Tras el asesinato de los sacerdotes jesuitas, el arzobispo de Guadalajara José Francisco Robles Ortega, condenó la estrategia de seguridad del gobierno mexicano basada en “abrazos, no balazos“.
Lamentando el asesinato de los dos sacerdotes y el guía de turistas en Cerocahui, Chihuahua, el arzobispo señaló la gravedad de violencia en el país señalando que la gente del crimen no sabe de abrazos, ante la estrategia del Gobierno Federal de “abrazos, no balazos”.
«Esta gente, la que se dedica al crimen organizado, no sabe de abrazos. Por más que el Gobierno se los ofrezca, se los prometa y se los dé, ellos no entienden de abrazos, ellos solamente saben de balazos” dijo.
Aclaró que acabar con los abrazos no significa retomar los balazos contra el crimen organizado sino detener a los delincuentes y llevarlos ante la ley con un mensaje de no más inmunidad.
Por su parte el presidente López Obrador ha defendido su estrategia de “abrazos, no balazos” señalando los avances en la baja de homicidios y otros delitos, apuntando que si hay picos de violencia estos se deben a la desintegración de las familias y al abandono de los jóvenes, así como de gobiernos anteriores de no atender la inseguridad y permitir la complicidad entre funcionarios y delincuentes.