Es correcto, hoy es el día de las madres. Pero hace 30 años se firmó en Windhoek, Namibia, al suroeste de África, la Declaración de Windhoek que destacaba al periodismo como base de la democracia, y fue así como dio origen a la creación del Día Mundial de la Libertad de Prensa a celebrarse cada 3 de Mayo desde 1993.
Desde entonces, el mundo de las comunicaciones ha evolucionado de manera acelerada, es por ello que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), decidió volver al origen y desde el suroeste africano eligió este año el tema “La información como un bien común” haciendo énfasis en la importancia que esta tiene para todas las personas como un bien de y para todos.
Si el internet vino a revolucionar el manejo de la información, la pandemia por Covid-19, desató la histeria consumista en el mundo. Primero el Papel higiénico, se agotaba en los supermercados como el pan recién salido del horno; luego los medicamentos “relacionados” con la cura del Coronavirus como la ivermectina, fueron rapiñados de las farmacias; los tanques de oxígeno para salvar la vida de los pacientes fue otra muestra de la histeria humana; y desafortunadamente ese consumismo histérico bajó de lo global a las regiones de todos los países del mundo.
En Tampico, Tamaulipas, pegado al Golfo de México por una crisis en el Sistema Lagunario del Río Tamesí, que abastece de agua dulce a la población sudtamaulipeca como del norte de Veracruz, cientos de personas parados en la ignorancia ya provocaron el desabasto de agua potable, no hay agua para beber en más del 50 por ciento de la localidad, y todo porque gracias al Internet, las noticias falsas están a la orden del día.
Este es tan sólo un ejemplo muy regional de lo que pretende combatir la UNESCO, porque esas pequeñas crisis de información zona por zona desatan el caos mundial.
Visto desde la óptica de la Directora General de la UNESCO, Audrey Azoulay de manera más general, desde 1991, todo el juego ha cambiado. Internet y las redes sociales han abierto nuevas oportunidades increíbles, pero también han creado grandes desafíos, debido al acceso desigual a la tecnología, los bloqueos de internet y la propagación de desinformación y discursos de odio.
El panorama de los medios de comunicación ha cambiado por completo: algunos medios están prosperando, pero muchos están luchando contra grandes molinos de viento, y la pandemia lo ha puesto de manifiesto.
El asunto es claro, y lo encontramos en un documento de LatAm Journalism Review (LJR). Treinta años después, debemos hacer un balance de estos cambios y proponer un camino a seguir.
Para eso se ocupa de la responsabilidad de todos. Responsabilidad en la información y en la lectura y no difusión de contenidos falsos o de lo contrario no habrá marcha atrás y el mundo será aún más caótico.
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