Se agotó el tiempo, ya no hay marcha atrás y el agua para consumo humano sigue escaseando.
No es un tema exclusivo de Africa o Europa; tampoco de Sonora, Guerrero o Chiapas; el estrés hídrico, es decir la falta de agua está en la frontera tamaulipeca y Nuevo León, se lo digo para que vaya haciendo conciencia.
En las Naciones Unidas tienen datos duros que lo van a espantar, se estima que de los 1400 millones de kilómetros cúbicos de agua en la Tierra, tan solo 200 mil kilómetros cúbicos representan agua dulce disponible para el consumo humano.
Pero lo anterior en versión huasteca, quiere decir que en la actualidad la presa Vicente Guerrero, en la cuenca Soto La Marina, en Tamaulipas, está a un 32 por ciento de su capacidad total, causando severas afectaciones a la zona frontera de Tamaulipas.
La gente de Nuevo Laredo, Guerrero, Mier, Miguel Alemán, Camargo, Díaz Ordaz, Reynosa, Río Bravo, Valle Hermoso y Matamoros no tienen suficiente agua para consumo humano, están batallando para sus quehaceres domésticos, no estoy hablándole del sistema de riego para el campo o consumo industrial para la maquila, no, señoras y señores, en Tamaulipas, en la frontera no hay servicio de agua garantizado y es porque le hemos pegado unas patadas salvajes al planeta Tierra.
Para solucionar el problema el Comité Técnico de Operaciones de Obras Hidráulicas de la CONAGUA en coordinación con el gobierno de Tamaulipas a cargo de Francisco Javier García Cabeza de Vaca y su homólogo de Coahuila de Zaragoza, Miguel Ángel Riquelme Solis, han determinado desde el primero de marzo y durante todo el mes el trasvase de 100 millones de metros cúbicos de la presa internacional Amistad a la presa Falcón, que colinda con Starr, Texas, Estados Unidos y Ciudad Guerrero, en Tamaulipas.
El asunto es que con esa maniobra que nos explicó detalladamente Pedro Granados Ramírez, Coordinador Estatal de Protección Civil, desafortunadamente no se resuelve el problema, ya que el estrés hídrico es de orden mundial, se trata de un descuido humano de manera global.
Me reitero, la crisis está en la zona frontera de Tamaulipas con Texas, pero preste atención, en la Cuenca Río Bravo, las presas Falcón y Amistad, esas que están desfogando 40 metros cúbicos por segundo desde el primero de marzo, están a un 33 y 16 por ciento de su capacidad respectivamente, es decir, se están realizando acciones emergentes pues una operación normal hubiera sido que la presa Vicente Guerrero trasvase el agua a la Falcón, y hoy, en este 2022 no fue así y todo por culpa de los seres humanos que estamos maltratando nuestra casa, el planeta Tierra.
Marzo de 2022 y estamos hablando de casi el 60 por ciento de la población tamaulipeca la que tiene problemas de abasto de agua para consumo diario, pero mañana que la seca, la temporada de estiaje y el desperdicio por las fugas y fallas en el Sistema Lagunario del Río Tamesí, vuelvan a hacerse presente la crisis humanitaria se agudizará y no habrá reloj que regrese el tiempo atrás. Es grave, se llama estrés hídrico.
En la intimidad… Por cierto el que le anda poniendo ganas a la concientización en el cuidado del agua es Jorge FEderico Rivera Schotte, gerente general de la COMAPA Zona Conurbada Tampico.
El jueves en su cuenta de twitter @JRiveraSchotte difundió una infografía relacionada a la huella hídrica, indicador que define el volumen total de agua que consume un individuo, de aplica también por sectores económicos y/o hasta las empresas pueden aplicarlo entre su dinámica laboral; el asunto es que peligrosamente nuestro país México consume 1 mil 978 metros cúbicos, superior al promedio mundial que oscila en mil 385 metros cúbicos.
No olvide que gota a gota, el agua se agota.
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@dect1608