Según un estudio, cabecear el balón podría resultar peligroso en uno de los deportes más famosos del mundo. Con la participación de 89 jugadores profesionales en Noruega, se comprobó que dicha acción puede llegar a cambiar los patrones sanguíneos en la zona de la cabeza.
De acuerdo al estudio realizado en aquel país, tanto la repetición de los cabezazos, como los golpes accidentales en el futbol, provocan cambios en los patrones sanguíneos del cerebro. De igual manera se descubrieron «alteraciones específicas» en los niveles de microARN en el cerebro.
¿Qué es el microARN? Estas son moléculas que ayudan a regular la expresión génica, a través de las cuales las instrucciones del ADN se convierten en productos, como proteínas, en los fluidos corporales. Estas pueden ser utilizadas para la temprana detección de lesiones cerebrales.
Los científicos que participaron en la investigación tomaron muestras de los jugadores después de impactos accidentales en los partidos y después de sesiones de entrenamiento especializadas. El resultado demostró que, además de potencialmente detectar una lesión cerebral, el número de microARN también puede determinar la gravedad de la lesión.
La intensidad de los cabezazos dentro del futbol es un tema que ha estado en conversación durante los últimos años. Incluso, la Premier League implementó la regla de limitar a 10 cabezazos «de mayor fuerza» en las sesiones de entrenamiento con la intención de salvaguardar la integridad de los jugadores.
