La décima economía más grande entre las naciones del mundo no es propiamente un país entero, sino una entidad con una estrella solitaria.
Me refiero al estado de Texas, Estados Unidos; un poderoso vecino de México que se declaró dispuesto a seguir cuidando y procurando ser el mejor destino para los negocios; no a lo bobo levantó todas las restricciones sanitarias a principios del año, con eso comenzó a recuperar los empleos y en marzo activó nuevamente la Operación Estrella Solitaria para reforzar y garantizar la seguridad de la frontera con los mexicanos, combatiendo así a los traficantes de personas, drogas y armas, esto como escudo ante el libre paso migrante por México.
El gobernador de Texas, Greg Abbot, y el presidente Joe Biden, no han encontrado muchos puntos de acuerdo en las políticas migratorias, y el último pico entre estos dos involucra directamente a México.
Abbot, envió una carta a Biden pidiéndole declarar a los cárteles de la droga mexicanos como organizaciones terroristas, un tema que rememora el noviembre de 2019, cuando los republicanos hacían referencia a su patio trasero en llamas o suponían la intención de intervenir para desaparecer a los narcos de la faz de la tierra.
Greg Abbot, de 63 años de edad, es el gobernador de Texas que escribe fuerte al presidente norteamericano; es un católico republicano en silla de ruedas desde su juventud por un accidente sufrido, tiene un hija adoptada y está completamente en contra del aborto.
“Los cárteles de la droga mexicanos contrabandean narcóticos y armas a los Estados Unidos, obligan a mujeres y niños a tener relaciones sexuales y tráfico de personas, y asesinan a personas inocentes.
Estos cárteles son organizaciones terroristas extranjeras; Biden debe tomar medidas inmediatas para designarlos como tales.”, escribió Abbot en su cuenta de twitter la mañana del jueves, en donde difundió la carta enviada a Joe Biden y Kamala Harris.
¿Preocuparán más estas intenciones gringas al gobierno de México que a los traficantes?
Seguramente también los texanos y centros de operaciones de tantas empresas mundiales instaladas en el estado de la Estrella solitaria muestran preocupación por la política mexicana.
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