Opinión

El accidente de la Santa Cruz no permite omisiones  

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La calle Michoacán divide las colonias Los Mangos y la Unidad Nacional en Ciudad Madero, una frontera que cruzaba infinidad de veces al día, la primera ocasión era para encaminar mis pasos sobre la calle Colima con destino a la primaria Serapio Venegas.

En el cruce con la calle Nayarit la decisión era o seguir derecho hasta la Nuevo León o dar vuelta a la izquierda en la Nayarit. Pasar frente a la parroquia de la Santa Cruz era un paso obligado antes de llegar al salón de clases.

A finales de los años 70s o principios de los 80s, como mejor convenga, las instalaciones de la iglesia eran más modestas, sin embargo formaban parte del proyecto desarrollado por el exlíder petrolero, Joaquín Hernández Galicia, La Quina, quien en los años 60 tuvo la visión de construir toda una colonia: la Unidad Nacional.

En esos años y ante la falta de alternativas comerciales, al paso del tiempo sabría el motivo, únicamente existía la tienda de consumo, como en otras colonias de Tampico y Ciudad Madero, caminando o en bicicleta se llegaba a comprar algo que faltaba en casa.

También era indispensable transitar por el templo, en ocasiones, principalmente los fines de semana, se podía ver llegar a una quinceañera o a unos felices novios, así como a sus invitados, todos contentos por rendir culto a Dios, siendo recibidos por el padre Gómez.

Seguramente así estaban las personas que quedaron atrapadas bajo la losa desplomada del recinto católico, alegres por estar en comunión con el creador.

Es necesario hacer un reconocimiento al ejemplo de la solidaridad mostrada por la ciudadanía, invaluable su apoyo en momentos tan complicados.

Después de los fallecidos, lesionados, el dolor de las familias y del quiebre que ha sufrido la sociedad de la zona sur. ¿Qué sigue?.

Sigue hacer una exhaustiva investigación por parte de las autoridades federales, también a nivel estatal, verificar permisos de construcción, a la constructora misma, estudios técnicos, que cada quien asuma su responsabilidad.

Es cuestión de horas en que los funcionarios oficiosos salgan a declarar: “Se van a verificar cornisas y las estructuras de..”, nunca faltan.

Es necesario aplicar la justicia principalmente para quienes quedaron marcados de por vida. La omisión es un delito serio que esperamos nadie cometa

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