El histórico acoso laboral y hostigamiento al que es sometido el personal médico del Hospital General de Zona Número 11 del IMSS en Nuevo Laredo, Tamaulipas, se ha denunciado desde que el expresidente Enrique Peña Nieto, nombró a Mikel Arriola Peñalosa, como Director General del Instituto; fue un títere y todo solapó durante su gestión.
Los conflictos continuaron ante los ojos y oídos sordos de Tuffic Miguel Ortega, pero con la llegada de la Cuarta Transformación y tras la renuncia de Germán Martínez, el asunto subió de tono hasta llegar a las amenazas de muerte sin que Zoe Robledo, actual Director General del Instituto Mexicano del Seguro Social, haga algo al respecto.
El cambio de régimen gubernamental pintaba esperanzador, sin embargo, las cosas han empeorado con el paso de los años. En la actualidad los zopilotes sobrevuelan los hospitales del IMSS por los miles de cuerpos en descomposición a causa del Covid-19; pero también en espera de que un médico o enfermera sea la víctima mortal del cruel y sanguinario proceder del tridente maligno conformado por los médicos, Alejandro Soto Villa, director del Hospital General Núm. 11 en Nuevo Laredo; Marcos Daniel Enríquez Sánchez, Dir. De la Unidad de Médica Familiar Núm. 76 , quien particularmente tiene al menos dos denuncias por amenazas de muerte ante la Fiscalía General de la República (FGR), y Ricardo Manuel Obeso Treviño, encargado de la cartera de Control y Calidad, de la Sección X del Sindicato Delegación Tamaulipas.
Desde hace media decena de años, las y los enfermeros, doctoras y galenos del Hospital General de Zona Número 11, del IMSS en Nuevo Laredo, han denunciado estas tropelías; incluso, la corrupción cobija al Oncólogo, Eduardo Rodríguez Balderas, un médico que suma varias denuncias por amputación de seno por error en el diagnóstico, así como malos tratos y hasta cobros excesivos en su clínica particular, a donde los lleva bajo amenazas luego de diagnosticarlos en el HGZ Nº11. Pero eso no es todo, solapado por el tridente maligno, cobra en el IMSS, sin asistir para irse como oncólogo particular a Monterrey, Nuevo León.
El maltrato al personal, como a los pacientes, sin dejar de aprovechar la oportunidad del huachicoleo de medicinas y equipo médico, así como las constantes denuncias por negligencia médica ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, oficina Nuevo Laredo, son los gallardetes que presumen estos médicos: Alejandro Soto Villa, Marcos Daniel Enríquez Sánchez, y Eduardo Rodríguez Balderas, sin olvidar la mención del protectorado sindicalista a consideración de Ricardo Manuel Obeso Treviño, quien vive interesado por quedar bien con el tridente corrupto y corruptor, en lugar de proteger a sus mismos compañeros.
Los años pasan, las amenazas de muerte vienen en aumento, el miedo y temor del personal médico, altera su vida cotidiana y lo único que les queda es depositar la confianza en el presidente Andrés Manuel López Obrador, para que haga algo al respecto.
La confianza es ciega, pero vida solo hay una, y estos doctores pareciera que tienen impunidad y dominio de la Dirección General del IMSS, para hacer lo que ellos quieran, no solo con el recurso del pueblo, sino también con la vida de los pacientes y el personal humano del Hospital General Número 11 del IMSS en Nuevo Laredo, Tamaulipas, sin que exista alguien que vele por el humanismo y la paz laboral que añoran las enfermeras, doctoras y doctores, del IMSS Delegación Tamaulipas.
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