La aparición del abogado Diego Fernández de Cevallos, entre muchas otras cosas, significa también que la política en México se quedó estancada e inicia un revanchismo mortal.
El panista de 80 años de edad, recién estrenado en la arena luchística favorita del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, aparece en un momento difícil, sin referirse propiamente a lo complicado que está siendo sostener al país ante un fallido Gobierno de la República ni porque Estados Unidos bombardeó a Siria o porque la pandemia por Coronavirus cumplió un año de sometimiento al mundo y parece no quitarnos el pie del pescuezo, no, por nada de eso; lo digo porque la humanidad atraviesa un momento de escasez en la formación cívica y ética, y el longevo abogado quiere convencer a los jóvenes de una generación que desconoce y perdió las formas.
“A partir de ahora me encontrarán todos los mexicanos, pero especialmente los jóvenes en las redes sociales”, así lo dijo textualmente el ex candidato presidencial del Partido Acción Nacional (PAN), en 1994.
El retroceso. Desafortunadamente un 23 de marzo fue asesinado Luis Donaldo Colosio Murrieta, en aquel tiempo la oposición del sistema presidencial eran por el PAN, Adalberto Rosas López, Javier Livas Cantú y Fernández de Cevallos, quien finalmente ganó la candidatura a la presidencia de los blanquiazules, y suponía que se iba a enfrentar a Colosio, pero fue ultimado a balazos en Tijuana.
Hoy entre tantos funcionarios federales que casualmente quedaron huérfanos tras el asesinato de Colosio, regresa el jefe Diego, quiere la revancha, quiere vencerlos, sólo que ahora sus adversarios están en Morena y él aunque se lea raro, buscará trascender cautivando a los jóvenes, convenciéndolos de que tienen en sus manos el destino de México, su propio destino y del mundo, siendo el presente, un momento trascendente, peligroso y con grandes desafíos.
Luchar con valor, hacer el esfuerzo, reír y vivir con decencia, ese es el exhorto central de Diego Fernández, un octogenario que se dirige a los jóvenes desde Twitter; a esos chavos que parece lo menos que quieren es luchar, esforzarse y sufrir tantito para trascender; la tarea no va a ser fácil para el jefe Diego, lo triste es que los mismos que estuvieron disputándose a México hace 27 años, son el referente del presente; en aquellos años no temblaba la mano para decidir matar o dejar vivir a un candidato presidencial.
Andrés Manuel López Obrador y Porfirio Muñoz Ledo, militaban en el PRD; Manuel Bartlett y Marcelo Ebrard, al servicio del PRI; y hasta el mismo Diego, estaba activo hace 27 años, en 1994 justo el año en que mataron al político más popular de México.
1994 fue un año en el que la juventud de Andrés Manuel reclamaba elecciones “libres y justas”, según el relato escrito en su libro: «Entre la historia y la esperanza». 1994 fue el año del ingreso de México al TLC de América del Norte, pero también del alzamiento zapatista en Chiapas. 1994 fue el año del «error de diciembre». 1994 fue el año del despertar mexicano. Fue 1994 uno de los más agitados en la historia reciente del país. Un año que queremos en el olvido, no en el presente.
davidcastellanost@hotmail.com
@dect1608