Opinión

Reconstruyendo tejidos

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Por: Zaira Rosas
zairosas.22@gmail.com

¿Qué tienen en común Kenya Cuevas, Eufrosina Cruz, Katya Echazarreta,
Michelle Obama y Eckhart Tolle? Además de ser personas inspiradoras y líderes
en distintas comunidades, tienen un interés particular en transformar el entorno, lo
hacen sin buscar un beneficio personal, a través de sus propias historias de
superación, con la intención de contagiar en ánimo a más personas y antes de
querer trasformar a otros seres comenzaron con su propia historia.
Para poder impactar en la vida de los demás se requiere coherencia, entender de
fondo las problemáticas e incluso haber sufrido las dolencias que se buscan
erradicar. La lista de personas previamente mencionadas podría sonar dispar
entre sí, aunque en realidad se trata de seres que han identificado con claridad
sus causas. Kenya lucha por los derechos humanos, ha usado su propia historia
para saber qué es lo mínimo que toda persona merece simplemente por existir.
Sabe qué orilla a alguien a terminar en situación de calle y también cómo
devolverles una vida digna, por ello ha implementado distintos albergues en el
país.
Eufrosina Cruz vivió en carne propia el impacto de alguien que puede mostrarte
nuevas posibilidades de vida, sobre todo en un espacio donde pesan más los usos
y costumbres, hoy es de las mujeres que más ha luchado por un entorno
equitativo donde la cultura no sea un pretexto para someter a las infancias a
matrimonios forzados donde además pierdan sus sueños y aspiraciones. De igual
forma Katya Echazarreta venció los estereotipos y demostró que ser mujer de
origen mexicano no es impedimento para seguir creciendo y cumplir la meta de
viajar al espacio.
Michelle Obama y Eckhart Tolle son figuras reconocidas a nivel internacional,
tienen en común el interés de transformar la mente. Michelle quiere que nuevas
generaciones vean sus metas como algo posible y Eckhart se ha dedicado a
hablar de la importancia de centrarse en algo más allá de lo tangible, tener
presencia y desarrollar la conciencia.
Todos estos personajes buscan tejer redes de apoyo, regresar a una red que
sostenga lo vulnerable, concretar impulsos colectivos e incluso entender que como
seres humanos necesitamos de algo más que el mundo exterior. No es casualidad
que en medio de una sociedad cada vez más individualista surja también la
necesidad de crear comunidades. Tampoco es una coincidencia que generaciones
más jóvenes sean quienes buscan a estas figuras como fuente de inspiración, a la
par que otras personas de la misma edad sean el blanco perfecto para sustancias
tóxicas y drogas cada vez más adictivas.

La crisis que enfrenta actualmente la humanidad va más allá de temáticas
particulares, se trata de una crisis social, donde los tejidos más básicos no se han
perdido, pero se encuentran dañados por la indiferencia y la falta de empatía.
Afortunadamente hay quienes intentan reconstruirlos y no es difícil cuando nos
percibimos como parte de un entorno, como elementos clave en medio de una
cadena donde reconocemos que toda persona es esencial para lograr un punto de
equilibrio. Las acciones que desempeñas en tu espacio tienen un impacto en tus
más cercanos, desde la horizontalidad, pero también en lo vertical.
Estamos en un punto donde la virtualidad nos permite inspirar a más personas,
contagiar ideologías, ¿Qué pasaría si comenzamos a compartir ideas más
conscientes? Si en vez de recomendar sustancias tóxicas viralizamos estilos de
vida más sanos, el trabajo colectivo y plataformas que verdaderamente
contribuyan a nuestro entorno. Si algo he aprendido de los personajes que
mencionaba al principio es que cambiar no es fácil, habrá quien se burle y pueda
considerarlo irreal, pero es algo necesario para que nos percatemos que no hay
imposibles cuando se cuenta con voluntad y se trabaja con conciencia.
Toda persona merece un espacio seguro, educación, oportunidades de
crecimiento, bienestar integral y la seguridad de que puede ir tras sus sueños.
Para lograrlo los tejidos y vínculos sociales que hacemos son fundamentales.
Seamos eslabones seguros para alguien más, comenzando con nuestros seres
más cercanos y si podemos extenderlo la fortaleza de nuestras redes será aún
mayor.

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