Opinión

La marcha sin jóvenes en Tampico

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La “Marcha por nuestra democracia” fue convocada por diversas organizaciones civiles, la gran mayoría ligadas al Partido Acción Nacional, algunos sectores del Partido Revolucionario Institucional y otros participantes representantes de la ciudadanía de manera independiente. El propósito fue defender como sociedad las libertades y derechos que se asegura pretenden desaparecer.

Creo que la gran mayoría está de acuerdo en proteger estos conceptos, aunque también habrá un sector de la población que afirme que esto no está ocurriendo en el México actual.

En el caso particular del evento celebrado en la plaza de Armas de Tampico, me causó dos sorpresas: la primera, la poca asistencia registrada; y la segunda, la notable ausencia de jóvenes en la marcha, a diferencia de la organizada en defensa del INE y que culminó con una concentración en la plaza de La Libertad.

Este domingo la juventud brilló por su ausencia, dejando toda la responsabilidad a los adultos y a los integrantes de la tercera edad, fueron ellos quienes encabezaron un acto no solamente en defensa del presente, sino también del futuro, el cual se supone van a vivir los jóvenes.

Y sí, la avenida Hidalgo y las calles para llegar a la plaza frente al palacio municipal de Tampico, se pintaron de rosa.

Pero quienes las caminaron son en su mayoría aquellos que desde hace décadas participaron en la construcción de la llamada escalera para alcanzar la democracia y que por lo visto a un amplio sector de la ciudadanía, al menos en la zona sur de Tamaulipas, poco le importa.

Al menos en la zona conurbada no aplica lo dicho por el historiador Enrique Krause, quien comparó la marcha con el movimiento del 1968, en aquellos años la participación de la juventud fue fundamental, en la zona la indiferencia marcó la diferencia.

Los jóvenes mexicanos en particular de Tampico, Altamira y Ciudad Madero, deberìan desafiar las normas establecidas en la política con una postura contestataria y disruptiva. Demostrar un cansancio de la corrupción y la falta de representación, levantarse para exigir un cambio real.

Movilizarse y manifestarse para reclamar su lugar en la toma de decisiones. Este activismo juvenil es crucial, ya que están luchando por su futuro en un país donde la democracia está en riesgo. Su participación además de ser valiente, también es esencial para construir un México más justo y equitativo.

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