Opinión

La disputa más allá del dique seco

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Lo recuerdo imponente en una foto que los simpatizantes de Joaquín Hernández Galicia, usaban para apoyar a su líder caído en desgracia después del quinazo.

A cuarenta años de entrar en operación, los cumplió el pasado 28 de junio, el ahora llamado Centro de Reparaciones Navales (Cerenav), se ha vuelto el centro de un conflicto entre el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) a través de la Sección Uno y la Secretaría de Marina, quienes buscan el control de las instalaciones ubicadas en el municipio de ciudad Madero.

El argumento es que las instalaciones del recinto se consideren de seguridad nacional, lo anterior fue evidenciado al parecer por un trabajador petrolero quien grabó con su celular la reuniòn sostenida entre sus compañeros y el Almirante Ricardo Carrión Navarro, director general de Construcciones Navales de la Secretaría de Marina Armada de México.

Más allá del anuncio de la toma del control de las operaciones para uso y usufructo en favor de la SEMAR, calendarizado para el último día de julio y que lal transiciòn se realizará de manera “suave” y asegurando la permanencia de las plazas laborales, las autoridades navales exhibieron la negligencia de los líderes petroleros al diálogo y a encontrar puntos de acuerdo que beneficien a la plantilla de sindicalizados.

La medida ha provocado inquietud entre las familias maderenses y de la zona conurbada, ya que son mil 600 trabajadores los que laboran en la Terminal Marítima.

Para nadie es un secreto que desde hace años el sindicalismo petrolero se ha conducido con sus propias reglas políticas y en ciertos momentos ha obligado al gobierno federal a dar un golpe de autoridad como el ocurrido el 10 de enero de 1989, en donde se presentó la “segunda expropiación petrolera”.

La llegada de las fuerzas navales viene a establecer orden y el cumplimiento a las obligaciones de la clase trabajadora en su centro de trabajo, tal como lo establece el contrato colectivo y que algunas veces se deja a un lado.

La intervención de las fuerzas navales y militares ha sido tomada como una injerencia en sectores en donde su presencia no se requería, Migración, Aduanas y en esta ocasión en el dique seco, sin embargo también abre la oportunidad para vigilar muy de cerca la operación del centro de trabajo y sus alrededores.

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