«¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano». Lucas 6:41 y Mateo 7:3.
¡Por su puesto! Es muy normal que a la sociedad le duela, claro, le duele aceptar su verdad, y más cuando se niega a ver y aceptar su decadencia y podredumbre.
¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? Este es otro fragmento de la Biblia.
Pero lo sucedido entre Melanie y Christian, es el fiel reflejo de una sociedad destinada a la descomposición total y absoluta si insiste en negarse a aceptar su responsabilidad. Definitivamente, hoy más que nunca, la violencia entre las personas es una realidad que nos afecta a todos. Ya sea en las familias, en nuestras comunidades o en las calles, el daño causado por la agresión física, psicológica o emocional nos hiere de manera profunda.
Pero todos prefieren el linchamiento social y mediático. Es imperativo que asumamos una responsabilidad compartida: la de trabajar juntos, sin distinciones, para erradicar la violencia y construir una sociedad basada en el respeto, la empatía y el humanismo.
La violencia no es solo un problema de seguridad pública, es una manifestación de deshumanización, de falta de valores, de incomprensión entre los seres humanos, y aunque cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar, es esencial que todos los actores sociales, desde los tres niveles de gobierno hasta los organismos públicos y privados, sociedad civil y autoridades educativas debemos sumarnos y unir nuestros esfuerzos para afrontar este desafío. La tarea es urgente, porque no hay un día que pase sin que nos encontremos con nuevas víctimas, con nuevos episodios de dolor que podrían haberse evitado si hubiésemos actuado con mayor responsabilidad y empatía.
La violencia no puede combatirse solo con leyes y castigos, sino con una cultura de respeto mutuo que se fomente desde todos los rincones de nuestra sociedad: en la educación, en el ámbito laboral, en las relaciones familiares, en los medios de comunicación, y en el trato diario entre personas.
Melanie y Christian, ambos son víctimas de una irresponsabilidad a la que todos abonamos por hipócritas, todos por igual, hasta esos medios de comunicación que anteponen adjetivos al joven profesionista, son tan cobardes como el señalado, porque mientras ellos le apuntan con su dedo, su propia mano los acribilla con tres empuñados.
Prota recuperación a la joven estudiante de enfermería de la UAT Campus Tampico, y ojalá ambos puedan atender y fortalecer su salud mental…. de los padres de ambos, mejor no hablamos.
En la intimidad… Por cierto el rector Dámaso Anaya Alvarado reafirmó el propósito de fomentar en las y los estudiantes de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) las herramientas necesarias para convertirlos en agentes de cambio en la sociedad y que asuman el compromiso de ser líderes con un profundo sentido humanista, capaces de transformar su vida y el entorno.
Ante cientos de estudiantes en el Campus Victoria, Dámaso Anaya puso en marcha el Primer Taller de Liderazgo Juvenil “Rompiendo Barreras: Humanismo Transformador UAT”, y expresó que este evento es, precisamente, una de esas herramientas con las cuales se pretende que los jóvenes exploren, descubran y potencialicen sus talentos.
En este sentido, recalcó que la Universidad se enorgullece de ofrecer estos espacios para su formación integral, porque no solo se busca preparar profesionistas de alta calidad académica, sino también ciudadanos comprometidos con el bienestar social.
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