Después de los lamentables, terribles hechos del pasado domingo en el que un cocodrilo de la Laguna del Carpintero atacó a una mujer que imprudentemente lavaba su ropa a la orilla del cuerpo de agua, invadiendo su hábitat, muchos se concentraron en el destino del animal que fue capturado, y pocos en si la víctima tenía familia o su completa identidad y procedencia. Otra cosa lamentable.
Hubo quien calificara al cocodrilo que atacó a la mujer como peligroso, (como si el resto no lo fuera) e incluso pretendiera achacarle ser responsable de otros ataques.
Otros pensaban realizar manifestaciones pacíficas para proteger a «Juancho», pero no pensaban en una manifestación para que la sociedad y gobierno se una para la atención de las personas en condición de calle, muchos de ellos con problemas mentales, proveerles un espacio para su aseo, análisis psiquiátrico, un lugar donde dormir, alejarlos del riesgo de tener que bañarse o lavar su ropa en la laguna. No, «Para eso está el DIF y el Gobierno», dicen.
Por este y por otros casos de ataques anteriores, la mayoría relacionados con personas en condición de calle, es que resulta necesaria la vigilancia en el Parque Laguna del Carpintero, que cada vez es más visitado por locales y foráneos.
La extensión aproximada del parque es de 90 hectáreas en área de tierra, esto contando las áreas rehabilitadas y las zonas arboladas y manglar, en donde también se tiene contemplado la construcción de corredores o pasillos para la contemplación de la flora y fauna.
El desarrollo turístico del parque, tendrá un alcance exponencial
en cuanto al número de visitantes que se dispersarán en esas
90 hectáreas, todas ellas propiedad de los cocodrilos de la Laguna del Carpintero.
De igual forma en el plan de renovación de la laguna, se encuentra que el malecón rodeé el perímetro del cuerpo de agua, mismo que actualmente ya cuenta con tres tramos, el primero que es del recinto ferial al puente de las artes, el segundo es el propio puente de las artes y el tercero del puente a la rueda de la fortuna.
Otros cinco tramos serán de la plaza principal del parque al Canal de la Cortadura y de la Escuela Náutica hasta el recinto ferial, siendo poco más de 3 kilómetros de extensión.
El desarrollo turístico del parque, tendrá un alcance exponencial en cuanto al número de visitantes que se dispersarán en esas 90 hectáreas, todas ellas propiedad de los cocodrilos de la Laguna del Carpintero, por lo que será necesario una permanente vigilancia en cada punto para evitar que alguna persona sea atacada por alguno de los cientos de saurios que habitan en el lugar.
Ante esto podría retomarse el tema de la «Policía Turística», que deberá ser independiente a las corporaciones de Tránsito o de Policía Estatal, capacitada y sobre todo suficientes elementos para cubrir la extensión total de parque en su momento.
Elementos que puedan cubrir cierto espacio, utilizando vehículos para moverse y con equipo de radiocomunicación para estar en contacto entre ellos y una base de coordinación.
No solo serviría para advertir a los paseantes de las zonas más peligrosas del parque, por posibles ataques de cocodrilos, sino también para controlar a los comerciantes ambulantes, mantener la seguridad por robos, el cuidado de las áreas, la protección a la flora y fauna, entre otros.
Las autoridades locales, tienen la oportunidad de iniciar pronto la contratación de personal y establecer una logística de vigilancia pensada en la seguridad de los ciudadanos como una inversión y no en el presupuesto como un gasto.
Ignacio Colin D.
23 junio, 2021 at 22:04
La idea es bena donde haya grupo de seguridad para separar fauna y humanos ya que si tienen encuentros son de lamentar, si la gente de calle la autoridad debe de ayudarlos y canalizarlos, los animales no tienen la culpa de nada, es mas tienen que regresar al cocodrilo que sacaron, gracias por su atencion.