Tampico Tamps.- A nivel del piso, entre el fango y la tierra removida del subsuelo que sale a flote por las obras de transformación de la calle Aduana, ha sido posible observar nuevamente enormes trozos de madera y largas barras de hierro oxidado, concretamente viejos durmientes y rieles que formaron parte de las vías por las cuales corrían los vehículos que formaron parte del sistema tranviario con que contó la ciudad y puerto de Tampico todavía hasta la primera parte de los años 70.
Con las labores de excavación y remoción del material terregoso y el barro que saltan a la superficie, uno puede ver también las vigas de fierro, ya sea rectas o curvas, por las que pasaban los tranvías cuando circulaban alrededor del centro histórico, una infraestructura que prevaleció por décadas en las calles de esta localidad desde que la época del esplendor petrolero hizo necesaria la aplicación de un medio de transportación colectiva mucho más rápido y económico del que constituían los carruajes y vehículos automotores de escasa capacidad que había entonces.
Así, el nuevo corredor turístico en que está siendo transformada la referida arteria del primer cuadro citadino, saca a relucir a la vez dichos elementos antiguos que podrían pasar a formar parte de un museo, si no fuese porque las cuadrillas de obreros y especialistas que se hacen cargo de las labores no están siendo acompañados por un solo experto en el rescate y preservación del patrimonio histórico, lo que hace muy probable la pronta desaparición de tan peculiar material, con todo y su valor cultural, tal como sucedió ya en las tres cuadras situadas entre las calles Salvador Díaz Mirón, Emilio Carranza, Altamira y Obregón.
Ahora es el tramo que conforman la calle Francisco I. Madero y la Héroes del Cañonero, el que dejó al descubierto los vestigios del pasado, hoy en día remoto, y que al menos por unos instantes pudo dar una idea, para quienes se detenían por curiosidad a apreciar los rieles y durmientes, de lo que Tampico fue en aquel ayer.