El retrato vívido de la señorita doméstica supuestamente
cobijada por una familia del Distrito Federal (D.F.), en el México de los años
70, que presenta el cineasta mexicano Alfonso Cuarón, en la película
«Roma», es para mí una producción llena de machismo, misoginia,
esclavitud moderna, represión y chiflazón política que le encanta al público
doble moralista.
Si hubo alguien que me despertó la inquietud de ver la
obra cinematográfica exclusiva para Netflix, fue la ex senadora tamaulipeca
Marcela Navarro Quintana, arquitecta de profesión. Diseñadora del logotipo del
Tampico-Madero en su época de estudiante universitaria, la ex legisladora
panista casi una semana entera publicó en su cuenta de Facebook, elogios para
el mexicano Cuarón, la actriz Yalitza Aparicio, la fotografía del rodaje y
muchos más comentarios positivos; no la considero una doble moralista pues se
concentró en el arte visual, no en la política social que un servidor percibió.
Pero si bien es cierto, las publicaciones de Marcela
Navarro, generaron textos favorables para la cinta por parte de sus amigos
cibernautas; el usuario de redes sociales que terminó de convencerme fue el
afroamericano ex presidente de Estados Unidos, Barack Hussein Obama, el
político norteamericano con mayor aceptación y quien podría reelegirse. Pero
esa es otra historia.
El presidente 44 de los güeros, por cierto, sorprendió
otra vez en Billboard, ahora con Lin-Manuel con un remix de
«Hamilton», pero antes de esto, recomendó la película de
«Roma», incluyéndola en la lista de películas favoritas del 2018,
también publicó en Instagram, al cierre del año pasado, canciones y libros, sus
favoritos, según él, pues ya durante ese año se manifestó fan de J-Balvin y el
reguetón, sí claro, quiere ser otra vez.
Pero bueno, regresando al tema de la película, debo
reconocer que a veces me cuesta trabajo entender que centro mi atención en
cosas que otros ignoran por completo de “Roma”, los elogios se los lleva la
actriz mexicana con rasgos indígenas, y eso me causó un nivel de frustración,
pues en realidad creo que los mexicanos somos más racistas y clasistas que los
mismos extranjeros, incluso llego a creer que somos más antipáticos con los
ciudadanos de rasgos distintos a los propios que el mismo copetón del norte.
Doble moral, doble moral, pero como está en la película de moda, van todos a
admirar lo que en la vida real les causa burlas, apatía y rechazo. Los ricos y
los pobres.
Por otro lado, fácilmente conté como diez u once aviones
durante los más de 120 minutos de película, ninguno tenía sentido según yo,
solo me recordaron el conflicto nacional entre el presidente de México y los
grupos de poder que se aferran a la construcción del nuevo aeropuerto en
Texcoco, quizá deban continuar su edificación los de la 4T, pero na, ya la
Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), hizo oficial su cancelación
definitiva… Seguro se vienen los tuitazos de Meade, o lo que sigue.
Durante la escena del desnudo varonil, solamente me
cuestioné ¿en realidad era necesario?, y respondí, “ok, ellas también tienen
derecho a ver un cuerpo del sexo opuesto mostrando sus atributos naturales,
nosotros siempre somos los ganones», y continué viendo la película
mientras me hacía otra pregunta ¿por qué presumió sus dotes de artes marciales
siendo ésta una las disciplinas de menor arraigo e interés en México?»,
qué va, continuemos, cuando de repente, tremenda sorpresa me llevé, el chavo se
estaba preparando quizás sin saberlo para ser un represor más del sistema
político, ser el pobre que porta el arma para liberar la bala que permite al de
arriba seguir con el pie en el pescuezo de los marginados.
Cuarón, siempre tan sutil, entrelazó el machismo
mexicano, la represión y chiflazón política nacional de los 70, con la
actualidad, quizá Roma clame a los mexicanos a abrir bien los ojos, porque allá
por el México de finales del Siglo XX, la represión fue una mística, la
esclavitud moderna de las ayudantes del hogar sigue intacta, y los más pobres
serán los que jalan del gatillo para empoderar al encumbrado, mientras Obama
sigue haciendo política con todo lo que toca.