El filósofo latino Séneca afirmó: “Necesitamos la vida entera para aprender a vivir, y también –cosa sorprendente– para aprender a morir.” Lo anterior lo traigo a estas líneas debido al sensible fallecimiento a sus 87 años, de Don Jacobo Zabludovsky Kravesky, un hombre que aprendió a vivir la vida a plenitud, sin medias tintas.
En 1946 se inició en el periodismo, –que abrazó con pasión– como ayudante de redactor de noticieros de Cadena Radio Continental, al siguiente año ingresó a la XEX-AM como subjefe de servicios informativos; en 1950 fue uno de los pioneros de la televisión mexicana, en donde fue productor y director del primer noticiero de la televisión en el país.
En 1969 Telesistema Mexicano lo designó Director General de Noticieros, en donde su talento, visión y pasión se puso de manifiesto; más tarde creó “Café Matutino”, antecedente de su noticiero “24 Horas”.
Durante 27 años condujo en TELEVISA el noticiero “24 Horas”, espacio informativo que en nuestro país se convirtió en un referente en la segunda mitad del siglo XX; su oficio periodístico lo llevó a ser el de mayor rating en la TV y a tratar personalmente a los líderes nacionales y mundiales del arte, el deporte, la cultura, la política, etc.
En el 2000 en solidaridad con su hijo Abraham, renuncia a la empresa, tras no haber sido designado éste como titular del noticiero nocturno, a la renuncia de Guillermo Ortega, que había sustituido a Don Jacobo al frente del noticiero.
El 1 de septiembre de 2001, Grupo Radio Centro lo reintegró a la pasión de su vida: la radio, con el programa “De Una a Tres en la Red”, en donde escuchábamos a un Jacobo que contagiaba su entusiasmo, su amor a la vida; siempre bien informado, enriquecido por su conocimiento del centro histórico de la Ciudad de México, además era un experto del arte de la tauromaquia, con un amor profeso al tango y a la vida de Carlos Gardel.
Comentaba: “El tango reafirmó su fisonomía, se separa de la canción pampera, del bolero –porque el bolero no describe historias, sino amores (Bésame mucho, por ejemplo), y crea su propia leyenda, que lo hace distintos de otros géneros musicales”.
“De Una a Tres en la Red”, era el único programa radiofónico en México que, grabado en viernes, era repetido sábado y domingo.
Don Jacobo vivió el oficio que la vida le tenía asignado; la crónica desde el teléfono de su carro, el 19 de septiembre de 1985 –que le valió un reconocimiento internacional–, expresa su oficio de vida de comunicador que Don Jacobo traspiraba.
Hace varios años comimos con la familia del Lic. José Antonio González Fernández, en su casa, Don Armando Fuentes Aguirre “Catón” y yo, con Don Jacobo y su esposa Sarita; era un hombre sabio, de figura atlética, nos habló de Dalí, de su entrada a la Habana al lado de Fidel Castro, de toreros, del tango… nos cautivó con su charla.
Nos dijo: “El día que renuncié a mis casa, TELEVISA, le dije al chofer, ¡Vámonos!, salimos, al llegar a la calle me preguntó: –– ¿A dónde vamos? Después de casi 50 años de vivir ahí… ¡No sabía a donde ir!”
Sarita, su esposa y fiel compañera, madre de sus tres hijos y abuela de diez nietos, es una mujer excepcional, amable, inteligente, con su amor lo apoyó para ir al encuentro con su historia, para salir adelante, venciendo los tropiezos de la vida y las batallas contra el cáncer; Sarita proyectaba amorosamente a Don Jacobo a una armonía con el universo, para convertirse en lo que fue: un excelente padre, amoroso abuelo, un periodista sin par… ¡un triunfador de la vida!
Son cientos las anécdotas sucedidas a éste comunicador, sin el cual es difícil entender la segunda parte del siglo XX mexicano, una de ellas es aquella ocasión en la que, “el 3 de octubre de 1968, al día siguiente de la matanza de Tlatelolco, Zabludovsky recibió una llamada del presidente Díaz Ordaz, ‘estaba muy disgustado’, reclamándole que en el noticiero nocturno de la víspera, trasmitido por el Canal 4, hubiese aparecido en pantalla portando corbata negra.
–– ¡Señor presidente! –le explicó Jacobo–, yo sólo uso corbata negra desde hace años… ¡no tengo otra!”
FUENTE: La Jornada en línea: http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2015/07/02/zabludovzky-5863.html
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