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La creciente ola de violencia en Oaxaca, podría acercarse a las condiciones de inseguridad que padece Tamaulipas, sin embargo, la cultura y las artes, han unido a estas dos entidades de México ricas en historia.

Oaxaca, al sur del país y Tamaulipas al norte; los oaxaqueños en el istmo de Tehuantepec, y los tamaulipecos en la frontera con Estados Unidos. Dos Estados con vasta cultura. Los del suroeste, evitando el genocidio de sus más de 16 grupos étnicos; los del noreste, padeciendo el genocidio de los centroamericanos que se aventuran a viajar por la que en teoría, es la ruta más corta al sueño americano.

Pero apenas el fin de semana pasado, en el marco de los festejos del día internacional de los museos que se celebra cada 18 de mayo a nivel internacional desde 1977. El Museo de Filatelia (MUFI) de Oaxaca, en colaboración con el centro cultural alternativo Casa Gándara, presentaron la exposición “Colores de México” que consta de 201  sobres postales, pintados a mano por medio de tinta, plumón y acuarela para el mercado filatélico internacional; sobres que reflejan la historia de nuestro país que no puede, ni debe ser reducida al rojo de la sangre y lo negro de la violencia, historia mexicana que puede recordarse y vivirse con fervor con el colorido de estas excelentes ilustraciones hechas por el artista, Francisco J. Robles y que fueron resguardadas durante años por la tampiqueña coleccionista filatélica, Carmen Gándara Quintana (13 de Octubre 1911- 16 de Marzo 2009).

1905-opiniondavidLos matices de la historia, plasmados en los sobres de cancelación de primer día, poseen una peculiar originalidad de edición limitada y única pues no existe ninguno igual, lo que los hace altamente valiosos para los coleccionistas, quienes ven reflejada nuestra historia en las más de 200 piezas de las cuales, 150 pertenecieron a la tampiqueña, Carmen Gándara, quien dedicó su vida a diversas labores altruistas y humanitarias en La Casa Hogar de la Divina providencia, El club Elite, que fundará inicialmente el llamado ropero del pobre, dedicada a socorrer con ropa a los más necesitados. En 1941 La Cruz Roja la llama para que Carmela, como se le conoció en Tampico, colaborará en la formación del grupo de damas voluntarias, mismo que presidió durante varios años.

Su pasión fue la filatelia lo que la llevo a Participar  en la constitución de AMEXFIL (Asociación Mexicana de Filatelia),  la FMF (Federación Mexicana de Filatelia) y fundar  la Sociedad Filatélica de Tampico; fue reconocida a nivel nacional e internacional por sus enriquecidas exposiciones de timbres en todo el mundo.

Los coloridos y bellos sobres postales de primer día de emisión,  que se exhiben en el Museo de Filatelia de Oaxaca, enaltecen y comparten los valores de sucesos históricos y personajes mexicanos considerados de gran importancia para los historiadores de la nación.

El centro cultural alternativo, Casa Gándara, instalado en el corazón de Tampico, Tamaulipas, fue construida en 1857 por el entonces presidente, Manuel González y luego de 48 años, fue remodelada en 1904. La casa, guarda un estilo ecléctico de la época porfiriana, mejor conocido en la Europa de finales del siglo XIX, como estilo victoriano y actualmente, la familia Gándara González, entregó la histórica propiedad a la cultura y las artes de Tampico, de Tamaulipas y de México para convertirla en un centro cultural alternativo que con pequeñas aportaciones de sus visitantes, han venido contribuyendo a su restauración, misma que avanza lentamente pero con gran pasión de los artistas locales.

 

 

Opinión

Erosión en Tamaulipas 

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A tres años del gobierno de Américo Villarreal Anaya, los tamaulipecos esperaban que el compromiso de “servir con honor, lealtad e irrestricta conducta” se reflejara en los 43 municipios. Pero la realidad es otra. La podredumbre burocrática se extiende como humedad en paredes viejas, sin distinción de siglas ni colores, desde los despachos estatales hasta las oficinas municipales. En Tamaulipas, al servicio público todavía hay quien lo ve como sinónimo de conveniencia personal y desdén ciudadano.  

En Ciudad Madero, el ejemplo es claro y bochornoso. Erasmo González Robledo, quien podría presumir -sin duda- el currículum más sólido entre los alcaldes en funciones, carga ya con una reputación tambaleante. Su gobierno es un escenario donde la autoridad se evapora, la investidura se pisotea y la disciplina institucional parece un recuerdo remoto.  

El caso de la directora de Deportes, Jade Yáñez Rodríguez, expone sin matices el verdadero rostro de la administración maderense; para ella, es más importante acudir al foro: “Diálogos sobre la Reforma Electoral», que seguir atendiendo las necesidades de la sociedad deportiva maderense, ya que este jueves simplemente abandonó su encomienda como funcionaria municipal   

La joven Jade, volvió a dejar claro que la dirección que encabeza le sirve como título, no como responsabilidad. Mientras los espacios deportivos agonizan en abandono y la juventud maderense espera resultados, así, Yáñez busca reflectores en foros de alcance federal, moviéndose bajo una agenda que nada tiene que ver con el gobierno local.  

El mensaje es evidente: en el Ayuntamiento de Madero, las ausencias no se sancionan, se aplauden. Lo grave no es solo su protagonismo fuera del marco institucional, sino la impunidad con que actúa, como si el proyecto municipal fuese accesorio, prescindible. Cada aparición pública suya, ajena a la investidura que debiera representar, es una bofetada a la autoridad del “alcalde”, pero que digo al alcalde, a los maderneses.

Erasmo González Robledo vuelve a quedar en calidad de figura decorativa. Sus colaboradores no solo se ausentan, sino que lo hacen públicamente, exhibiendo con quién están y a quién obedecen. Lo de Jade Yáñez no es un error, es una elección. Su compromiso no está en el gobierno municipal, sino en los intereses de un andamiaje político vinculado al poderoso sindicato petrolero.  

Así se entienden los proyectos truncos, las obras que no aterrizan y la desconfianza creciente de los ciudadanos. Un alcalde que soñó con trascender, que fue capaz de reunir en la campaña a Dios con el diablo para llegar a la presidencia, hoy observa cómo su gobierno se diluye entre neófitos y oportunistas.  

En la intimidad… Mientras en Madero la investidura se degrada, hay servidores públicos que aún entienden el valor de la institucionalidad. Tania Gisela Contreras López, presidenta del Supremo Tribunal de Justicia de Tamaulipas, ofreció una lección de altura política y de madurez democrática.  

Durante su participación en el foro convocado en el Gimnasio Multidisciplinario de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, en Tampico, mostró respeto por la pluralidad y el equilibrio entre poderes. En un gesto que muchos pasaron por alto, distinguió a la bancada opositora en el Congreso del Estado, representada por el diputado tampiqueño Pepe Schekaiban, y dio su lugar al sector empresarial, reconociendo su importancia en el desarrollo sostenido de Tamaulipas, pese a que en los últimos años ese sector ha sido representado por figuras ciegas, mudas y sordas.  

Tania tuvo una convocatoria plural e inédita. Reunió a líderes sindicales, estudiantiles y académicos, entre ellos a la doctora Elda Ruth De Los Reyes Villarreal, una de las figuras universitarias más queridas del sur de Tamaulipas.  

En sus propias palabras: “Fue un espacio plural para compartir ideas y construir juntos una democracia más participativa y cercana a la gente. Coincidimos en que el diálogo siempre es el camino para avanzar”.  

Una frase sencilla, pero cargada de contenido. Una lección para quienes creen que gobernar se trata de figurar, y no de servir. Porque mientras unos se fugan detrás de los reflectores, otros, desde la sobriedad institucional, siguen recordando que la política —cuando se hace bien— aún puede dignificar.

davidcastellanost@hotmail.com

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Opinión

El corazón a la izquierda, y allí mismo la UAT

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Al fin la educación pública ha vuelto a ocupar el centro de la conversación nacional. En la Ciudad de México, la presidenta Claudia Sheinbaum encabezó la Primera Reunión Nacional de Universidades e Instituciones Públicas de Educación Superior para la Transformación de México. Un encuentro que, más allá de la foto protocolaria, busca cimentar una nueva ruta para el sistema educativo del país.

Entre los asistentes destacó la presencia del rector de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), Dámaso Anaya Alvarado, quien, en sintonía con el proyecto educativo nacional, refrendó el compromiso institucional con la formación de profesionistas críticos, conscientes y solidarios… críticos. La reunión congregó a los principales líderes académicos del país y a figuras clave del gabinete federal, como la secretaria de Ciencias, Humanidades, Tecnología e Innovación, Rosaura Ruiz.

La propuesta de Sheinbaum Pardo no es menor: construir una política educativa basada en la equidad, el acceso universal y la justicia social. La creación de la plataforma Saberes MX representa un paso hacia la democratización del conocimiento, abriendo la posibilidad de un aprendizaje continuo y accesible para todos.

El reto, sin embargo, está en transformar esa visión en resultados tangibles dentro de las aulas y los campus universitarios. La educación pública mexicana ha sobrevivido a décadas de abandono, burocracia y desigualdad, pero, los años más graves  han sido irónicamente los primeros seis años de la 4T, por eso, hoy se requiere más que discursos y buenas intenciones; se necesita voluntad política y una administración eficiente que garantice recursos, infraestructura y acompañamiento pedagógico; rubros que no se han dejado ver del todo.

En Tamaulipas, la UAT carga con el peso de ser la institución más representativa del estado. Su papel dentro de esta nueva etapa educativa será clave para traducir los lineamientos federales en estrategias regionales que beneficien realmente a los estudiantes. El respaldo del rector Dámaso Anaya al proyecto nacional es un mensaje claro de alineamiento institucional, pero también una oportunidad para fortalecer la autonomía universitaria con sentido social.

El camino de la transformación educativa pasa necesariamente por las universidades públicas. En ellas descansa la esperanza de un país más justo y preparado para enfrentar los desafíos de la modernidad.

En la intimidad… Mientras el rector Dámaso Anaya representaba a la UAT en la capital del país, en Ciudad Victoria, el gobernador Américo Villarreal presidía la sesión del Consejo Consultivo de la Administración Portuaria Integral de Tamaulipas, donde reiteró su compromiso con el desarrollo del Puerto del Norte en Matamoros.

Acompañado por la secretaria de Economía, Ninfa Cantú Deándar, y el director general de la API Tamaulipas, Gustavo Guzmán Fernández, el mandatario destacó el valor estratégico de este proyecto que busca convertir a Tamaulipas en la principal frontera marítima de México.

Durante la reunión, consejeros y empresarios coincidieron en que el puerto vive su momento más prometedor. Eduardo Garza Robles subrayó que Tamaulipas está en condiciones de convertirse en el gran eje logístico del país, gracias a la conjunción de su infraestructura terrestre y marítima.

Teodoro Zamudio Moreno recordó que, después de más de dos décadas de abandono, el puerto volvió a recibir embarcaciones en agosto, logro que atribuyó al liderazgo de Villarreal Anaya. Luz Alicia Iturbe De Garay celebró que por fin se haya reactivado una infraestructura que llevaba más de 20 años sin operar.

El gobernador cerró la sesión con una frase que resume su visión: “Tamaulipas tiene todo y es momento de que también progrese”. En la intimidad del Salón Independencia, el mensaje resonó con fuerza entre los presentes: el desarrollo marítimo del estado ya no es un anhelo, sino una tarea en marcha.

davidcastellanost@hotmail.com
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Opinión

El país que parió a sus verdugos, ¡ya van 10!

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México se acostumbró a la muerte. La celebra, la baila, la pinta y la convierte en altar. Pero la normalizó tanto, que ya no la distingue. Lo mismo se honra a los muertos del panteón que a los caídos por la violencia; lo mismo se aplaude la tradición que se justifica el crimen.

Mexicanos hemos aprendido a convivir con el escurrimiento de sangre como si fuera parte del paisaje nacional, como si fuera parte de nuestra ilustración urbana, pero, cuidado, que detrás de ese folclor que exportamos al mundo, hay una sociedad que también se volvió sorda y muda ante los nacimientos sin control, ante los hijos que llegan al mundo sin planeación, sin cuidado, sin Estado. Niños “criados” entre el abandono, la precariedad y la indiferencia institucional que un día nacen, se reproducen y crecen para convertirse en el reflejo más cruel de lo que somos —-asesinos-—.

Lo dijo con una claridad brutal Grecia Quiroz García, viuda de Carlos Manzo Rodríguez, el alcalde de Uruapan asesinado este primero de noviembre: “Ayer no solo murió él, murieron dos… otra madre hoy está llorando en su casa, quizá si a tiempo hubiera educado a su hijo, le hubiera dado amor, cariño, lo hubiera guiado, ese hijo no hubiera atentado contra la vida de mi Carlos.”

Ahí está el espejo. No lo sostiene un académico ni un político. Lo sostiene una mujer que perdió a su esposo en manos de un país que fabrica asesinos desde la cuna.

Pero la tragedia de Uruapan no es una historia aislada, allá van décadas de asesinatos, es más, pareciera que desde antes de que conociéramos la absurda guerra de Calderón, sin embargo, esos tiempos ya pasaron y no hay pretextos para el presente régimen centralista. Lo de Manzo es la décima marca en una lista que debería avergonzar al gobierno federal y, en particular, a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, que carga ya con diez presidentes municipales asesinados en poco más de un año de mandato:

Alejandro Arcos Catalán (Chilpancingo, Guerrero) – 6 oct 2024

Román Ruiz Bohórquez (Candelaria Loxicha, Oaxaca) – 15 oct 2024

Jesús Franco Lárraga (Tancanhuitz, San Luis Potosí) – 15 dic 2024

Mario Hernández García (Santiago Amoltepec, Oaxaca) – 15 may 2025

Isaías Rojas Ramírez (Metlatónoc, Guerrero) – 2 jun 2025

Yolanda Sánchez Figueroa (Cotija, Michoacán) – 3 jun 2025

Salvador Bastida García (Tacámbaro, Michoacán) – 5 jun 2025

Acasio Flores Guerrero (Malinaltepec, Guerrero) – 21 jun 2025

Miguel Bahena Solórzano (Pisaflores, Hidalgo) – 20 oct 2025

Carlos Manzo Rodríguez (Uruapan, Michoacán) – 1 nov 2025

Diez alcaldes muertos bajo la misma estrategia, bajo la misma narrativa de seguridad encabezada por Omar García Harfuch, el mismo discurso reciclado que presume coordinación mientras el país se desangra, cero impunidad, “iremos hasta las ultimas consecuencias” #ptm

Durante años, la izquierda mexicana se alimentó del conteo de muertos. Lo usó como bandera moral, como argumento de campaña, como símbolo del cambio que prometían. Hoy, en el poder, los números se les devolvieron como espejo y como juicio. Gobernar es más difícil que denunciar, y sus resultados son la prueba más amarga de su fracaso sentenciado.

El Estado mexicano no solo es incapaz de impedir los asesinatos de sus presidentes municipales; también es responsable de producir las condiciones sociales que los hacen inevitables. La delincuencia no se improvisa: se gesta en los márgenes, en la pobreza, en la impunidad, en la ausencia de justicia, y en la complicidad política que sigue midiendo los homicidios como si fueran cifras presupuestales.

En la intimidad… Me habría gustado escribir de la fiesta, de los altares y del olor a copal. Me habría gustado describir el colorido del Día de Muertos, la alegría que se cuela entre las tumbas. Pero no se puede. No cuando el país convierte a sus muertos en estadística, ni cuando un alcalde cae a tiros en plena celebración pública.

Lo que le ocurrió a Carlos Manzo no es una anécdota de violencia: es una sentencia. Y su esposa, con la entereza que solo da el dolor, nos recordó que la tragedia no empieza con la bala, sino con el abandono. Que los criminales también fueron niños, hijos de alguien, olvidados de todos.

Su llamado no fue político. Fue humano.

“Más vale ir a la cárcel a ver a nuestros hijos que ir a llorarlos al panteón.”

Ese es el epitafio que debería escribirse en cada oficina del poder. No por Carlos, sino por lo que ya perdimos como país.

davidcastellanost@hotmail.com
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Opinión

Del campo a las carreteras

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Por Zaira Rosas
Las caravanas de tractores y los bloqueos de carreteras realizados recientemente en distintos estados de México son más que un simple corte a la movilidad: son un grito de alerta. Agricultores de entidades como Guanajuato, Michoacán, Jalisco, Sinaloa y otros han elevado la presión sobre el Gobierno federal al exigir un sistema de precios y apoyos que por años han considerado insuficiente.

Su principal reivindicación es que el precio de garantía del maíz, y de otros productos básicos, se eleve de los aproximadamente 6 050 pesos por tonelada ofrecidos por la autoridad, hacia una meta de 7 200 pesos por tonelada, con el argumento de que los costos de producción, insumos, combustibles y fertilizantes han subido y que el mercado internacional ya presiona a la baja.

Pero no se quedan ahí: también piden la prohibición o restricción más estricta de importaciones de maíz blanco que compiten a precios bajos, mayores apoyos crediticios y seguros agropecuarios, y un diálogo directo con la presidencia para dar salida a la crisis del campo.

El sector agrícola ha sido durante décadas un pilar del desarrollo económico, social y alimentario de México: produce alimentos, genera empleo en zonas rurales, da vida a pueblos y comunidades alejadas de los grandes centros urbanos.

Sin embargo, la dinámica de la política pública, el comercio internacional y la inversión privada no le han dado al campo la prioridad que merece.

Estos bloqueos lo evidencian: un actor estratégico que se siente ignorado, y que, de no ser escuchado, opta por llevar su reclamo a las carreteras.

Es importante también mirar hacia dónde sí se ha dado otra atención al campo.

Por ejemplo, en la Unión Europea existe la Política Agrícola Común (PAC), cuyo objetivo explícito es “ayudar a los agricultores a obtener un nivel de vida digno, garantizar la seguridad alimentaria y mantener vivas las zonas rurales”.

Aun cuando la PAC tiene sus críticas, el simple hecho de que el bloque europeo destine decenas de miles de millones de euros anuales al campo, habla de una prioridad mayor que la que en México se percibe. También hay países que aplican precios mínimos de apoyo, subsidios o mecanismos que fortalecen la renta agrícola.

No obstante, en México estos bloqueos no pueden verse sólo como actos legítimos de protesta: también son terreno fértil para el oportunismo político.

La exposición mediática de los tractores en la autopista, el manifiesto compartido en redes sociales, la foto con legisladores de la oposición apoyando “al campo hoy” contrastan con lo que se hizo o dejó de hacer en gestiones anteriores.

Es razonable preguntarse: ¿por qué ahora ese apoyo cálido de partidos y políticos cuando en otros tiempos el campo fue invisibilizado? No es que los agricultores  deban dudar de los aliados, pero conviene que la sociedad observe cuándo el respaldo se formula desde la convicción y cuándo desde la conveniencia electoral.

Que el apoyo que ahora se brinda al campo se hubiera brindado antes, sin necesidad de bloqueos ni coyunturas urgentes, podría ser un testimonio más de coherencia que de oportunidad política.

Actualmente, el diálogo entre representantes del sector agrícola y el Gobierno federal continúa, con mesas de trabajo instaladas en torno a los precios de garantía, las importaciones y los programas de apoyo.

Aun así, los productores sostienen que las propuestas oficiales resultan insuficientes para garantizar la viabilidad económica de sus cultivos. El reto, para ambas partes, es construir un acuerdo que reconozca la realidad de los costos y del mercado global, pero que también asegure la soberanía alimentaria y la estabilidad social del país.

Un entendimiento duradero requerirá más que promesas: demandará compromiso, planeación y voluntad política de largo plazo.

Lo que hoy ocurre en las carreteras debe recordarnos que el bienestar colectivo depende de que el país mire al campo no sólo como una fuente de conflicto o protesta, sino como la base indispensable para un desarrollo más justo, sostenible y verdaderamente nacional.

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