Como en antaño, Tamaulipas vuelve al centro de la opinión pública nacional e internacional, nuevamente los narcobloqueos y las caravanas de integrantes del crimen organizado en la franja fronteriza, despiertan la duda de la gobernabilidad en el estado.
Primera pista
San Fernando, Matamoros y Reynosa, han sido escenario de enfrentamientos entre bandos antagónicos y cuyo principal propósito es controlar la geografía tamaulipeca y así asegurar la operación de sus actividades ilícitas.
A modo de consuelo, Américo Villarreal Anaya, gobernador de Tamaulipas, descarta la presencia de un tercer grupo de la delincuencia.
En resumen el ajuste de cuentas es entre el CDG y CDN, dejando a un lado, al menos por el momento al CJNG, a pesar del decomiso de dos unidades con las siglas de esta última organización.
Segunda pista
Como si fuera el sello distintivo de los gobiernos surgidos del partido Morena, la desinformación se hizo presente desde el primer día de los enfrentamientos.
Fue así como los espacios vacíos dejados por los responsables de fijar una postura oficial ante los hechos violentos, comenzaron a ser ocupados por la desinformación.
Nadie en su sano juicio puede negar lo impactante de las imágenes de un convoy de camionetas, el armamento pesado que apenas pueden cargar, la desesperación de las conversaciones en la radio policial y otras escenas de violencia.
La falta de capacidad y la inoperancia por parte de las autoridades estatales tamaulipecas, para informar a tiempo, al menos en las primeras horas de la crisis de inseguridad, fue terreno fértil para debilitar la autoridad en la entidad.
Tercera pista
Ante los hechos violentos en la franja fronteriza empresarios de Reynosa, adheridos a diversas cámaras como Canaco, Cmic, Coparmex, entre otras, exigieron al Gobierno Federal y Estatal garantizar la seguridad de los ciudadanos en Tamaulipas y mostraron su preocupación por la inseguridad.
A nadie beneficia la situación por lo que atraviesa una región de la entidad, no todo el estado, como algunos grupos lo hacen ver. Lo único claro es que la falta de capacidad en ciertas áreas de función pública y los intereses mezquinos, afectan la paz social.