convivir con cuerpos de agua que, en tiempos de bonanza, son orgullo turístico, pero en temporada de lluvias se transforman en amenaza latente.

El Plan Tamaulipas mantiene hoy en alerta a la Guardia Estatal, cuyos elementos recorren puntos estratégicos como el río Pánuco, la laguna del Chairel, la laguna de El Charro y el Canal de la Cortadura. Estos sitios, conocidos por todos los tampiqueños, son vigilados con la promesa de evitar tragedias mayores. La presencia de los elementos estatales no sólo es preventiva; también es operativa, pues están ofreciendo apoyos de traslado en caso de que alguna familia requiera salir de su hogar por riesgo inminente.

Las imágenes de patrullas recorriendo las zonas ribereñas ya se han vuelto comunes. A simple vista, puede parecer un acto rutinario, pero detrás de cada recorrido hay un fondo que debe inquietar: las zonas más vulnerables de la ciudad siguen siendo las mismas. Colonias que año con año enfrentan el riesgo de quedar bajo el agua, donde los habitantes conocen el protocolo de memoria: levantar muebles, resguardar documentos y preparar las mochilas de emergencia.

La Secretaría de Seguridad Pública de Tamaulipas, junto con otras instituciones, continúa sumando esfuerzos en este operativo. Sin embargo, la prevención real no puede limitarse a la vigilancia o al traslado en lanchas improvisadas cuando ya todo está anegado. Hace falta una política pública que atienda el problema desde su origen, con obras hidráulicas efectivas, reubicaciones dignas y, sobre todo, voluntad política para dejar de administrar el riesgo y, en su lugar, eliminarlo.

Mientras tanto, la recomendación sigue siendo la misma: llamar al 911 o al 089. Dos números que, en ocasiones, se marcan más con resignación que con esperanza.

En la intimidad… En medio de este clima de incertidumbre y vigilancia por las lluvias, una imagen distinta alienta el corazón de varias familias tamaulipecas. Dieciocho jóvenes estudiantes del Centro de Idiomas para la Niñez y la Adolescencia de la Universidad Autónoma de Tamaulipas emprendieron una experiencia internacional que, sin duda, marcará su formación y su vida.

El rector Dámaso Anaya Alvarado, acompañado de su esposa, Isolda Rendón de Anaya, despidió al grupo con un mensaje claro: la educación no debe tener fronteras. Estos jóvenes, de entre 14 y 18 años, ahora se encuentran en Canadá como parte del programa Verano en Canadá, realizado en colaboración con la Universidad de Victoria.

El ambiente fue emotivo. Madres, padres y familiares entregaron a sus hijas e hijos confiando en la universidad, en un ejercicio de corresponsabilidad donde la educación trasciende las aulas. Atrás quedó el bullicio de la despedida y comenzaron los días de inmersión cultural y lingüística que, sin duda, abrirán nuevas ventanas a estos estudiantes.

El respaldo institucional, a través de Familia UAT, permitió que esta oportunidad se materializara, consolidando a la universidad como un espacio de formación integral. No sólo se trata de aprender otro idioma; es la oportunidad de conocer otro mundo, de ampliar horizontes y de confirmar que la educación, cuando se asume con compromiso, transforma vidas.

Tiempos de lluvias y aguas altas en Tampico, pero también días de esperanza y crecimiento para las nuevas generaciones. Así es la vida en esta tierra de contrastes.

davidcastellanost@hotmail.com
@dect1608

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Opinión

Entre ríos y resistencias

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Tamaulipas sigue en la mira de las autoridades de protección civil. Las lluvias constantes desde el pasado 24 de junio han elevado los niveles del río Guayalejo-Tamesí, encendiendo las alertas en el sur del estado.

La Coordinación Nacional de Protección Civil emitió un llamado preventivo que debe tomarse con absoluta seriedad.

El Consejo Estatal de Protección Civil ya se declaró en sesión permanente para coordinar esfuerzos entre los tres niveles de gobierno, anticipando un posible desbordamiento. Las estimaciones no son menores.

Según la Comisión Nacional del Agua, el caudal del Guayalejo-Tamesí ha alcanzado los 3 mil 239 metros cúbicos por segundo en la estación hidrométrica de Magiscatzin, con tránsito hacia el río Pánuco, y se prevé un gasto pico en las próximas 72 horas.

Esta situación coloca en riesgo a comunidades asentadas cerca de ríos y lagunas. Altamira, Tampico y Ciudad Madero figuran entre los municipios donde los efectos podrían sentirse con mayor fuerza.

En Altamira, la laguna Champayán ya advierte un incremento en sus niveles; en Tampico, la laguna del Chairel podría provocar encharcamientos; y en Madero, el Pánuco amenaza con arrastrar consigo la tranquilidad de las colonias ribereñas.

Las acciones de prevención se han activado bajo la consigna presidencial de la Gestión Integral del Riesgo. Las autoridades han desplegado personal a las zonas vulnerables, preparan evacuaciones preventivas y han posicionado equipo especializado en puntos estratégicos.

Además, ya están disponibles refugios temporales equipados para recibir a quienes deban abandonar sus viviendas.

Por ahora, el mensaje es claro: mantenerse informados a través de canales oficiales, no acercarse a las zonas de riesgo, tener lista una mochila de emergencia y, si es necesario, evacuar sin titubeos. El llamado también es a la responsabilidad ciudadana. Esta es una batalla donde la prevención puede marcar la diferencia entre una historia de resistencia o una tragedia.

Los números de contacto para reportar cualquier emergencia son el 911 y el 833-264-6445.

En la intimidad… En medio de la alerta por las lluvias, también hay buenas noticias que merecen celebrarse. La Universidad Autónoma de Tamaulipas, a través de la Facultad de Comercio, Administración y Ciencias Sociales en Nuevo Laredo, entregó constancias a la primera generación de la Maestría en Administración e Innovación Digital, un posgrado diseñado para responder a las exigencias del entorno empresarial y tecnológico actual.

Once egresados recibieron el reconocimiento por su esfuerzo académico, en un evento encabezado por el director René Adrián Salinas Salinas, quien subrayó el compromiso de la UAT, bajo la visión humanista del rector Dámaso Anaya Alvarado, por ofrecer programas que contribuyan al desarrollo regional y nacional.

Este nuevo programa se distingue por su enfoque estratégico y su visión interdisciplinaria, abarcando temas como Inteligencia de Negocios, Marketing Digital, Comercio Electrónico y Seguridad Informática. Además, se entregaron reconocimientos a nuevos titulados de la Maestría en Negocios, la Maestría en Derecho con Énfasis en Procesos Orales y el Doctorado en Administración.

En estos tiempos, donde la tecnología y la gestión digital abren nuevas puertas, estos egresados son una bocanada de aire fresco para la sociedad tamaulipeca. Mientras unos luchan contra las crecientes aguas, otros construyen caminos hacia el progreso académico. Así se escribe la historia de nuestro estado, entre resistencias y avances.

davidcastellanost@hotmail.com
@dect1608

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Opinión

La lluvia no cesa, la unidad tampoco

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La solidaridad no se improvisa. En Tamaulipas, la tormenta tropical Barry dejó de ser un fenómeno meteorológico para convertirse en una prueba de carácter, de gobierno y de responsabilidad social.

Las lluvias persistentes y la crecida de los ríos Guayalejo, Tamesí y Pánuco pusieron en vilo a comunidades enteras del sur y la zona cañera del estado. Pero frente al riesgo, el Gobierno de Tamaulipas ha respondido con una estrategia de coordinación y alerta temprana que merece ser contada.

Américo Villarreal Anaya, gobernador del estado, no ha soltado las riendas de esta contingencia. Desde el primer momento, puso en marcha un protocolo de protección civil que involucró a las presidencias municipales y a las áreas especializadas en cada región. El mensaje es claro: no hay tiempo que perder, ni margen para la improvisación.

La llegada de Laura Velázquez Alzúa, coordinadora nacional de Protección Civil, la noche de este martes, no solo fortalece la presencia del Estado en el territorio, sino que confirma el respaldo de la federación a través del seguimiento puntual de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien se mantiene informada y en contacto directo con el gobierno estatal. Se nota que no estamos ante un protocolo de escritorio, sino ante una operación de emergencia con enfoque humano y logístico.

Los albergues habilitados están listos. Las zonas bajas han sido advertidas. Las autoridades insisten: hay que seguir las indicaciones de Protección Civil. Cada llamado no es un trámite, sino una acción de prevención.

Y aquí es donde se revela la dimensión de una administración pública que ha elegido la cercanía y la reacción rápida ante el peligro inminente.

La emergencia aún no termina. El suelo sigue húmedo, los ríos en constante observación. Pero lo que sí se puede afirmar con contundencia es que Tamaulipas está resistiendo con orden, con presencia institucional y con una ciudadanía que también ha sabido responder. No se trata de magnificar la acción gubernamental, sino de reconocer que cuando hay voluntad política, técnica y humana, las crisis se enfrentan mejor.

En la intimidad… La Universidad Autónoma de Tamaulipas, lejos de mirar desde la barrera, ha dado un paso al frente.

Su rector, Dámaso Anaya Alvarado, encabezó una reunión virtual con las direcciones de los campus de Tampico, Mante y Victoria, con un único objetivo: proteger a la comunidad universitaria y sumarse a las acciones en apoyo a la población.

No hubo demora. En el sur, el gimnasio del Centro Universitario fue convertido en albergue temporal para quienes buscan refugio. En Ciudad Mante, personal y recursos institucionales están ya al servicio de Protección Civil. Y más allá del despliegue de instalaciones, la UAT puso a disposición de la emergencia a su gente: médicos, enfermeros, voluntarios y estudiantes listos para colaborar en tareas de salud, logística y asistencia.

La universidad no solo forma profesionales. También forma comunidad. Y en esta contingencia, su respuesta ha sido ejemplar.

Cuando la lluvia amenaza con dividirnos, son estas decisiones las que nos unen.

davidcastellanost@hotmail.com
@dect1608

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Opinión

La diversidad no se reduce a múltiples colores

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Por: Zaira Rosas
zairosas.22@gmail.com

Imagina que te atrae una persona y esa atracción es vista como una enfermedad
mental. Que, por amar o vincularte afectivamente, se te niegue la entrada a ciertos
lugares o seas objeto de burlas, violencia o exclusión. Esto, por increíble que
parezca, fue una realidad cotidiana para muchas personas de la comunidad
LGBTIQ+ antes de los años 70. Y aunque los tiempos han cambiado, todavía hoy
la diversidad sexual puede ser motivo de múltiples formas de discriminación,
abiertas o encubiertas.
Junio es conocido como el mes del orgullo. No es una fiesta vacía ni un desfile de
colores sin historia: se conmemora una lucha de décadas. Un punto clave fue el
28 de junio de 1969, cuando en el bar Stonewall Inn, en Nueva York, miembros de
la comunidad resistieron una redada policial. Aquella noche marcó el inicio de un
movimiento revolucionario que dejó claro que nadie debía esconderse por amar
diferente. Desde entonces, cada año recordamos que la dignidad, el respeto y los
derechos no deberían estar en juego por la orientación sexual o identidad de
género.
En México, según datos del INEGI, al menos un 5.1% de la población se identifica
como parte de la comunidad LGBTIQ+. Esto equivale a más de cinco millones de
personas que, aunque no deberían tener que exigirlo, reclaman algo tan básico
como la igualdad de derechos y una representación respetuosa en todos los
espacios, desde el ámbito legal hasta los medios de comunicación.
Sin embargo, aún hay muchos retos. Uno de ellos es la resistencia al uso del
lenguaje inclusivo. Cada vez que alguien escribe “todxs” o “todes”, no faltan las
críticas que lo reducen a una “moda absurda” o un “atentado al idioma”. Pero el
lenguaje no es estático: evoluciona con la sociedad. El lenguaje inclusivo no
pretende destruir la gramática, sino visibilizar a quienes históricamente han sido
borrados del discurso. Es una herramienta para reconocer la existencia de
identidades no binarias y otras expresiones de género. Negarse a su uso no es
defender el español: es cerrar los ojos ante realidades que nos incomodan o que
simplemente no entendemos.
Otro punto importante es la forma en que muchas marcas “se suben al tren” de la
diversidad en junio, pero se bajan en cuanto termina el mes. Cambian sus
logotipos a los colores del arcoíris, lanzan campañas “inclusivas” y presumen su
compromiso con la comunidad, pero en la práctica no garantizan espacios seguros
para sus empleados diversos, ni promueven políticas de inclusión real. A esto se

le conoce como “lavado rosa” (o pinkwashing): una estrategia de marketing que
usa causas sociales para limpiar la imagen de las empresas, sin un compromiso
auténtico detrás. La diversidad no puede reducirse a una estrategia de ventas o a
un filtro en redes sociales.
Afortunadamente, ha habido avances. En México, el matrimonio igualitario ya es
legal en todo el país. Se han aprobado leyes contra terapias de conversión y
existen esfuerzos por reconocer la identidad de género en documentos oficiales.
Sin embargo, la violencia sigue siendo una constante. Según datos de
organizaciones civiles, México es uno de los países con más crímenes de odio por
orientación sexual o identidad de género en América Latina. El cambio legal es
importante, pero el cambio cultural es urgente.
La diversidad sexual no debería ser motivo de debate, sino de respeto. Es parte
de lo que somos como humanidad. Negarla o limitarla es negar la riqueza de
nuestras diferencias. La apertura hacia la diversidad no exige que todas las
personas cambien quiénes son, sino que comprendan que hay otras formas
válidas y dignas de existir. Que el amor no necesita permisos ni justificaciones. Y
que reconocer los derechos de otros no resta los propios.
La verdadera inclusión no ocurre con logos arcoíris ni con discursos políticamente
correctos, sino con acciones constantes, con voluntad para aprender, con empatía,
y con leyes que garanticen derechos, pero también con una sociedad que no
castigue la diferencia.
Porque la diversidad no se reduce a múltiples colores: se trata de vidas, historias,
luchas y dignidad. Y ninguna de ellas debería ser invisibilizada.

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