Opinión

Natalia y la evolución del arte / Por: Zaira Rosas

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¿Qué puedo hacer ante el panorama del mundo actual? Es una de las preguntas
más recurrentes de quien añora transformar la realidad. Como sociedad existe el
anhelo de un mundo mejor, pero en ocasiones pareciera que esta tarea está
destinada solo a unos cuantos. Se nos olvida que el talento llega con la práctica y
que basta con ser fieles a nuestra autenticidad para verdaderamente incidir en el
mundo. Al menos así lo entiendo conforme sigo la trayectoria musical de Natalia
Lafourcade.
Comencé a escuchar a Natalia Lafourcade hace más de 20 años, cuando su estilo
era dinámico, vestía con pantalones holgados y se peinaba con dos chonguitos, a
la par de que coreaba una y otra vez la canción “En el 2000”, más de dos décadas
después su estilo es otro, aún fiel a su profunda creatividad y con igual
profundidad en cada una de sus letras, ahora visualizo en sus conciertos a
personas que ni siquiera habían nacido cuando salió su éxito “En el 2000”, pero
con el mismo entusiasmo corean cada una de sus canciones.
La canción, es el eje central de su nuevo tour: “Cancionera”, y además de ser un
homenaje a la música de distintas épocas, lo es también a su proceso creativo y a
todo lo que emana de ella pues con naturalidad involucra al público compartiendo
sus pasiones artísticas e incluso la conciencia social que la ha caracterizado al
pensar cada vez más en el impacto que tiene su música.
Natalia tiene una voz única, utiliza el arte como un medio de expresión, pero
también de crítica y reflexión. A lo largo de su trayectoria ha elegido con cuidado
las colaboraciones, visibilizado a artistas locales y desentrañado ritmos que no
tendrían que pasar al olvido. Sus canciones son un homenaje también a México a
los sabores profundos de sus regiones y resaltan la raíz de nuestra nación de tal
manera que incluso en otros idiomas corean canciones emblemáticas de la banda
sonora de algunas películas.
Sus presentaciones tienen una sencillez que resalta la armonía detrás de la
guitarra, no requiere de luces excesivas o escenografías en extremo elaboradas
porque basta con verla entrar en escena para despertar la emoción de un público
que se maravilla con sus cambios de personaje. “Cancionera” es el tour más
reciente y a la vez una manera de recordar orígenes musicales, mientras la
escuchas cantar es ineludible percibir una obra teatral magistral que solo sería
posible con la complicidad de su audiencia.
Ver a una artista con décadas de experiencia, fiel a su pasión y estilo es también
el recordatorio de que hay múltiples formas de cambiar al mundo, no todos los
héroes o heroínas requieren de capas, a veces sus instrumentos pueden ser mejor

arma, basta con seguir una vocación, profundizar, practicar y encontrar un estilo
propio que inspire a otras personas a hacer lo mismo desde sus áreas. En este
caso Natalia Lafourcade a través de los años se volvió una mujer medicina gracias
a la música.
Cada canción puede acompañarnos en distintas eras y ahí está la magia del arte,
puede hacerte sentir y reflexionar a través de cada pieza sobre distintos temas
como el amor, la libertad, la comunidad e incluso sobre el origen de nuestra
cultura y civilización. En medio de escenarios rápidos, digitales, también podemos
permitirnos ser acústicos, tomar una pausa y seguir creando nuevos mundos que
nos permitan ver surgir otras posibilidades.
Hoy puede ser una oportunidad para hacer una pausa en la rutina, dar un paseo,
escuchar música, ir a un museo y permitirte conectar con las reflexiones artísticas
de quienes ven el mundo bajo otras perspectivas, quizás así podamos conectar
mejor con otros y a partir de la empatía, mejorar el mundo.

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