El tema del cierre de las refinerías “Francisco I. Madero”, de Ciudad Madero, Tamaulipas y “Héctor Lara Sosa”, de Cadereyta, Nuevo León, sigue dando de qué hablar, posiciones encontradas, la mayoría de rechazo a la suspensión de actividades.
La propuesta de Xóchitl Gálvez, abanderada de la coalición Fuerza y Corazón por México, desató una serie de críticas y de respuestas sobre su planteamiento, incluyendo la del alcalde de Cadereyta, Cosme Leal, y del candidato a la diputación por el Distrito 8, Chucho Nader, ambos panistas.
El primero afirmó que defendería la refinería contra todos los políticos, mientras que el segundo dijo ser respetuoso de los derechos laborales de los petroleros.
En ambos casos llama la atención no haber fijado una postura ante el despido de cerca de dos mil petroleros durante el sexenio del presidente, Andrés Manuel López Obrador.
En 2018, la refinería de Cadereyta, Nuevo León, contaba con cinco mil 126 fuentes de empleo y, en 2024, disminuyó a cuatro mil 131.
Mientras que, en el mismo lapso de tiempo, la planta ubicada en Ciudad Madero tenía tres mil 625 plazas y actualmente la fuerza laboral es de dos mil 780.
Por cierto, en redes sociales hace unos días circuló un video de Esdras Romero, dirigente de la Sección Uno del sindicato petrolero, lanzando vivas en apoyo a Claudia Sheinbaum, de la coalición “Sigamos Haciendo Historia”.
¿Cerrar o transformar? Es la pregunta de manera general que se debe hacer sobre las instalaciones petroleras.
En el caso de la instalada en la llamada urbe petrolera, en octubre de 2023 no produjo un solo litro de gasolina ni de diésel, a pesar de haber recibido 8 mil millones de pesos para su rehabilitación.
En Cadereyta, las quejas de la sociedad civil, autoridades y empresarios han sido en torno a la gran contaminación generada desde hace varios años.
En la zona sur difícilmente se verá una postura crítica por los diversos sectores de la ciudadanía. Políticos, funcionarios de gobierno, empresarios y trabajadores se manifiestan en sus grupos de WhatsApp en voz baja.
El siguiente paso es conocer a detalle cómo se llevaría a cabo la modificación en la operación de las plantas y lo más importante de qué manera se respetarán las fuentes de empleo.
Mientras que los verdaderos trabajadores de la Sección Uno deberán analizar a fondo la posibilidad de un cambio en la planta.