Por Feliciano Diéguez
Nuevo Laredo Tamps.- La vida cambia totalmente cuanto te diagnostican cáncer, es un dolor tan profundo que solamente es mitigado cuando se cuenta con el amor de tu familia.
Es octubre el mes de la lucha contra el cáncer, este medio informativo buscando siempre crear conciencia entre las mujeres para que estén alertas ante cualquier sospecha en su propio cuerpo, lleva a ustedes este testimonio de vida de una sobreviviente que no se dejó vencer por la enfermedad.
Ella es María Eugenia, solamente así, cuenta con 49 años de edad, está casada y tiene un hijo ya mayor de edad, esta es su historia, estas son sus propias palabras.
“En octubre del año 2013, yo misma descubrí algo raro en uno de mis senos cuando me realice una autoexploración, pero precisamente en este entonces mi madre estaba enferma, de inmediato pensé, ella es primero, yo no importo, de todas formas después de descubrir que algo no estaba bien, ya no pude estar tranquila”, afirmó Maru.
Un día en que fue de compras, al pasar por el centro de salud, decidió entrar, llevaba carne y tortillas, pero como la duda no la dejaba tranquila, habló con una doctora que le efectuó una revisión encontrando algo raro también.
Después todo fue muy rápido, añadió vino un especialista que ordenó una mastografía, al otro día la enviaron al hospital donde le realizaron ultrasonido y biopsia, ella recuerda que salió llorando por lo doloroso de los estudios.
“A los cuatro días fui por los resultados y me dijeron que tenía cáncer, sentí que el mundo acaba para mí, decidí abandonarme a mi suerte y dedicarme en cuerpo y alma a cuidar a mi madre enferma, sin embargo mis hermanas que son 8 por cierto, me apoyaron diciéndome que tenía que luchar”, agregó.
Al llegar su esposo, ella le pidió el divorcio, le dijo que quería estar sola, después llego su hijo quien le comentó que no la dejaría, que estaría con ella para siempre.
Fue entonces cuando inició su verdadera batalla con este terrible mal, quimios y radiaciones se volvieron cotidianas, hasta que en febrero del 2014, le dijeron que le extirparían por completo uno de sus senos.
“Fue algo horrible escuchar eso, aún no lo hacían y ya me sentía mutilada, desde entonces aún no tengo el valor suficiente para verme en un espejo, no quiero verme, pero sin embargo aquí estoy, sigo viva y luchando día a día, es cierto tengo mucho miedo, pero también quiero seguir viviendo”, enfatizó María Eugenia.
No hay nada que hacer cuando llega esta enfermedad, pero tampoco hay algo que ayude a evitarla, le puede dar dijo el doctor a cualquier persona rica o pobre, agregó.
“Si me hubiera dejado ya no estaría aquí, pero el empuje de mi familia me permite seguir viva, es una pena que no dejemos que nos revisen a tiempo, hay que dejar a un lado la pena y dejar que un médico nos revise, eso nos puede salvar la vida”, concluyó.