Sospechosamente, en la zona metropolitana de Tampico se han reportado las misteriosas muertes de tres mujeres. La “última” había sido reportada como desaparecida el miércoles pasado y 24 horas después confirmaron su muerte.
El fin de semana, en la colonia Unidad Nacional de Ciudad Madero, se reportó el primer hallazgo. Para los tres niveles de gobierno, informar sobre el caso fue tan importante como el precio de la coca cola de tres litros; de esta desafortunada historia solo trascendió que, horas antes de ser reportada sin vida, había discutido con su pareja. Precisamente, hasta este jueves la fiscalía general de Justicia del Estado de Tamaulipas no había logrado tener comunicación con su cónyuge.
A mitad de semana -el miércoles-, mientras que por la mañana se reportaba la desaparición de Juana María Ontiveros, quien posteriormente se convertiría en la tercera víctima, a orillas del Río Pánuco, a la altura del Paso del Zacate, el cuerpo flotando de una mujer fue reportado a las autoridades; según informantes de la FGJT, tenía muestras de violencia, aunque no se puede descartar un suicido.
Y para la tarde noche del mismo día, en Altamira, ya en estado de descomposición, “otra muerta”, las pesquisas apuntan como responsable a una persona cercana a la víctima.
Hasta ese momento eran tres familias fracturas; tres mujeres a las que presumiblemente les cortaron sus sueños y les negaron el seguir disfrutando del amor de sus seres queridos.
Tristemente, para antes del mediodía del jueves 29 de agosto, las investigaciones de la Fiscalía confirmaron a los familiares de Juana María Ontiveros, que sus restos fueron los encontrados a orillas del Río Pánuco, y tras la autopsia, la hipótesis del suicidio quedó fortalecida.
Para desgracia del sur de Tamaulipas existen estos tres hechos desgarradores, sin embargo, las indagatorias de la FGJT, aclaran a la población en general que se trata de situaciones completamente ajenas, una de la otra, con historias de final triste y móviles desiguales. Aquel que pretenda desencadenar una ola de terror, psicosis y sembrar miedo a las mujeres de Tampico, está cometiendo un acto por demás irresponsable.
En paz descansen.
Y las encargadas del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia, a trabajar… a tra-ba-jar; porque los suicidios van al alza, según las estadísticas de la Fiscalía de Tamaulipas. En el año 2022, hubo 41 casos; en 2023 se cerró el año con 47 personas que se quitaron la vida y en 2024, ya sumamos 23 hechos suicidas consumados, lo malo, es que aún no comienza el otoño- invierno, la época del año que más casos de este tipo manifiesta, y sí, la mayoría de las personas que eligen quitarse la vida son hombres.
En la intimidad… Hay gobiernos que dan pena ajena cuando la sociedad civil, las organizaciones y el espíritu solidario y subsidiario de la población, los rebasan y demuestran que, cuando hay voluntad, las necesidades de grupos vulnerables pueden ser cubiertas.
Esto ocurre con mucha frecuencia, en el municipio de Nuevo Laredo, -la aduana comercial más importante de Latinoamérica- donde la política humanista de Carmen Lilia Canturosas, la presidenta municipal, es solo de papel, de frases para alimentar sus discursos y para textos de propaganda en sus redes sociales; Carmen Lilia, tan lejos del humanismo de Américo Villarreal Anaya.
Bastó el llamado del Club de Periodistas Bravos de Nuevo Laredo, para que algunos empresarios y ciudadanos, unieran esfuerzos y en tres días reunieran materiales de construcción y mano de obra, para empezar a levantar las paredes de una pequeña escuela en la colonia Praderas del Mezquital, aledaña a Los Artistas.
El pasado lunes, al dar inicio oficial al nuevo ciclo escolar, 47 niños de ese sector acudieron a clases aglutinados entre dos paredes y una lona como techo, para protegerlos de las inclemencias del clima.
Los padres de familia y el profesor Efraín de la Cruz Manuel, reiteradas veces acudieron ante las autoridades municipales para que les apoyaran. La respuesta de Carmen Lilia Canturosas, siempre fue la misma: “No nos corresponde”.
Es un personaje que se caracteriza por su incongruencia. Dice una cosa, pero hace otra, de tal modo que tiene una taza de medida diferente para cada grupo de la sociedad y con frecuencia -o por sistema-— en todas sus acciones deja desprotegidos a los más necesitados y vulnerables.
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