Hay hechos que no caben en una simple estadística de cobertura médica. Hay acciones que devuelven algo tan esencial como la luz. Esta semana, cien adultos mayores del sur de Tamaulipas recuperaron la vista gracias a una campaña de cirugías de cataratas realizada en el Hospital General “Dr. Carlos Canseco” de Tampico. Sin reflectores desmedidos ni promesas grandilocuentes, el programa IMSS-Bienestar demostró que cuando se ejecuta con sentido humano, la salud pública puede ser motivo de orgullo.
La jornada, encabezada por el Dr. Marggid Rodríguez Avendaño, coordinador federal de IMSS-Bienestar en Tamaulipas, y el Dr. Joaquín Juárez Durán, director del nosocomio, representó la primera campaña gratuita de este tipo. Lo que hicieron fue simple en el papel, pero profundo en la vida de cada paciente: valoración médica integral, implante de lente intraocular y seguimiento personalizado, todo sin que los beneficiarios desembolsaran un solo peso.
Cien personas —en su mayoría abuelos y abuelas de Tampico, Madero y Altamira— volvieron a ver el rostro de sus seres queridos. No es una metáfora. Volvieron a ver. En el sector privado, una cirugía de estas características ronda los 50 mil pesos. Para quienes no tienen esa capacidad económica, la oscuridad suele ser un destino irreversible. Pero no esta vez.
“Devolverles esta luz es un acto de justicia y amor”, dijo Rodríguez Avendaño. Palabras precisas que resumen el espíritu de la política pública cuando se enfoca en lo esencial: la dignidad humana.
Esta no será la última campaña. IMSS-Bienestar ya prepara jornadas de prótesis, reconstrucción mamaria y cirugías de labio y paladar hendido para personas en condiciones de vulnerabilidad. Cuando los recursos públicos se destinan con precisión, sensibilidad y vocación de servicio, los resultados hablan por sí solos.
En un país donde las carencias del sistema de salud ocupan titulares todos los días, también es necesario hablar de lo que sí funciona. Porque esto también cuenta.
En la intimidad… En la Universidad Autónoma de Tamaulipas también hay motivos para reconocer y aplaudir. El rector Dámaso Anaya Alvarado encabezó la ceremonia de graduación de estudiantes del Centro de Idiomas para la Niñez y la Adolescencia (CeINA UAT), reafirmando el compromiso institucional con la formación integral desde temprana edad.
Acompañado de su esposa, la Lic. Isolda Rendón de Anaya, presidenta de Familia UAT, el rector celebró junto a niñas, niños y adolescentes el cierre de un ciclo de esfuerzo y aprendizaje, destacando el papel de las familias que confían en esta casa de estudios como aliada en el crecimiento académico de sus hijas e hijos.
Uno de los momentos más significativos fue el reconocimiento a nueve familias que durante más de una década han confiado su formación al CeINA UAT. Además, uno de los egresados celebró su graduación desde Canadá, una muestra del alcance que tiene hoy la UAT y su visión global.
Con una matrícula que pasará de 1,300 a 1,600 estudiantes, el programa de idiomas sigue consolidándose como una herramienta clave en la construcción del futuro de las nuevas generaciones. Esta fue la 31.ª generación del CeINA, integrada por 29 alumnos del nivel Junior Avanzado, quienes concluyeron su formación bilingüe en inglés.
La Universidad no solo está formando profesionistas. Está sembrando confianza, identidad y pertenencia desde la infancia.
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