Opinión

El ataque a Irán no es ajeno al resto del mundo

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Por: Zaira Rosas
zairosas.22@gmail.com

El 22 de junio despierto con las noticias inundadas de titulares que anuncian el
ataque de Estados Unidos a Irán, el presidente Donald Trump destaca esta acción
como exitosa pues impide el crecimiento de armamentos nucleares de Irán, Israel
también alaba el ataque pues desde tiempo atrás mantiene una tensión constante
con Irán, y aunque este último es considerado un país de extrema violencia y
represión por algunas naciones, el ataque realizado de manera anticonstitucional
por parte de Donald Trump, enciende distintas opiniones a lo largo del globo
terráqueo.
En medio del caos mediático y de los discursos que parecen lejanos, es innegable
que la acción puede impactar también a México y el resto del mundo, no solo por
las percepciones políticas y los apoyos distribuidos de las naciones, sino también
de manera económica y por supuesto cuando una nación se impone dejando de
lado el diálogo, los tratados internacionales e incluso la opinión de sus
legisladores, quienes más sufren el impacto son las vidas humanas.
Estados Unidos ha intervenido nuevamente en Medio Oriente, en una acción sin el
respaldo del Congreso ni de organismos internacionales, bajo el argumento de
seguridad global. Pero, esto en realidad no tiene un argumento sólido y lleva años
de conflicto que conforme el poder en turno se intensifica, sobre todo
contemplando que aquí también interviene Israel.
Durante años, este país ha denunciado que Irán representa una amenaza, no solo
por su programa nuclear, sino por el respaldo que ofrece a grupos como Hamás o
Hezbollah. Sin embargo, la historia no puede contarse en blanco y negro. Israel
también ha sido parte de una política sistemática de ocupación y represión hacia
el pueblo palestino. Y en este fuego cruzado, Estados Unidos suele posicionarse
como aliado incondicional de Tel Aviv, lo cual complica aún más cualquier intento
de paz en la región.
Pero más allá de los líderes, los intereses y los ejércitos, están las personas. Irán
no es solo un país con aspiraciones nucleares. También es un lugar donde viven
millones de mujeres, jóvenes, niños y trabajadores. Muchos de ellos luchan desde
dentro contra su propio sistema, arriesgan sus vidas por más libertad, y ahora,
además, tienen que sobrevivir a las bombas extranjeras. Lo anterior es uno de los

escenarios que podría apuntar a revoluciones internas y por ende aún más
violencia al interior de Irán.
Pese a hablar de conflictos en naciones lejanas, no somos ajenos, hay
consecuencias globales que veremos reflejadas en la economía, por ejemplo, si
Irán decide cerrar el Estrecho de Ormuz —una de las principales rutas de
transporte de petróleo del mundo—, los precios del petróleo se dispararían, y con
ellos, la gasolina, el gas LP, los productos importados e incluso los alimentos.
Aumenta la inflación, se encarece la vida cotidiana. Todo por un conflicto que
parece lejano, pero que termina colándose hasta en la tiendita de la esquina.
En medio de un conflicto creciente la información juega un papel fundamental, no
basta con informarnos solo a través de redes sociales, necesitamos contexto y
contrastar opiniones para poder establecer posturas críticas y empáticas, aunque
nuestro gobierno no forma parte del campo de batalla, no debería ser indiferente,
pues mantenemos relaciones diplomáticas, comerciales y energéticas con quienes
sí están involucrados.
Desde lo individual compartir lo que pasa en el mundo es una forma de visibilizar
lo más importante: la humanidad y hacer un llamado para que nuevamente se
establezcan los intentos de paz, pues en medio de la lucha de poder quienes más
sufren son personas civiles que como cualquiera de nosotros también tienen
derechos y anhelos de mejores oportunidades, guardar silencio ante los distintos
ataques no es solo indiferencia, sino también complicidad.

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