Los Estados Unidos Mexicanos, bajo la gerencia de la capitalina Claudia Sheinbaum Pardo, entrarán el momento idóneo para desaparecer o reformar por completo las políticas internas que constituyen el Sistema Para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), un organismo público descentralizado fallido, obsoleto.
Desaparecerlo, fue una acción que le va a la Cuarta Transformación, sin embargo, claro que tiene sus positivos, pero, son muy pocos; reformarlo para bien de la sociedad debería ser lo mejor, y tener a Claudia, una mujer presidenta en México, pudiera ser una buena oportunidad para que comience a cerrarle el paso a las esposas de los alcaldes o gobernadores.
Claudia no va a poner a su esposo como presidente del DIF Nacional, otra tarea le va a encomendar, y si es la de estar lejos de la Administración Pública Federa, sería mejor, por eso, desde las administraciones del orden estatal y municipal se debería impedir que las esposas de estos políticos estén al frente de las presidencias de los sistemas DIF, motivos, sobran.
¿La justificación de motivos? Divorcios al alza, según estadísticas del INEGI, en México del 2012 al 2019 hubo un aumento considerable, si acaso en 2019 por Covid, no se concretaron los juicios por divorcio, pero la violencia intrafamiliar se disparó, bueno, el caso es que para el 2022 se volvieron incrementar las rupturas familiares en México.
Y le seguimos con la violencia al interior de los hogares; todo parece indicar que en la defensa del sistema que procura el “desarrollo integral de las familias”, no hay manera de salir en su defensa para que no lo desaparezcan o bien, para que mañana no llegue la esposa del alcalde electo.
Le seguimos… Usted lo sabe y lo tiene muy presente. Las denuncias por violencia intrafamiliar tienen un comportamiento tremendamente alcista. Tan solo a febrero de 2024 ya había un millón 238 mil 702 casos (1,238,702), cuando el 2023 cerró con 284 mil 133 denuncias, mientras que el último año del sexenio de Enrique Peña Nieto, se contabilizaron 180 mil 185 casos. Muy preocupante que no se corresponde con la misión, visión y valores de los DIF, organismo que presumen salvaguardar el desarrollo de la familia.
El fracaso consumado del DIF, viene porque el alcalde no tiene la capacidad de correr a la presidenta “honoraria”, al menos que se vean envueltos en un divorcio o escándalo mayor, pero, aunque la cónyuge del jefe del ejecutivo estatal sea buena para nada en el cargo no la va a correr, y en eso, súmele los más de 2 mil presidencias municipales de los DIF, y las 32 por cada entidad federativa, ya son más una carga que un acierto; los números y los resultados con estas dos estadísticas lo sostienen.
Acaso, a partir de una nueva era política, los «esposos alcaldes» y «maridos gobernadores», estarán dispuestos a que sus esposas, en su mayoría madres de sus hijos, sean sometidas a un verdadero escrutinio y cuestionamiento por parte del pueblo y los medios de comunicación
En la intimidad… Imaginé lo bonito que sería tener sistemas DIF con mujeres que verdaderamente trabajen por una mejor sociedad, por familias más sólidas y por una reestructuración social desde el amor y la acción activa. Seguramente, otro México tendríamos.
Aplauso a las presidentas del DIF que, si trabajan, usted diga cuáles son.
davidcastellanost@hotmail.com
@dect1608
