En esta segunda etapa de mi vida profesional ligada a los medios de comunicación, tras una pausa de algunos años en los que trabajé en la administración pública, así como en campañas políticas para diferentes partidos, veo una elección altamente compleja. Espero que en nuestros municipios, estado y país impere la razón y la madurez política tanto de vencedores como de vencidos.
Ningún otro dato puede ocultar los conflictivos y caóticos casi seis años de administración federal, que como botón de muestra están los 173 mil 378 asesinatos acumulados desde el inicio del sexenio hasta el pasado mes de marzo.
Sin dejar a un lado el incremento en los índices de extorsión, lesiones dolosas, trata de personas y víctimas de delitos contra la libertad personal.
Podría compartir más indicadores económicos, de salud, desarrollo social y educación, para demostrar que el actual gobierno a punto de concluir no ha sido por mucho uno de los mejores, como tanto pregona el presidente, Andrés Manuel López Obrador.
Pero ahora es el día para decidir qué país queremos y anhelamos, hacer una autocrítica y reconocer si nos equivocamos al pensar que las propuestas de la actual administración federal nos llevarían a un México diferente, o si pensamos seguir dando nuestra confianza a una opción partidista diferente a la actual.
Desde que voté por primera vez lo hice emocionado y convencido del gran compromiso que tengo como ciudadano, pensando siempre que mi voto podía, si no hacer la gran diferencia, sí abonar a un cambio en mi ciudad. Algunas veces perdí y otras veces gané, la esencia de la democracia.
Más allá de las encuestas con sus contundentes resultados, nadie es pitoniso para saber qué nos depara el final del día. Lo que sí espero es una alta votación, que todas y todos salgamos a cumplir con nuestro deber ciudadano y abarrotar las casillas.
La ciudadanía necesita dejar atrás la polarización de clases, algo nunca antes visto e implementado en estos años, una idea que en nada ayudó a madurar como sociedad y en cambio avivó un serio conflicto ciudadano.
Este 2 de junio, todos, los que votemos y los que decidan no hacerlo, estaremos escribiendo nuestro futuro, el futuro del país.