El partido de ida del clásico capitalino presenció algo jamás pensado esta temporada; el estadio olímpico de C.U tuvo sobrecupo. Las tribunas del Universitario colapsaron ante el llamado de la afición auriazul, siendo un rotundo éxito, llenando su casa para hacerla pesar ante el acérrimo rival.
No cabía ni un alfiler en las gradas de CU, y los aficionados tuvieron que quedarse a observar el partido en los pasillos y escaleras del inmueble haciendo un caos el flujo de las personas. Sobre la hora del partido, las entradas al estadio comenzaron a tener largas filas para el acceso de los aficionados, inclusive, ya comenzado el partido seguían las olas de gente en las inmediaciones del estadio.
Por ello, las autoridades del estadio en conjunto con los elementos de seguridad que controlan el ingreso tuvieron que acercarse a las filas para cortar los boletos y de esa forma tratar de agilizar la entrada. Sin embargo, dentro del estadio, algunos de los túneles se atoraron debido a un embotellamiento de los aficionados ya que no había lugares, la única zona donde se veían algunas áreas despejadas era en la tribuna baja de la cabecera que se destina para la afición visitante.