Juan Pablo «Loquito» García sabe que la vida es dura, el ex atlista toco la gloria como futbolista profesional, pero la vida se encargó de regrésalo al piso. Todo esto lo relata desde su viva voz el nacido en Guadalajara, Jalisco.
Hace ocho años sucedió su retiro, se fue de los campos con mucho dinero en su cuenta bancaria, y con muchas propiedades, tenia todo para vivir sin ninguna preocupación, pero, así como todo llego tan repentinamente, también todo se esfumo con el viento.
«El futbolista gana mucho dinero, cantidades que no dimensionas hoy, son millones los que ganas, son cinco o seis millones que ganas bien; esos millones se hicieron de agua, se pierden por incapacidades mías, por no saber qué hacer con tanto dinero. Cada que juntaba dinero, compraba un terreno, una casa, tenía unos 30 millones de pesos en casas y terrenos», comienza a relatar García en charla con TV Azteca Jalisco.
«Cuando eres futbolista, no eres agradecido, estás en una burbuja de ego, de vanidad, de pleitesía, de que yo soy don chingón, cuando la vida te aterriza y llegas con gente así (albañiles), que son seres humanos, te hacen ver cosas fascinantes. Llegas a entender que son gente bondadosa, muy trabajadora».
«Yo entré en la caída de tomar una botella de tequila diaria, era depresión, tristeza, debilidad, culpa, el por qué a mí, el autosabotaje, el chantajismo… llegó el punto en que mi mujer me dijo: ‘si vas a seguir así, ahí estuvo’. Ahí me cayó el veinte y encontré otra sanación, otra herida, y tuve que trabajar en alcohólicos anónimos», recordó el futbolista.
Juan Pablo García recuerda que en su época como jugador compró una casa de seis millones de pesos en Estados Unidos, por medio de una «paisanos» que fingieron ayudarlo, pero al final fue estafado y perdió el patrimonio; posteriormente, puso su constructora con su hermana, con quien tuvo diferencias, así que recibió un pago de un millón y medio de pesos como pago por su parte, dinero que se gasto como si nada.
