Eje Sur
Víctor Hugo Martínez
Una vez más las benditas redes sociales fueron escenario de actos perturbadores e irresponsables cometidos presuntamente por estudiantes de planteles educativos públicos y privados ubicados en la zona sur del estado, teniendo el común denominador la violencia, la inseguridad y las amenazas entre jóvenes y que a pesar del hermetismo guardado por las autoridades encendieron las alarmas.
El primer incidente fue en la facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, el segundo en el Instituto de Estudios Superiores de Tamaulipas y finalmente en el Colegio Americano, en los tres quedó de manifiesto el gran poder y lo que provocan los mensajes de odio en la aldea digital en donde existe una gran fauna nociva a la espera de hacer daño.
Se puede plantear el beneficio de la duda hacia la responsabilidad de los estudiantes, porque el anonimato es uno de los principales motores que impulsan este tipo de acciones, sin embargo es altamente probable que los alumnos en los tres casos sean los responsables directos, de haberse confirmado esta narrativa, salta la siguiente cuestión, ¿Ellos son los únicos responsables?.
El uso de la tecnología es algo necesario e indispensable para el aprendizaje, pero también tiene que haber una supervisión por parte de los padres de familia y aunque suene a un mensaje trillado desde hace unos años, se debe de vigilar lo que los hijos ven, el acceso de sus páginas y hasta donde sea posible ser sus guardianes digitales.
Lo anterior sin dejar a un lado la disciplina sobre la forma en cómo estudian, sean menores o mayores de edad, la responsabilidad y la educación empieza desde casa. Dejar a un lado el mal orgullo de ver que ya tienen o manejan las diferentes redes sociales, en donde están expuestos a los riesgos y también en donde dan rienda suelta a conductas nada positivas bajo el amparo de la oscuridad que ofrece el mundo digital.
Los hechos ocurridos no pueden ser minimizados o voltear la vista hacia otro lado, si bien los estudiantes son los primeros responsables al generar ese tipo de contenido, es obligación de padres de familia y autoridades educativas crear los mecanismos para evitar este tipo de conductas que por fortuna no ha tenido un desenlace similar como en otras partes.
