Opinión

Entre encuestitis y panorámicos

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¿Lo que no está regulado, está permitido?

Avanza el reloj electoral y a la par aumenta la calentura a todo lo ancho y largo del estado entre los aspirantes a obtener una candidatura para el proceso electoral 2024, la mayoría piensa, “en donde sea y como sea, pero aparezco en la boleta, no hay de otra”.
Para llegar a la “madre de todas las elecciones” los interesados echan mano de cualquier argumento posible, desde volverse “más amables y ser más simpáticos”, aunque sea por temporada, finalmente su verdadera naturaleza ya se conoce, hasta el uso de otras herramientas.

Es así como en todo el país vemos el derroche de dinero en espectaculares, encuestas y bardas pintadas, por decir algo, por cierto en donde la enjundia de algunos simpatizantes rebasa lo permitido, como la pinta llevada a cabo por supuestos admiradores de Claudia Sheinbaum, en una pared del viejo hospital, “Carlos Canseco”, de Tampico.

Un inmueble hasta donde se sabe es propiedad del estado, a menos que haya sido vendido o esa esquina haya sido privatizada, alguien tiene la respuesta.

Otro frente de batalla en donde se pelea el posicionamiento de un aspirante, son los espectaculares, cuyo costo no es nada barato, a pesar de los beneficios que puede conseguir al manejar el costo por volumen o si son clientes de una administración federal, estatal o municipal, el servicio se tiene que brindar.

¿Quién o quiénes pagan una campaña que no es campaña? ¿el aspirante o uno o varios amigos?, ¿tan fuertes son los lazos de afecto? o ¿algún o algunos empresarios son muy visionarios y buscan el desarrollo de su ciudad?, son las algunas preguntas que saltan a primera vista. Lo que no está regulado está permitido.

¿En verdad los políticos, sus partidos y los gobiernos, creen que la ciudadanía les compra sus encuestas?, todos saben que paga quien busca aparecer como el mejor posicionado, aunque al día siguiente llegue otro competidor y pague más o cubra los servicios de una empresa diferente.

Lo más interesante es conocer de parte de aquellas o aquellos que aspiran a un cargo público, que en un ejercicio de transparencia informen quién o quiénes están detrás de los recursos que usan para sus campañas que no son campañas. Todos sabemos que es altamente probable nunca ocurra.

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