Cuando en la década de los noventa ví como la maquinaria pesada trabajaba en una de tantas obras de la rehabilitación de la carretera Tampico-Mante, entre el punto conocido como el “barquito” y antes del puente que conduce al puerto industrial de Altamira, pensé, “Aún así construyan ocho carriles en la carretera el tráfico será terrible”.
Hace unos días una persona comentaba haber tardado más de 45 minutos desde un punto de la tierra de “Cuco” Sánchez a otro sobre la avenida Universidad, en Tampico, “Te fue bien”, “tuviste suerte” y “te veniste volando”, fueron algunas respuestas a su queja.
No se necesita ser un experto para saber que uno de los grandes y graves problemas que afectan a la zona sur de Tamaulipas, en donde habitan más de un millón de personas, es la movilidad.
Reflejo de lo anterior es el incremento en las estadísticas de percances viales y el número de personas fallecidas en los accidentes. Las noticias reportan con mayor frecuencia “espectaculares” volcaduras y colisiones no muy comunes años atrás.
Las causas de los siniestros si bien en su mayoría son por el consumo de alcohol, falta de precaución y fallas mecánicas, también es cierto la necesidad de una mejor planeación y seguridad urbana en donde se incluya opciones para un mejor traslado de la comunidad.
Las avenidas Hidalgo y su prolongación, Universidad, Ayuntamiento, Emilio Portes Gil, López Mateos, Obregón, son algunas de las arterias más importantes de las ciudades de Tampico, Madero, en donde la problemática de movilidad es más severa. Altamira tiene características más específicas por el tráfico de unidades pesadas.
Hasta el momento ninguna autoridad federal, estatal o municipal han presentado planes a corto plazo para atender o resolver esta situación, solamente bosquejos o limitados esfuerzos como “meter en orden a los taxistas” o desaparecer rutas urbanas. La misma postura ha sido adoptada por los gobernadores, salvo las obras realizadas el sexenio anterior que siempre tuvieron la sospecha de un beneficio personal de las autoridades en turno.
La falta de una bien planeada movilidad no tarda en generar otro tipo de problemáticas para los habitantes de la zona conurbada, salud mental, afectaciones en la economía, mayores peligros para los peatones, por señalar algunas.
Ya no pensar en segundos pisos o en costosas obras, se requiere voluntad y proyectos inteligentes que vayan de la mano con el crecimiento de una de las regiones más importantes del país.